Το καλύτερο σκέιτερ στον κόσμο

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Μισώ, ' αγαπώ, μισώ την αγάπη σας. Το θέλετε, χρειάζεστε... Ποτέ δεν θα το

(La canción es la que Yuuri patina. Pueden ponerla si gustan, no es opcional) Aclaro que las canciones no las pondré, porque hace más de un año que leí el fic y no recuerdo las canciones.

Yuuri estaba en una etapa de depresión y locura.

Hace dos semanas que Viktor se había ido, dos semanas donde lo asaltaron con toda clase de preguntas que él contestaba cortante.

"— Nikiforov y yo no tuvimos, tenemos ni tendremos algo. Ya sea en cualquier tipo de relación"

Pero aun cuando se mostraba indiferente ante el público. Por dentro estaba muriendo, literalmente, no sabía cómo estaba viviendo si su corazón estaba a miles de kilómetros con la persona que había admirado desde niño y con el tiempo se había enamorado.

— Yuuri la cena esta lista —escuchó como su madre le llamaba desde el otro lado de su habitación—. Te esperamos abajo.

Se desparramo en el sillón, su familia lo había apoyado en cuanto llegó a la casa. Sabían lo doloroso que había sido la despedida de Viktor, pero nunca habían preguntado que había sucedido y Yuuri se los agradecía en silencio.

Aún estaban frescas las noticias de hace una semana.

"— En vivo y en directo desde Rusia. Viktor Nikiforov es oficialmente el entrenador de Yuri Plisetsky. Al parecer su relación con Yuri Katsuki por fin se ha roto ¿habrá pasado algo entre ellos? Viktor se ve muy entusiasmado y alegre..."

Había apagado la televisión antes de que aumente más su dolor. Más entusiasmado y alegre, nunca se había dado cuenta que Viktor estaba apagado ya en sus últimas actuaciones.

Claro, con Yurio tiene más variedad para patinar que yo... yo sólo soy Eros —pensó. Se levantó y a paso lento se dirigió a la mesa donde todos estaban ya comiendo—. Perdón por llegar tarde.

La cena transcurrió sin ningún contratiempo, hablando de todo pero a la vez de nada relevante para él. Su mente vagaba hacía recuerdos tal lindos pero ahora tan dolorosos.

Había prometido olvidarlo pero podía hacerlo, le dolía que mientras más intentaba hacerlo más sé le metía en la piel. Patinar ya no lo encontraba divertido, ya sentía que su pasión hacia el baile sobre hielo se había esfumado junto con Viktor ¿que haría ahora? No lo sabía en absoluto, ya no podía ir a lugar donde había visitado con Viktor porque amenazaba con romper a llorar. Desde hace dos semanas que no había llorado y no pensaba hacerlo por Viktor pero a cambio de eso sentía que se estaba ahogando en sus emociones retenidas.

Un anciano una vez le dijo que guardarse los sentimientos tanto buenos como malos no era bueno para la mente ni para el cuerpo, cosa que ya se le estaba notando; se veía más delgado y con unas grandes ojeras que afortunadamente los lentes se las tapaban, apenas tenía ánimos de comer y se estresaba con facilidad. Debía sacar lo que llevaba a dentro pero ¿cómo? Solo derramaría lágrimas sin sentimiento, solo sacaría el dolor. ¿Cómo sacar los sentimientos que lenta y tortuosamente lo estaban consumiendo?

Las palabras lo torturaban "Las promesas están para romperse", "Se ve muy entusiasmado y feliz". Estúpido Viktor que no pensaba en sus sentimientos.

Necesitaba despejar su mente. Termino rápidamente la cena, se fue corriendo a su habitación donde se cambió de ropa, cargo una mochila y se puso los audífonos.

— ¡Regreso al rato! —gritó y sin esperar una respuesta salió corriendo a donde quiera que lo llevaran sus piernas—.

Corrió durante un largo rato y sin darse cuenta estaba en la entrada del Ice Castle; lo contemplo un largo rato decidiéndose si entrar o no. Se dio la vuelta, iba a regresar por donde vino pero una extraña fuerza lo estaba atrayendo hacía la pista.

Mil Dioses Mil Caras #VIKTURIWhere stories live. Discover now