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Esa misma noche, puse a cargar mi laptop. Si los planes iban a cambiar debía ajustarme a ello, y Mark estaba demasiado ocupado para también encargarse del guía turístico, asi que por
cuenta propia en las horas que le restaban al día, buscaría algo bueno para pasar mi tiempo de dos largos meses.

Hallé entre miles de propuestas de tours y guías que llevaban turistas hasta la Isla de Jeju. Me hallé en una página que contenía personas de todas las edades, razas y distritos dispuestos a llevarte en una aventura al estilo Gangnam, y con sólo esa bienvenida me convencieron. Un individuo en particular sin rostro ni nombre acaparó mi total atención, sólo se registraba el género de la persona en cuestión, rasgos, altura, datos generales pero nada que revelara demasiado. Y una casilla donde te mencionaban a qué animal éste se parecía y un tierno conejo de nariz rosa se dibujo en mi pantalla.
Me lo pensé reiteradas veces, leyéndolo una y otra vez, era el único perfil llenado de ésta forma sin una foto adjunta, un gif, un meme. Nada.
Busqué por cada rincón los comentarios dirigidos a éste usuario y fracasé olímpicamente.

Por lo general, me gustaba tomar el camino arriesgado. Quizá sufra el Síndrome de Estocolmo más rápido que un resfriado si lo estropeo.

Llené unos formularios en la misma red dónde debía dejar claro los destinos que quería conocer y visitar, la fecha específica en la que quería empezar, junto con mis datos personales y una foto adjunta. Cruzando mis dedos presioné enviar, emocionada por saber quién sería mi acompañante en ésta aventura.

Miré el reloj de la laptop, 1:13 am.

- Rayos, mamá debe estar haciéndole el almuerzo a Johan. - mordí mi labio en desesperación, pensando dos, tres, cuatro veces la manera de decirle lo de la Visa sin que pareciera una hamartia. Además de no poder conseguir trabajo y morir de hambre si la embajada no se hacía responsable de mi persona. - Pero si se lo comento, ella me hará volver. Y yo, no quiero. - apagué la laptop dejándola en su ahora lugar por los siguientes dos meses mientras cambiaba la ropa de salir a mi pijama cómodo de dos piezas.

No quería muchas molestias, asi que sólo puse mi teléfono en modo avión la mejor manera de escapar de los demás. Colocando la alarma en la hora específica y dormí pensando en qué me esperaría mañana.

A la mañana siguiente.

Encendí mi teléfono revisando unas cosas del e-mail a la empresa de turismo, controlando que todo estuviese en su correcto orden, a punto de llamar el servicio de desayunos continentales del departamento.
La pantalla se oscurece y comienza a sonar el rington de llamada entrante de Luke, un odioso rington que sólo conseguía atormentarme.

Al fin te dignas a contestar.
¿Sabes que estuve llamándote toda la puta tarde? - noche Luke, noche.

Mi madre llamó ¿acaso quieres que la rechace?

Al menos un 'te quiero' antes de terminarme la llamada hubiera sido mejor que dejarme hablando solo.

¿Qué rayos quieres de mí, Luke?

- ¿Señorita? - una mucama vestida de gris y blanco, asomó su cabeza a la habitación. Una vez le presté atención continuo su camino adentrándose a la habitación con un carrito de comidas lleno de platillos con desayunos de todo tipo y clases. Olía estupendo. Tapé el micrófono del teléfono mientras la veía ubicar la mesa en la habitación.

- Pero yo no he ordenado nada aún. - ella sonrió y me entregó un papel doblado a la mitad mientras se retiraba de la habitación haciendo una reverencia. Contesté gracias con lenguaje de labios y se perdió tras la puerta manteca de la habitación.

𝙆𝙤𝙧𝙚𝙖 𝘼𝙙𝙫𝙚𝙣𝙩𝙪𝙧𝙚𝙨 ↬ 𝙅.𝙅.𝙆. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora