Capítulo 98

764 52 55
                                    

Llega un momento en tu vida en el que  te cuestionas que estás haciendo realmente aquí, cuál es tu camino, tu destino, cual fue el motivo por el que vinimos al mundo. Algunos encuentran o se aferran a ese motivo para sobrevivir, para seguir viviendo cada día, otros, simplemente se conforman con la suerte de al menos haber nacido. Y otros, quizás como yo,  hasta hoy no se han querido aferrar a ningún motivo, hasta hoy no han tenido en cuenta la suerte de al menos haber nacido, ya que en estos momentos la palabra suerte en mi mundo no tiene sentido alguno. Pero hoy necesito ese motivo al que aferrarme, hoy más que nunca, porque si no, realmente no se para que alguna vez vine al mundo.

Me han fallado durante toda mi vida, engañado, traicionado y he derramado lágrimas por cada una de esas personas que acabaron por abandonarme, ya sea porque la vida no les dejo quedarse o simplemente porque ya no quisieron permanecer ni un segundo más a mi lado.

Como papa.

Y estoy bien con eso o el menos estuve bien con eso durante algún tiempo.

He cerrado heridas a lo largo de este tiempo que realmente aun dolían, he superado baches que pensé que nunca sería capaz, luchado por lo que tiempo atrás no hubiera dado importancia o es más, abierto mi corazón a personas que nunca en la vida las hubiera dejado entrar en mi vida.

Me prometí años atrás que nunca dañarían mi corazón como lo hicieron con mama o como papa alguna vez lo hizo conmigo, que nadie se aprovecharía de mi debilidad, porque no tendría absolutamente alguna. Que no permitiría que nadie me pisoteara como lo hacían con muchas otras y sin embargo, ninguna de esas promesas cumplí. Y a pesar de que años después volví hacerme las mismas estúpidas promesas.

Hoy.

Y no lo voy a negar, duele, en estos momentos duele profundamente, sentí incluso la herida abrirse en mi pecho, sentí como mi alma se caía en mis pies, como mis miedos o peores temores salían a relucir para reírse de mí.

Pero es la primera vez que las lágrimas no quieren salir, que la rabia contenida por la traición se queda en eso, solo rabia contenida, que el miedo a no superar este bache no está, porque no hay miedo, saldré de esto como muchas otras veces. Pero hoy siento algo diferente, una sombra, una oscuridad que me persigue, una decepción que me ensombrece, que no me hace demasiado feliz, que me hace preguntarme si el alguna vez me quiso, si alguna vez intento respetarme, si alguna vez realmente quiso estar conmigo.

Pertenecer a mi vida y a mis recuerdos.

Sé que mi mundo se vino abajo en cuestión de segundos y todo aquello que alguna vez me creí, ya no lo creo más. Ninguna de las promesas que alguna vez hizo significan nada para mí en estos momentos y muchos menos todos aquellos te quiero que alguna vez dijo.

Noto un brazo tirar de mí y aunque no dice nada sé que es Álex tratando de alejarme de lo que mis ojos no pueden parar de mirar, mi aliento se seca y retrocedo dejando que Alex me lleve alejándome de allí.

Sin embargo la imagen no desaparece de mi mente, aunque aprenda a convivir con ello y aunque llegue un día en el que ya no duela más, seguirá estando ahí como parte de mi vida.

Sus labios sobre los suyos, sus manos en su rostro, su cuerpo por debajo de ella, su pelo rubio siendo despeinado por otra, su respiración agitándose por alguien más. Por alguien más que no soy yo.

Pero antes de que Alex pueda alejarme del todo mi cuerpo no responde y me desequilibro al intentar dar pasos con mis torpes pies. Me aferro a la puerta viéndolo todo a cámara lenta, sintiendo todo lentamente mortal, Alex intenta sostenerme y parar la puerta pero es demasiado tarde, la puerta se abre del todo y entonces sus ojos azules me ven. Retrocedo equilibrándome con la ayuda de Alex pero me congelo cuando su rostro se ensombrece al vernos. Se llena de miedo, incertidumbre, incredulidad.

Notas de un loco(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora