𝓟𝓮𝓽𝓮𝓻 𝓟𝓪𝓷

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𝟹 || 𝚕𝚊 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍.

¿Realmente tenía que volver a casa? Pasaban los días y más se enamoraba del maravilloso nunca jamás.

Había vivido increíbles aventuras con los niños perdidos y el gran Peter Pan. No habían pasado mas que algunos días pero ya tenía un lazo afectivo con ese lugar y esas personas.

Había conocido también a la princesa Tigerlily con quien había congeniado bien. Está en el corto tiempo ya le había enseñado algunas de sus tradiciones.

Aunque bueno, igual no todo era de color rosa, tenía sus roces con Peter quien llegaba a creerse demasiado y ella no estaba siempre de modo para tolerarlo y también aunque fuera feliz ahí, si sentía la falta de su madre. No hay nada como una consolación de una mamá cuando no estas en tus mejores condiciones.

A lo largo de los pocos días, hablando de otros temas, habían comenzado a hablar del regreso de la famosa Campanita, y bueno, el día que llegó no fue esencialmente bueno. Esta se había puesto celosa.

Estaba en camino a abrazar a Peter cuando la pequeña hada le jalo el cabello entre otras cosas, a pesar de ser chiquita era lo suficientemente fuerte como para moverla.

Una vez por la noche estando dormida en la misma cama que peter llegó la pequeña hada y comenzó a intentar jalarla pero al final volvió a atacar su cabello. Se despertó y comenzó a quejarse, Peter se levantó y comenzó a reírse pero luego al notar el gesto de la chica se puso serio.

Se enojo con campanita y le ordeno dormir fuera del árbol del horcado por esa noche.

Y llegando al día actual, se encontraba en el árbol de horcado. Todos habían salido a una excursión y ella se había quedado. Ya no encontraba mucho que hacer más que cuestionar su existencia.

Suspiró, estaba acostada ahora en una de las hamacas de los niños pensando que estaría haciendo su mamá en ese momento. ¿La estaría buscando? ¿Esperando? O... ¿Celebrando que no estuviera ahí?

A pesar de el gran lugar en el que estaba quería regresar a casa, y era hora de decirle a peter.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por risas que comenzaron a oírse a través de las entradas. Los niños comenzaron a entrar por todas las distintas formas que había en ese curioso árbol y llegaron ante ella a contarle su historia.

—¡Hemos humillado al capitán garfio! —Gritó Conejo.

—La hemos pasado genial —Dijo osezno —¿y tu, Ann?

Antes de poder responder fueron interrumpidos por Peter, para suerte de Ann; porque ni ella sabía que respondería a aquella pregunta.

—Saldré con Ann, niños perdidos, descansen y nos vemos para cenar.

Salieron del árbol y comenzaron a caminar.

—¿A donde vamos? —le preguntó la chica.

—Es una sorpresa.

Extrañaba su casa, le era inevitable sentirse de vez en cuando nostálgica; comenzaba a pensar su despedida, al igual que idear planes de salida.

—Peter...

Pensaba en ya decirle de una vez, ¿para que prolongar todo si era el mismo final?

—Espera Ann, ya casi.

Mordió su labio y asintió, se detuvieron en una parte del bosque, Peter tomó a la chica de la mano y la jalo con él a detrás de un árbol.

Cientos de mariposas llenaron su vista. De todos los colores y diseños posibles, está vio maravillada la escena. Volteó a ver al chico con una sonrisa llena de maravillas, regreso su vista a las mariposas.

𝐒𝐡𝐨𝐫𝐭𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬; 𝐷𝑖𝑠𝑛𝑒𝑦 𝑎𝑛𝑑 𝑚𝑜𝑟𝑒. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora