El azabache se observo frente al espejo, mientras le dedicaba una mirada a su sonrojado rostro, ardía de los nervios. Abrió el grifo, mojándose en totalidad la cara, intentando apagarla, parecía estar en llamas.
Estaba más que estupefacto con lo ocurrido anteriormente, pero preferiría olvidarlo, de todos modos Stan estaba borracho y no "recordaría" absolutamente nada al día siguiente.
Decide inundar sus pensamientos que involucraban al ojiazul, abriendo la llave de la bañera, llenándola en su totalidad, nada mejor que la relajante agua caliente en su cansado cuerpo.
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Una vez dentro de la amplia bañera, Craig decide relajarse y sumergirse en la ardiente agua mezclada con las sales de baño, aunque sus anteriores pensamientos volvieron a surgir, pero mucho peor.
¿Qué hubiese ocurrido si él no lo paraba a Stan? Una pregunta clave se formuló en su mente, mientras sin pensarlo una mano recorrió todo su pálido pecho, acariciándolo levemente, su mente le jugaba de manera perversa, con la imaginación de su lado, solamente podía recrear miles de escenas con Stan y el de protagonistas.
Vagamente sus manos se digirieron en dirección a su cuerpo, con su diestra se tocaba levemente su botón, apretándolo, mientras un jadeo —suave se escapaba de sus labios.
—S-Stan—Gimoteo en voz alta cuando toco bruscamente su erección, moviéndola con fuerza.
Solamente en su mente se reproducían miles de imágenes de ambos, su mente recreaba tantas cosas indecentes, tan deseadas para él. Sus manos recorrían en totalidad su despierto miembro.
El menor estaba tan sumergido en su burbuja placentera, que ni se había percatado de que tenía un espectador, observándolo muy concentrando, tampoco había notado que la puerta de había abierto, mientras el calor bullía por todo el cuarto de baño, el aroma a canela y miel reinaba en la susodicha habitación. Stan se había quedado tan atónito con aquella escena de su compañero masturbándose, tocándose, mientras gemía su nombre. Simplemente nadie podía resistirse ante esa imagen tan placentera.
Craig mordió su labio con intensidad, cuando volvió su mano a su erección, mientras que de sus labios los gemidos aumentaban en totalidad, Stan se sentó en el borde de la bañera, tocando sin prudencia su delicada piel, admirándola en todo su esplendor. Observaba la expresión tan excitante de su compañero, jamás lo había visto envuelto en una situación tan comprometedora, pero ¿Qué podía decir al respecto? Era algo que no le molestaba, es más, quería aprovechar y ayudarlo, antes de que su cobardía regrese.
Su mano se posó sobre la mano del chico, mientras la quitaba lentamente y comenzó a mover la suya, arrancándole un jadeo de sorpresa.
— ¿S-Stan?—Fue lo único que pudo formular, ya que luego solamente salían incoherencias y gemidos de sus labios, de sus bonitos labios. — ¡Ah!
Hecho su cabeza hacia atrás, mientras la fría mano de su amante se movía con fiereza en su pene, masturbándolo sin piedad alguna. Ambos mantenían contacto visual, algo simplemente tentador para Stan, dirigió su rostro al del menor, volviendo a unir sus labios con los suyos, en un intento de acallar esos dulces sonidos, pero era imposible para el azabache, estaba tan sumido en sí, que no tenía cordura en esos momentos.
— ¿Así que soy el servidor de tus perversos pensamientos, Craig?—Pregunto muy cerca de su rostro, tentándose a morder el lóbulo de la oreja del contrario. —Muéstrame todo lo que tienes.
El tono de voz de Marsh en esos momentos era prácticamente ronco, esa situación lo estaba volviendo más que loco.
"Si supieras lo mucho que te amo" Pensó Marsh, pero no se atrevió a decírselo.
No mientras estuviese borracho, en aquellos momentos solamente quería estar en lo más profundo de Craig.
