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Había estado encerrada en mi habitación yendo sólo a la recepción, atrapando en círculos propuestas laborales y empleos a corto plazo, al menos para pagar la renta de éste mes.
Mi estómago rugió mientras buscaba trabajos en internet desde la laptop, haciendo sacudir mi cuerpo con una sensación horrible que sabía a vacío.

- Creo que ya es tiempo para una pausa. - hablé para mí misma, luego de dos horas de arduo trabajo con una lapicera y periódicos actualizados. Tomé mi bolso colgado en la silla del escritorio, observé mi reflejo por última vez quitando los mechones tras mis orejas, algo según mi madre muy tonto.

Una vez fuera del ascensor mi teléfono hizo tono. Lo saqué dispuesta a atender pero alguien vestido de negro empujó mi mano y el objeto cayó al suelo. Estaba apunto de maldecir en tres idiomas distintos cuando el joven volvió a recogerlo y disculparse intenté ver su rostro pero un cubrebocas tan enorme como un pasamontañas no me lo concedía, desapareció tras las puertas del ascensor junto a un chico de gafas oscuras y labios voluptuosos.
Eso fue tan extraño.

¿Hola?

¿Acaso ya no soy tu novio? A mí también debes avisarme todo, preciosa. - mi rostro se heló por la fría brisa del mediodía mientras salía del edificio en busca de un drugstore.

Luke me dormí y no pude siquiera, llamar a mi madre. El jet lag no es un juego. - caminé sólo unas calles con Luke hablando de sí mismo y de lo bien que le había ido en sus pruebas de fútbol también empezó natación hace sólo unos días, mientras cargaba en mi canasta lo necesario para almorzar. Pero, pensándolo mejor.

¿Compro para almorzar en casa o almuerzo en un restaurante?

¿Estás bromeando? Vé a almorzar en un restaurante. Yo pago. - me reí por su sarcasmo para nada mal intencionado.

Muy gracioso, recuerda que tengo tu número de tarjeta Jones. - rió através de la línea, dejé la canasta vacía en su lugar. Ahora en busca de un restaurante coreano, mi primer restaurante coreano. Sonreí sin razón mientras recorría las calles de Gangnam sin poder créermelo aún, la gente alrededor me observaba. Quizá por mi aspecto activamente extranjero.

¿Cómo te trata Seúl? - me detuve a observar una vidriera de ropa y era la misma que veía en todas esas imágenes aesthethic de Tumblr. Ropa de todos los colores y estampados, pero no podía pensar en cosas triviales en éste momento mi estómago rugía y pensaba en ropa. Pensaba en algo malicioso para obtener la falda con cinturón Chanel que había visto unas tiendas atrás.

Es mi primer día aquí. Oye ¿tu papá aún no ha cancelado tu tarjeta?

Nope, la utilizo para comprar aperitivos ¿por qué?

¿Podrías prestarme para comprarme algo de ropa?

¿Acaso andas desnuda o qué?

No, pero...

Hazlo, mi padre no sospechará he hackeado los servicios de sus e-mails para que no pueda avisarle cuando alguien además de él, gasta su dinero ¿aún tienes la copia que te dí?

Chillé saltando como niña pequeña al escuchar sus palabras dándome la respuesta que necesitaba escuchar.

¿Te han dicho que eres el mejor novio del mundo? Incluso en el otro extremo del planeta consigues hacerme muy feliz.

Me lo debes. Me voy, esos libros de leyes no van a leerse solos.
Te quiero, buena suerte.

Te quiero más.

El primer plan de jóvenes era viajar en pareja pero trágicamente los millonarios padres de Luke querían que terminara su educación universitaria con un título de abogacía y la maestría en leyes. El pobre chico se quemaba las pestañas leyendo libros y libros cada fin de semana para dar la nota correcta en sus exámenes que por fortuna hasta el momento iban mucho mejor que cuando apenas entró.

Mientras que yo con mi madre apostando mucho esfuerzo y ahorro, pagamos el pase en avión a mi sueño y luego allí intentaría hacer el máximo dinero. Establecer de una vez por todas quién quería ser, las demás potencias mundiales no se ajustaban a mis requerimientos, a mis gustos, a mis bolsillos no muy llenos.
Envidiaba la vida de Luke pero también agradecía no tener sobre mis hombros una presión insoportable por ser el hijo perfecto para los padres perfectos.

Me adentré a la tienda revoltijeando entre los ganchos, me fui probando la mitad de las prendas y me quedé con un vestido de flores azules y lilas en fondo negro. Todas las demás se veían mucho mejor en el maniquí que en mi cuerpo real. Eché un vistazo a mi reloj de muñeca eran las dos de la tarde, cuando dejé la torre apenas eran las doce del mediodía. Odiaba el paso despreocupado del tiempo, pensando en que era lo único que no se podía detener o retrasar y como dicen por ahí 'el tiempo es oro'.

Terminé sentada en un restaurante cuatro estrellas junto a la ventana, esperando por el delicioso kimchi, la principal comida tradicional de la gastronomía coreana. El mesero me sirvió deseándome un buen provecho y agradeciendo su gesto, quise pagarle con propina a lo que respondió con una sonrisa amigable rechazando el dinero y explicando que allí ni en ningún restaurante se aceptan propinas, podía pedir cuántas veces quisiese la renovación de los platos de acompañamiento para la comida principal y el agua mineral era gratis.
Con una sensación casi familiar, le agradecí su paciente y noble actitud.

De pronto un grupo de siete u/o ocho personas entraron al local, seis individuos con looks muy llamativos y combinables entre ellos pero siendo totalmente diferentes uno de otro, y éstos venían acompañados de un coreano voluptuoso y de gran estatura que vestía totalmente de negro junto a una chica del mismo color de vestuario más baja que todos los demás también parecía ser un poco mayor que todos ellos. Los seis estilos complementarios caminaron entre las mesas con tres mozos detrás, dispuestos a recibir sus órdenes. Tomaron asiento en la mesa preparada con total antelación incluso puedo apostar desde esa misma mañana exclusivamente para ellos y sus acompañantes.

Sin darle más de la atención que ya acaparaban bajo la atenta mirada de los comensales que degustaban la comida, pagué mi cuenta y salí volando del lugar había terminado de almorzar a las tres de la tarde y se me hacía muy tarde llegar a la embajada y hallar la oficina de empleos. Si bien tenía una maestría en idiomas necesitaba un buen trabajo dentro de alguna empresa que actuara sobre la escala global.

Al llegar a la puerta, un hombre de espaldas hablaba por teléfono bloqueando la entrada, intento abrir o empujar un poco para mover su figura esbelta, pero cuelga el teléfono y gira para entrar al local. Chocando con la fibra de vidrio mis manos sudan indescriptiblemente y me acercó a asegurarme de no haberle hecho daño, le pido disculpas por mi torpeza cabizbaja sin siquiera mirarlo a los ojos, sentía su mirada clavada como un cuchillo apuñalándome y no pude evitar salir huyendo. Bajando por el subte y subiéndome al tren hacia Gangnam.

𝙆𝙤𝙧𝙚𝙖 𝘼𝙙𝙫𝙚𝙣𝙩𝙪𝙧𝙚𝙨 ↬ 𝙅.𝙅.𝙆. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora