59.La asesinó.

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El nuevo día en Hawkins estaba tranquilo, con un sol embriagante que de tan solo ver al cielo te embobabas. La luminosidad era de un color anaranjada bastante relajador. En sí, la tarde veraniega era encantadora.

En lo profundo del bosque, una peliblanca caminaba pisando hoja tras hoja a un lado de un gigante payaso de dos metros. Ambos, en silencio, tan solo oían el río del cual ya estaban cerca, mientras se dirigían a su destino.

-La tarde es...linda-comenta el pelirrojo con el ceño fruncido.

Ella, con sus ojos hinchados de tanto llorar, tan solo asiente sin siquiera mirarlo y continua su camino. El se detiene viendo como ella proseguía sin demostrar ninguna emoción, y eso le hizo soltar un pesado y triste suspiro.

Minutos después la casa en donde se acogían apareció frente a sus ojos. Los dragones, a lo lejos, por igual llegaron y comenzaron a dar vueltas en el cielo.

La peliblanca frunció el ceño cuando vió la manecilla de la puerta rota. En cambio el payaso abrió sus ojos como platos.

-Estuvo aquí-dice de golpe.

-¿Qué?-pregunta ella volteando la cabeza hacia el.

-El...estuvo aquí-repite mirando a la vasa fijamente-Camila...-

-No, no no no no ¡chicos!-grita entrando a la casa con toda la rapidez del mundo-¡Chicos!-

Corrió por toda la casa gritando el nombre de todos a todo volumen, su garganta se hizo añicos minutos después.

-¡¡POR FAVOR RESPONDAN!!-gritó con todas sus fuerzas botando un mar de lágrimas, otra vez-¡¡BEVERLY!!-

Grita, pero no obtuvo respuesta. Curvó sus labios hacia abajo mientras sentía el salado sabor de las lágrimas a las cuales ya estaba acostumbrada. Tomó aire frenéticamente, y gritó otra vez.

-¡¡RICHIE!!-

Su voz hizo eco por todo el bosque, y al no escuchar nada más que aves volando lejos soltó un fuerte llanto cayendo de rodillas en el suelo sin poder sostenersr a sí misma, mojando el suelo.

-No están...se los llevó-murmura Pennywise ingresando a la casa.

-¿¡PO-POR QUE TUVE QUE SER TAN ESTUPIDA Y DEJARLOS SOLOS!? ¡SOY TAN ESTUPIDA MALDITA SEA! ¡¡¡MALDITA SEA!!!-gritaba contra la alfombra.

-¡Camila, esto no es culpa tuya!-grita el hincándose frente a ella, quie levantó su lagrimosa mirada-¡No es tu culpa! ¿¡Me oyes!? ¡Así que deja de culparte! ¡Y mejor vamos con los otros idiotas a ver si nos pueden ayudar en algo!-habló con firmeza, ella se quedó en silencio.

-Suponiendo que aún estén...-susurra, y un destello amarillo comenzó a crecer en sus ojos.

-Suponiendo-el ladea la cabeza.

-...Vamos-dicta ella parándose del suelo de la golpe y saliendo de la casa con fuertes pasos.

•••

Orión aterrizó fuertemente en el piso, ella bajó de un salto y le ordenó que se quedara ahí. Caminó con prisa hasta que llegó a una corriente y decente casa.

-¡Mike!-gritó golpeando la puerta múltiples veces sin parar-¡Mike!-

-¡Oh por Dios, ya va! ¿No pueden esperar?-. La puerta es abierta por un hombre con cara de desgracia-Oh por, te ves horrible-la mira de arriba para abajo.

-¿Dónde está Mike?-pregunta con seriedad.

-Está en su cuar-

El no acabó de hablar y ella ya se encontraba subiendo las escaleras. Rodó los ojos levemente al ver que el pasillo era idéntico a como lo vió en su sueño.

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