Advertencias:Contiene información de Seis de cuervos y Reino de ladrones, por lo que si no has leído ambas entregas te puedes encontrar con detalles que te arruinen las sorpresas de la lectura.
El trato es el trato
Parecía incorrecto entrar en la habitación de su padre. Se sentía aún más incorrecto pensar siquiera en utilizarla, incluso si era el único cuarto de la casa que tenía una cama lo suficientemente amplia como para albergar cómodamente a dos personas. El pensamiento de compartir lecho con el chico de ojos grises había encendido sus mejillas con más rapidez que al agitar la luz de muerto y eso que no había sido uno inducido por la voz barítono de Jesper, sino uno propio.
Sabía bien que su cuarto estaba fuera de las opciones, la última vez que había estado ahí con Kaz tras haberse escabullido por una de las ventanas había sido imposible no notar que sus cosas ya no estaban en su lugar y que su antigua habitación ahora estaba convertida en el paisaje ideal de un navegante. Todo parecía acomodado para el nuevo retoño de su padre que vendría a borrar el fracaso del primogénito y estaba más que claro que ni él ni Jesper cabrían en la cuna, aunque claramente era una opción mucho más agradable que las tumbas donde solo días antes habían dejado sus sueños. Como fuese, su habitación ya no existía y, por lo tanto, no podría utilizarla.
Quería pensar que ya no le dolía pensar en ello, pero era como una espina que punzaba al menor roce cuando ya habías olvidado de que estaba ahí. Las palabras de su padre en la isla antes de hacer estallar la embarcación y luego las que le dedicó antes de ser arrestado hacían eco en su cabeza cada vez que el silencio llenaba el lugar donde se encontraba. Agradecía que Alys viviese sumergida en su propio mundo, tan perdida en su mente que ni siquiera había llegado a enterarse de que nunca fue la intención de Jan mandarlo a una escuela de música y ahora que ya no estaba, agradecía que no hiciera más preguntas sobre el paradero de su propio marido al cual todavía no fijaban siquiera la fianza, una que no sabía realmente si pagaría.
Dejó ir el pomo de la puerta de su padre antes de siquiera intentar abrirla, arrastrando sus pies hasta una de las dos habitaciones de invitados que pidió más temprano a los sirvientes arreglar con sábanas limpias, todavía sintiendo extraño el volver a tener el poder de la campanilla. No seguía siendo el niño inútil que llegó al barril con algunos pocos kruge en los bolsillos, el que la primera noche lamentaba no poder pedir un té para calentarse. No tenía sentido negar que había extrañado tener un techo firme sobre su cabeza sin tener que estar mirando a la puerta por si alguien decidía entrar a asesinarlo, algo que ahora pensaba debía agradecer a Kaz. Ahora el imperio de su padre era suyo y con inteligencia, un poquito de ayuda con los documentos y bastante suerte, pretendía que fuese aún más grande y fuerte, pero sin las malas prácticas de Van Eck de por medio.
Incluso si sus costillas habían sido recompuestas por un medik solo algunas pocas horas antes, seguía sintiendo dolor donde había recibido algunos buenos golpes de los Indeseables, lo que dificultaba el andar de arriba abajo por las escaleras. Tenía que dejar de deambular por toda la casa como si esta fuese a desaparecer súbitamente e ir de una vez a buscar un merecido descanso, pero se sentía todavía como un sueño estar de regreso, con las manos más llenas que nunca y todo gracias a los chicos perdidos de Ketterdam, así que era difícil quedarse simplemente quieto. Casi parecía que se había contagiado de la energía nerviosa de Jes.
Jesper.
En su pecho seguían cálidas las palabras que el kaelish concedió a Jan Van Eck antes de que se lo llevaran a rastras, la promesa que no parecía una en ese momento y que no habría obligado a cumplir, pero que luego en el salón de música fue repetida. Permanecerían juntos, ya no por el equipo, no por ser el plan de emergencia de Brekker, ni por su apellido o sus habilidades con los elementos químicos, por recuperar el dinero que les debían, tampoco por la captura de uno de ellos. Esta vez era una elección de ambos, una que incluso pasaba por encima de los millones de kruge depositados en su cuenta que salvarían la granja del señor Fahey y que, además, le daban la posibilidad al moreno de ir al lugar que deseara.
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El trato es el trato
FanfictionCuando los Indeseables se van para comenzar con sus nuevas vidas con los millones de kruge ganados en los bolsillos, Wylan se queda con sus fantasmas de la casa Van Eck que ahora le pertenecía. Lo bueno es que no está solo, Jesper se quedó a su lado...