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Esas tardes en la escaleras eran frecuentes, ella las disfrutaba muchísimo.
Se sentía querida, que alguien de verdad la valoraba.

En aquel entonces ella no comprendía porque alguien tan lindo como él estaría con alguien como ella.
Ella nunca se considero bonita y hasta el día de hoy sigue creyendo lo mismo, pero las palabras de aquel chico la hacían sentir como la niña más linda del mundo.

Actualmente esta llorando, sentada en una escalera mirando el mar y como lentamente la cálida luz del sol se esconde tras esas olas.

Es como si hubiera vivido el mismo episodio dos veces, solo que completamente sola, sin él.

Fue un día viernes nuevamente, era tarde y ambos estaban sentados en una oscura escalera donde la única luz que los iluminaba eran unas de vivos colores que perforaban el vidrio frente a ellos.

Solo unos simples gestos y palabras eran suficientes para la conmocionarán y estallara en un silencioso lago de lágrimas.
Su tibio embrace lograba calmarla y así se quedaron hasta que ella tenia que irse, su abuelo había llegado.

Mi último mensaje para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora