Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Mi nombre es Wyatt Silvers y soy un vampiro. He sido un vampiro durante la mayor parte de un centenar de años.

Pensé que el día en que me convirtieron en uno sería el último en que mi vida experimentaría algún cambio. Nunca me hubiera imaginado que mi vida cambiaría una vez más y esta vez para mejor.

Mira, odio ser un vampiro. Hubiera preferido morir en lugar de convertirme en uno. Mi voluntad murió esa noche para hacer lo que este monstruo dentro de mí quiere.

Aún lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer. Llegaron de la nada y barrieron con las personas tan rápido como un suspiro abandona el cuerpo. En cuestión de minutos, habían matado a más de veinte personas simplemente por deporte, sin intención alguna de detenerse.

Aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de estar en el lugar correcto en el momento adecuado encontramos refugio, nos escondimos en ellos, nos refugiamos en la esperanza de que los monstruos que estaban matando a nuestra ciudad se fueran, y estuviéramos a salvo.

Por suerte, era uno de los afortunados que trabajaban en el campo junto a un granero, allí me refugié. Tenía que hacer algo, aquel pueblo era mi hogar, su gente mis amigos. Estaba bastante asustado, empero los gritos de mis vecinos me dieron el coraje suficiente para enfrentarlos. Necesitaba protegerlos a todos, así que fui a una pared donde guardábamos todas las herramientas.

Comencé a revisarlas en busca de algo que me permitiera atacar y defenderme sin necesidad de estar cerca de uno de ellos. Estaba a punto rendir mi búsqueda para armarme con un hacha, cuando vi algo brillante sobresaliendo detrás del soporte. Me acerqué y sentí algo cortarme el dedo, me di cuenta de que fuera lo que fuera, estaba envuelto en un trozo de tela. Probablemente se trataba de la nueva herramienta agrícola que Blacksmith había presumido haber hecho. Era extremadamente afilada y liviana, lo que la convertía en una herramienta perfecta para la cosecha de maíz. Quité la tela y aprecié que tenía una hoja curva con un largo mango de madera. Si esto no mataba a ninguno de ellos, no tengo la menor idea que cosa sí podría.

Justo cuando estaba a punto de escabullirme fuera del establo, oí que la puerta abrirse, mi cuerpo se entumeció ante el pánico, sabía que tenía que moverme pero no podía mover los pies. Para mi alivio, quien entró fue a una de las niñas del pueblo, su rostro estaba pálido, amargas lágrimas corrían por su rostro. Dejé escapar un suspiro de alivio y me acerqué a ella, era la hija del herrero.

- ¿Qué le pasó a tu papá?" pregunté recostándome junto a ella, el arma todavía en mis manos.

- No sé dónde está, él estaba tratando de que mi madre y yo estuviéramos a salvo. Nosotros tomamos diferentes caminos, tengo miedo de que pueda estar herido. Coloqué mi mano en su hombro-. Ella comenzó a llorar de nuevo

- Shhhh está bien pequeña, quédate aquí donde sea seguro yo iré en busca de tu madre y padre. Ella asintió y halló un escondite donde nadie pudiera verla. Con un último y tranquilizador asentimiento a la niña, apreté la mano alrededor de la guadaña y salí por la puerta.

Me escabullí por la esquina del granero y vi a uno de ellos, una mujer rubia de aspecto juvenil. Con sus dientes destrozaba el cuello de nuestro panadero. Me horroricé por lo que estaba viendo y supe que si no hacía algo el panadero moriría, reuní coraje y fuerzas, respiré hondo, me colé detrás de ella, saqué la guadaña y corté su cabeza, esta cayó contra el piso. El panadero se desplomó sobre el suelo cubriendo la herida en su cuello. Me quedé perplejo, ya que no podía entender cómo un hombre adulto, uno que se mantuvo fuerte y en forma, podría haber sido dominado tan fácilmente por una mujer.

La mordeduraWhere stories live. Discover now