Capítulo 1

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Roberto Alcazar observaba detenidamente  al hombre que estaba sentado frente a él.Era un hombre fuerte, alto y con el cabello oscuro. Cumplía con el perfil que andaba buscando.Sabía realizar todas las tareas del campo. Según le había manifestado el hombre en un primer momento, había trabajado para la familia Ruiz de Ocaña,siendo ésta una familia de renombre, y con la que Roberto mantuvo en el pasado una estrecha relación de negocios.

-¿Ha traído referencias? -preguntó  Roberto  al  desconocido.

-Tengo una carta de recomendación  de la familia Ruiz de Ocaña, como le dije antes , señor-contestó el aludido con cortesía, entregando la carta que sacó del interior  de su saco.

Roberto leyó la carta con  detenimiento. 

-En la carta menciona que ud. trabajó al  servicio de la familia durante años.

-Así es.Me vi obligado a renunciar a mis tareas  por  cuestiones Familiares que me llevaron a viajar  y desistir de mis quehaceres en la estancia.

Ni bien el forastero dejó de hablar , la  puerta del  despacho se abrió bruscamente e ingresó una joven muy alterada, que enfrentó al dueño del lugar.Benjamín observó que tenía el cabello lacio  castaño claro,  y  el mismo,  estaba ligeramente recogido.Lo que más le llamó la atención fue el color de sus ojos , que eran de un  color turquesa inusual.Nunca había visto en su vida unos ojos tan bellos como aquellos. 

-¿Cómo se atrevió a despedir a  Manuel?- lo increpó la joven a Roberto Alcazar- ¿No le bastó con correrlo  que también  tuvo que  a  enviar  a sus matones  a que lo golpeen salvajemente?-le reclamó echando chispas por los ojos.

 -Antonella en primer lugar ese no es modo de ingresar en mi despacho.¡Sabes perfectamente que debes golpear antes de ingresar!-le advirtió  conteniéndose  para no explotar - Y en segundo lugar,estoy con visitas, tus modales no son los más apropiados  de una señorita de sociedad.

Antonella por primera vez se percató de la presencia del hombre que estaba a su izquierda.Se volvió a observarlo, avergonzada.

-El señor Almada  ocupará el puesto de capataz en esta casa.De ahora en más, deberás tratar con él en todo  lo que compete tal uso de caballos-dijo su hermano-La señorita es mi hermana menor Antonella Alcazar.

-Señorita...-se levantó de la silla y la saludó con un ademán de cortesía  con la cabeza.

La joven ignoró  deliberadamente su gesto de cortesía para volver a enfrentar a su hermano

-¿No le alcanza con los tiranos que tiene a su servicio para hostigarme,  que decidió sumar uno más? -le reprochó la joven a Alcazar apoyando sus manos sobre el escritorio en un gesto desafiante.

-¡Antonella es suficiente!-estalló Alcazar golpeando el escritorio con impaciencia-¡Ésta es mi casa y aquí se hace lo que yo digo!.

-No le tengo miedo hermano.-contestó con firmeza la joven-¡ Si Usted  insiste en seguir  interponiéndose  entre Manuel y yo, prefiero que me mate a renunciar a él!

-¡No insistas con ese tema Antonella!. ¡Jamás admitiré que te involucres con ese bastardo!.Ahora haz el favor de  retirarte.Tengo  que seguir hablando  de negocios-dijo contundente.

Antonella con los ojos brillando  de ira contenida se fue dando un portazo.

-Lo siento.No es fácil lidiar con ella.Es tan terca como lo era su madre-le explicó-Debo advertirle, que además de ocuparse del ganado y las tareas de la finca , deberá seguir muy de  cerca a mi hermana.Se ha encaprichado con un desgraciado, que no hace más que aprovecharse de su inocencia.Por suerte  logré que se fuera como una rata escurridiza.Es muy probable que quiera volver a tener contacto con Antonella. Usted debe ocuparse de impedir que ese tipejo  se acerque a ella. Quiero que sea su sombra.

-Si es lo que usted desea señor , así será.

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