8

167 22 9
                                    


"13 de junio, 2018.

Jason,

Hoy es tu cumpleaños, así que primero que nada, feliz cumpleaños. Me encantaría poder estar a tu lado, llenándote de besos, haciendo esos estúpidos chistes de que estás viejo, cuando yo soy mayor que tú.

Como extraño pasar tiempo contigo. Me hace falta.

Me haces falta.

Y en estos momentos es cuando me odio, por darme cuenta tan tarde de todo lo que pasó. Por darme cuenta tan tarde como lo arruiné, como te lastimé.

Decidí, antes de comenzar a escribir esta octava carta, que sería la última. Tengo que dejarte ir, Jason. Aunque no leas nada de lo que te escribo, tengo que dejarte ir. Tengo que sacarte de mis pensamientos, de mi corazón. Tengo que sacarte de mí.

Tienes que irte de mí, por favor.

No sé si el destino nos vuelva a encontrar, ya sea por nuestro trabajo, o por ninguna razón, solo encontrarnos. Pero si no es así, y decides buscarme, ya sabes dónde hacerlo.

Esta es la octava y última carta que decido escribirte. Te amé Jason, y te amo. Pero a veces el amor simplemente no se da, se quiebra, se gasta. No sé qué le pasó a nuestro amor, pero ya no es amor. Ya no está. Se fue. Se arruinó.

Lo arruiné.

Ojalá que cuando leas estas cartas te des cuenta de lo mucho que te amo, y de lo arrepentido que estoy de lo que hice. Ojalá aprendas algo, tal vez, a no irte sin explicaciones. Ojalá aprendas algo como lo hice yo, mientras las escribía.

No sirve arrepentirse cuando es tarde. No sirve pedir perdón cuando es tarde. Pero si sirve darse cuenta, aunque sea tarde.

Es la octava y última carta que decido escribirte y no sé qué decir para terminarla. Esta por acabarse tu cumpleaños, y por alguna extraña razón estoy sonriendo mientras escribo. No como en las anteriores cartas.

Que tengas una buena vida.

Siempre tuyo, Matt."

Las lágrimas no paraban de salir por los ojos de Jason, nunca había imaginado todo lo que Matt sentía. Todo eso plasmado en hojas de papel.

Se estaría engañando a si mismo si decía que no quería saber de él, la curiosidad y necesidad lo estaba matando. Lo pensó un par de veces antes de tomar su celular y marcar el número del rubio.

Qué estaba haciendo.

Eran casi las 02:00 am, probablemente estaría durmiendo, pero el menor dejo que el teléfono continuara sonando.

Nada.

Volvió a llamar, y otra vez, nada.

Y así unas tres veces más. Y en aquella tercera vez, cuando estuvo a punto de colgar, una voz en la otra línea lo detuvo.

"¿Hola...?" 

Letters. {Pearlet}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora