I

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Y estaba un día más ahí, tumbada sobre aquel césped, preguntándose una vez más cómo seguir sin ella.

Mirando al cielo y recordando todos los momentos que habían vivido.

Y es que nunca quiso esto, pero una vez puso un pié en su vida, no supo frenarla.

Y es que durante un tiempo se mantuvo fría, pero no pudo evitar enamorarse de ella.

Ella, que había trastocado su vida a su antojo, haciéndole sentir querida, especial, enseñándole cómo es amar.

Pero nunca le dijo cómo llenar aquel vacío que ella misma había dejado.

Su mirada se desvió hacia una estrella de aquel cielo nocturno.

No tenía nada de especial, es más, no era la más brillante, de hecho, era un pequeño punto apartado del resto, pero para ella era perfecta.

Porque le recordaba a sí misma.

Y es que, al fin y al cabo, ella también estaba sola, apartada.

Cerró los ojos, acordándose de las palabras que le dedicó la pelinegra una noche cualquiera.

-¿Qué miras?- preguntó la de Elche acurrucáncose junto a su ¿amiga?

-Aquella estrella.- respondió ésta, señalándole una estrella cualquiera.

O eso pensaba Alba.

-¿Sabes? Yo creo que es preciosa, como tú.- le dijo Natalia, apartando la mirada del cielo, pero sólo para mirarla a los ojos. Esos ojos brillantes que hacían que Alba se derritiera cada vez que los miraba.

No contestó, sólo miró al cielo, más concretamente, a la estrella que ella le había señalado.

La pelinegra continuó hablando, sabiendo que la otra chica le escuchaba atentamente, pero sin saber lo profundo que iban a calar aquella palabras en ella.

-Si alguna vez me echas de menos, sólo tienes que mirar arriba, busca una estrella, mírala, y ten la certeza de que, en algún lugar, yo también la estoy mirando. De esta manera nunca estaremos separadas realmente.

-¿Y cómo sé que tú también la estás mirando?

-Lo sabrás, no tiene explicación, sólo se sabe.- afirmó Natalia, sonriendo.

Volvió a abrir los ojos y a fijar la mirada en aquella estrella, pero no notó nada.

Y es que hacía ya un tiempo que esa sensación había quedado como un mero recuerdo.

Quizá lo mejor era pasar página y seguir adelante.

Natalia ya lo había hecho, lo hizo el mismo día que se fue, dejándola sola, dejándolos a todos.

O eso creía Alba.


*Hola, bueno, esto sólo es algo que se me ocurrió el otro día y decidí escribirlo. Esta historia no tiene nada que ver con la realidad (la academia etc)

Este capítulo es un poco confuso, pero es el primero, a lo largo de los siguientes capítulos se irá explicando todo un poco.

Espero que os guste, y ojalá le deis una oportunidad a mi historia ✨🖤

stars -Albalia-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora