UN PROBLEMA LLAMADO HERMANO

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Dabi colocó sobre la estufa una pequeña olla, giró la perilla de la hornilla y se percató de que esta se encontrara en encendido, tomó la caja de cerrillas; donde eligió una y la deslizó por la parte lateral para que este encendiera.

Uno, dos, tres... El aire de la cocina se seguía llenando de partículas de gas, mientras Dabi seguía en sus intentos suicidas de encender aquel mísero cerillo.

En ese momento Shoto apareció en el marco de la entrada a la cocina.

- Hermano ¿Qué haces...

Lo próximo que Shoto vió fue la hornilla liberando gas, la cerilla en las manos de Dabi, la casa explotando por los aires y un sonoro ¡BOOOM!

- ¡ESTÁS LOCO DABI! ¡¿PRETENDES HACER VOLAR LA CASA?! – Shoto arrebató las cerrillas de las manos de su insensato hermano.

- Solo quería hacer chocolate caliente.

- ¡Pues no se hace así! No puedes primero encender las hornillas y luego intentar con las cerillas, es al revés, si necesitas ayuda, solo tienes que pedirla además...

- Oi, malditos mocosos ¿Por qué hay un olor a gas?

Lo próximo que Katsuki vió fue la hornilla liberando gas, la cerilla en las manos de Shoto, la casa explotando por los aires y un sonoro ¡BOOOM!

- ¡NOOO! – esta vez no solo Katsuki arrebató las cerillas de las manos de Shoto, también apagó la hornilla – MALDITO MOCOSO DE DOS COLORES QUE PRETENDES ¡¿HACER VOLAR LA CASA?!

- Intente decírselo mamá – dijo Dabi aparentando no tener nada que ver, se cruzó de brazos y caminó fuera de la cocina, no sin antes mirar con burla a su hermano al que prácticamente había dejado como un idiota.

Hermanos mayores. No puedes vivir con ellos y tampoco puedes desear que desaparezcan por error. 

Ya habían pasado dos días desde que Dabi se había aparecido por la casa, todo esto debido a las vacaciones de verano

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Ya habían pasado dos días desde que Dabi se había aparecido por la casa, todo esto debido a las vacaciones de verano.

Con tan poco tiempo en que Katsuki había convivido con su ahora hijo mayor; se percató de algo.

Era un maldito parásito descarado, holgazán, inútil y vago.

Prácticamente desde el momento en el que llegó de la escuela militarizada, Katsuki solo recibía demandas egoístas, como si aquel chico de dieciocho años fuera más bien un mocoso de cinco. Incluso el rubio admitía que era más inútil que Shoto.

Y lo peor es que el maldito se justificaba haciendo una infinidad de berrinches.

- Oi Mamá, quiero chocolate caliente.

- Es jodido verano, ¿Quién mierda toma chocolate caliente?

- Mamá, quiero chocolate caliente.

¿Tú eres mi nueva Mamá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora