→Gu Hai se sintió realmente feliz de que su cuerpo estuviese casi pegado al de él. Por su parte, Bai Luoyin levantó la manta y cubrió ambas cabezas. Estas se apretaban la una contra la otra, los pies cerca el uno del otro, ellos se escondieron bajo el pequeño espacio dentro de la manta, susurrando suavemente←