El tiempo pasó hasta que finalmente se convirtieron en pololos.
Fue un día jueves, una fría tarde a las 2 de la tarde, ella lo había acompañado a buscar a su hermano cuando este de repente le pido pololeo. Sin dudarlo ella aceptó.
Esos dulces recuerdos aún los conserva, hasta el día de hoy y los recuerda cada vez que puede.
Ella nunca pensó que alguien la querría o la vería de tal manera, en ese tiempo para ella todo era perfecto.