XLVIII

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Me empujaron dentro de la habitación de refuerzos y antes de que cerrará la puerta le saque el dedo del medio ¡Los odio malditos! Mi paciencia se ha agotado y me he dado cuenta que su odio por mí es tan grande que incluso piensan asesinarme hoy

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Me empujaron dentro de la habitación de refuerzos y antes de que cerrará la puerta le saque el dedo del medio ¡Los odio malditos! Mi paciencia se ha agotado y me he dado cuenta que su odio por mí es tan grande que incluso piensan asesinarme hoy

He cambiado, esto de ser comprensiva es una mierda ¿Quieren matarme? Pues yo lo haré primero. No sé que intento mantener si todo lo he perdido ¿Ya de que sirve? ¡Que frustración!

Molesta me siento en la cama y escucho el sonido de un papel, con un sonrisa leve se lo que es y me levanto rápidamente para alzar la manta y ver una pequeña nota

Uno, dos
Ellos vienen por ti

Tres, cuatro
Mantente despierta

Cinco, seis
A tu lado hay un cuchillo

Paro de leer en seco y vuelvo alzar la manta blanca y me percato que hay un cuchillo filoso y gigante. Sonrió al verlo

después le agradezco

Ya no queda nada de mi. Sólo la locura. Toco el filo del cuchillo y lo paso lentamente sin importar lastimarme, una gota de sangre cae a las mantas blancas y otra al suelo. Dejó el cuchillo a un lado y sigo leyendo

Siete, ocho
Estoy en la puerta

Nueve, diez
Empieza la masacre

Inmediatamente me levanto para ir a la puerta y antes de llegar a ella, se abre mostrando a un guardia. Mi expresión cambia al ver unas cuerdas en su mano— Bueno, antes de todo creo que sería bueno disfrutar ese cuerpecito

Retrocedo lentamente y él me toma del brazo bruscamente para luego cerrar la puerta y lanzarme a la cama. Intento safarme pero todo su peso se encuentra en mí. Empieza a quitarme la bata blanca a la fuerza y yo busco desesperadamente el cuchillo pero no lo veo. Apretó la mandíbula y estiró mi brazo para tocar debajo de la almohada y pude sentir el filo, intento tomar el cuchillo pero entonces el repugnante hombre me deja en ropa interior— No te imaginas cuántas veces he querido metertelo bien duro maldita puta— Mis pupilas se contraen al mismo tiempo que siento un inmenso odio y vuelvo a safarme pero sostiene mis brazos y mirada no se aparta de la almohada

Él empieza a quitarse el uniforme y vuelvo a estirar mi mano pero la toma y mete mis dedos en su boca, estoy a punto de vomitar. Cuando veo como intenta quitarse el pantalón le escupo en la cara y eso le molesta porque sin un poco de delicadeza me arrebata el sostén y mis pechos quedan expuestos ante su mirada

Oh no eso no va a suceder hijo de puta

Aprovecho la situación cuando queda observandome y estiró el brazo para tomar el cuchillo pero cuando lo hago siento una boca en mi pezón y me entra una inmensa repugnancia, asco, odio. Voy a alzar el cuchillo para darle en el cuello pero atrapa mi brazo en el aire

—¿Enserio crees que no vi como buscabas algo en esa almohada?—Se rió. En ese momento supe que la seguridad y los propios psiquiatras, psicológos, están más locos que sus propios pacientes— Por ese asesino loco perdí a mi esposa y tú vas a pagar eso por él— Arroja el cuchillo al otro lado de habitación y me doy cuenta que era mi fin

—Hijo de puta— Escupí mis palabras con notable odio en cada una de ellas. Vuelvo a moverme bruscamente pero de nuevo me agarra y rompe mi ropa interior. En ese momento el pánico me atrapa y mis ojos se cristalizan al mismo tiempo que siento un nudo en la garganta

El maldito viejo disfruta de la situación mientras yo intento escapar, tomá mis hombros y me hunde en el colchón— Hace mucho no follo una puta— Mis lágrimas quieren salir pero no lo permito, esto no puede estar pasando

Intento gritar pero su mano tapa mi boca y acto seguido siento como hace chupones dolorosos en mis pechos y luego baja a mi abdomen. Las ganas de vomitar se hacen presentes pero las retengo. Mi pánico crece cuando siento siento algo aproximarse a mi parte íntima.

Cierro los ojos repletos de lágrimas pero de repente el peso del cuerpo ya no está sobre mi. Mis ojos se mantienen cerrados y ya no escucho nada, nada más que mi respiración acelerada y el latido de mi corazón tan asustado como persona que pierde su celular. Siento unas manos tomar mi rostro delicadamente y me susurra

Don't go to sleep—Abro mis ojos y me encuentro con una penetrante mirada celeste, no puedo retener una sonrisa de alivio y me lanzo a sus brazos

—¿Dónde estabas?—Dije entre sollozos. Él me acarició el cabello sin responder a mi pregunta, el miedo desapareció y un alivio se instaló en mi pecho

Si hace tres meses me hubieran dicho que sentiría alivio al estar con el chico de las notas, no lo creería en absoluto

Su cuerpo ahora esta cubriendo el mio y su lengua pasea por mi cuello y no me molesta, aprovecho a tocar sus negros cabellos y veo el cuerpo desnudo de aquel guardia desangrándose. Sonrió al verlo muerto pero mi mente cambia de dirección cuando siento las manos del chico de ojos zafiros paseando por mi cuerpo—Yo te limpiare—Me susurra antes de chocar sus labios con los míos mencionando que nos encontramos en la camilla y no precisamente para analizar mi salud

Siento miles de explosiones y decido empujarlo más hacia a mí para intensificar el beso, escucho un gruñido de su parte al mismo tiempo que une mi cuerpo aún más al suyo. Sus manos siguen paseando por mi cuerpo, pecho, abdomen, muslos. Yo hundo mis manos en su cabello y empieza a intensificarse el beso al punto que ninguno quería perder la batalla de lenguas

Me sentí en paz a pesar de toda la situación anterior. Bese sus labios ferozmente, el beso había pasado de lento a feroz que cuanto me separé de él por falta de aire me di cuenta que mis manos habían bajado el cierre de la chaqueta de su sudadera dejándolo en una polera de negra, y para rematar, mis manos debajo de ella tocando su piel

Su mirada penetrante estaba sobre mi—Esto seguirá después— Me sonrió pícaramente y pude admirarlo un poco, tiene una sonrisa tallada, a pesar de ser aterradora para muchos, a mi no me molesta, ni me trae escalofríos. Quería seguir tocando sus labios con los míos pero hoy debo salir de aquí

Veo como acomodo su ropa

La verdad es que, ya no me importa nada, pues he perdido todo y él es lo único que me queda ¿No?

Mandemos todo a la mierda

Me levanto y me vuelvo a poner la bata de hospital a pesar de que se ha manchado de sangre. Él es espectante de mis acciones y bajo su mirada me acerco al cuchillo que el guardia momentos atrás lanzó y me dirijo al cadáver para empezar a incrustarle inumerables puñaladas

Cada una llena de odio

Síndrome De Estocolmo (TnxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora