𝓟𝓮𝓽𝓮𝓻 𝓟𝓪𝓷

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𝟻| 𝙴𝚕 𝚌𝚊𝚖𝚙𝚘.

Algunos niños visitaban Nunca jamás en sus sueños, los que se sentían abandonados y perdidos, los que se sentían defraudados o poco queridos.

Ann abrió los ojos. No estaba bajo el agua o cayendo. Estaba en una cama con unas simples sábanas blancas, la cama estaba rodeada de cortinas. Todo le dolía.

Vio sus propias manos y estas estaban limpias pero raspadas, removió las Sábanas y notó que llevaba un camisón blanco.

Se sentó y bajo los pies, estos quedaron colgando debido a la altura de la cama, pasó sus manos por su cabello y bostezo. Se paró y camino hacia la cortina, se asomó antes de abrirla y vio por lo menos ocho camas más, cuatro de cada lado.

Algunas de estas estaban vacías y en otras habían niños dormidos. Abrió las cortinas completamente y comenzó a caminar ignorando el dolor de sus piernas. Paso por entre las camas preguntándose quiénes eran todos ellos.

¿Que hacía ahí? ¿Que había pasado? ¿En donde estaba Peter? ¿Y los niños?

Las puertas se abrieron asustándola, entraron un par de niñas idénticas con sábanas en sus manos, las niñas al verla sus ojos se abrieron por la impresión, se vieron entre ellas y corrieron fuera de la habitación.

Segundos después llegaron con ellas dos señoras quienes corrieron hacia ella. Sonreían con sus ojos cristalizados, una de ellas le abrazó. Esta regreso el abrazo y pregunto curiosa:

—¿En donde estoy? ¿Quienes son ustedes?

Con una taza en las manos esperaba sentada frente la chimenea. La mujer había prometido darle respuestas pero primero le pidió que comiera algo y así lo hizo, eran alrededor de las siete de la tarde.

La mujer llegó y se sentó frente a ella. Traía ropa simple pero sumamente limpia y arreglada. Una Cadena con una cruz colgaba de su cuello. Su cabello era entre rubio y castaño, este le llegaba hasta los hombros.

—Estamos en Guerra, Ann —dijo la mujer. La chica se atragantó con el té y comenzó a toser.

—¿En guerra? ¿De que está hablando? ¿En donde están mis papás?

—Todos los niños han sido enviado al campo, al este de Lyon que es en donde nos encontramos ahora mismo —dijo la mujer mientras tomaba la mano de la chica para calmarla cosa que, de hecho, si funciono.

Las puertas se abrieron y entró una persona que no era distinguible para la chica desde su punto de vista. Esta corrió hacia ellas y poco a poco por el fuego comenzó a distinguirse. Elodie.

Era la chica que consideraba amigable en su salón, la que se sentaba a su derecha en él aula. La de la bonita y tímida sonrisa.

Llegó y se lanzó a ella para así fundirla en un abrazo sincero.

—Venga ya, Elodie. Le romperás algo —dijo la señora.

—Estaba tan preocupada, Ann —dijo esta.

—Dejare que tu amiga se encargue de explicarte todo, Ann. Espero que te sientas cómoda.


𝐒𝐡𝐨𝐫𝐭𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬; 𝐷𝑖𝑠𝑛𝑒𝑦 𝑎𝑛𝑑 𝑚𝑜𝑟𝑒. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora