Capítulo 2

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- Y quien es la Mademoiselle que lo acompaña Monsieur- dijo intrigada la dama que aun no se presentaba.
- Bueno ni modo siempre hay espacio para uno mas en el aquelarre- prosiguió sin dejarme contestar -Veras seguro rebalsas de preguntas, pero no seré yo quien le responda Monsieur Fabbri- concluyó la francesa.
Durante el viaje tuve que guardar silencio, así lo requería quien nos llevaba.
Luego de dos horas de viaje el vehículo se detuvo en las puertas de un palacete finamente adornado con leones de mármol y bronce. Las puertas se abrieron solas con la llegada de la limucina. Dentro había un parque con una infinidad de flores distintas acompañadas por dos grandes fuentes decorada con angelitos de marmol veteado. Un mayordomo se acerco a la puerta del vehículo y nos pidio educadamente que le acompañemos dentro de la casona.
Al abrir las puerta, un mundo de chicas de todas las edades revoloteaban por el gran palier que poseía la majestuosa mansión. Al asomarme el murmullo freno en seco para poder fijar sus miradas en mi. La variedad de emociones en las caras de las jóvenes de la casona abarcaban desde chicas sonrojadas hasta algunas con expresión de asco.
Gracias a tantos años de cautiverio no me habia transformado en la persona mas sociable del mundo, por el contrario, tanta atención me generaba bastante malestar.
Entre la multitud de jovenes una abrió paso hasta estar delante mio.
- Buenas tardes te doy las bienvenidas a el aquelarre de Madame Lefebvre, superiora y lucero de esta honorable mansion, mi nombre es Petra Lebeau, delegada de los novicios y seré quien te muestre nuestros establecimientos, te ayude a establecerte mas rapido ... disculpa no se tu nombre-
Era una chica, no mucho mayor que yo, de cabellos dorados e iris violetas, no paraban de decir aquelarre y yo seguía sin saber a que se referían con ello. Trate de no darle mas importancia de lo que merecía y complemente a la conversación aportando mi nombre a Petra
- Soy 0221.... digo emm .. Lyon fabbri un gusto-
Me dio la espalda y caminó hacia la pared de chicas que se abrieron a su paso como si fueran mantequilla y ella un cuchillo caliente. Avanzó por un gran pasillo decorado por retratos de señoras de todas las edades. Intente preguntar de quienes se  trataban todas esas mujeres pero sin mirarme exclamo.
- Son todas las superioras que tuvo este aquelarre, algún día pretendo estar en este pasillo-
¿Como habia sabido que le iba a preguntar eso? si ni siquiera me estaba mirando, mi mente trato de explicarlo con que de seguro todo el mundo preguntaría lo mismo.
Seguimos avanzando hasta una puerta exageradamente grande de madera pulida y decoraciones de bronce.
Petra apoyó dos dedos sobre ella y sin un mínimo esfuerzo la empujó. Cada vez se me dificultaba mas darle una explicación lógica a los sucesos extraños que no dejaban de sorprenderme.
Detrás de la puerta me encontre un gran salon circular con una, aun mas gigantesca, cúpula de cristal, y lo siguiente destrozo mi pobre logica que ya no daba mas de si. Estrella flotaban dentro de la cúpula, revoloteando como si tuviesen vida propia. No habia forma que mi mente pudiese darle una explicación racional a lo que mis ojos le proyectaban.
Y nuevamente Petra interumpio mis pensamientos sin que yo diga nada.
-Son almas, en el aquelarre esta prohibido el uso de ellas para la magia y aca se refugian de los magos ermitaños que las extinguen para la fabricación de pociones de alma
- terminó la frase con un gesto de desaprobación.
Me siguio mostrando salones y mas salones uno mas extraño que el anterior hasta llegar a un gigantesco pasillo. Se acerco hacia mi cara y susurrando me dijo
- Estos son los dormitorios, el tuyo es el 221, aqui no puedes hacer ruido o podrías enojar a la persona equivocada, a las 13:30 nuestra superiora Madame Lefebvre te mandara a buscar para tener el honor de conversar en privado con ella.

Tenia tres horas hasta que me pasasen a buscar y el sueño me dominaba hasta el punto de no poder controlar el cabeceó, además no recordaba cuando había sido la última vez que dormía en una cama de verdad. Me zambulli de un salto y me acurruque en ese increible altar a la comodidad.
Ya no recordaba lo que se sentia soñar, era mucho mas intenso de lo que recordaba, aunque no era capaz de recordás exactamente de que era el sueño. A medio camino del sueño sentía como si me ahogaba, como si presionarán mi cuello con una soga gruesa. Eso causó que me despertara, pero la sensación de asfixia no cesaba. Sentia el cosquilleo en la boca como cuando se te duerme alguna parte del cuerpo.
Intente levantarme de la cama pero estaba inmovilizado y ahi lo vi, mi cuerpo se encontraba repleto de serpientes que me constreñían como rama de bambú. Pude divisar en una de las esquinas de la habitación una joven de pelo negro y tez muy pálida, de nariz chata casi como una serpiente.
Recitaba una frase inentendible mientras me miraba fijamente hacia los ojos. Al percatarse de que ya me había despertado se acercó a mi sigilosamente casi como si imitase a un reptil. Se detuvo a centímetros de mi cara y deslizó su lengua áspera por mi mejilla hasta llegar a mi boca y darme un beso muy agresivo. Ya a esta altura ni intentaba darle una explicación logica a mi situación y solo trataba que mi imaginación tomara el control de mi racionalidad. Se aparto bruscamente de mis labios y me escupió la cara y entre gritos exclamo.
-Jajajajaja y este es el gran brujo hombre que liderará a todos los seres jajajaja, patético- se levantó, me apunto con el dedo y dijo.
- Liberare a este mundo de tal desilusión, mis lindas serpientes, devorenlo hasta el ultimo hueso- al concluir la frase una serpiente se abalanzó hacía mi cuello clavando sus afilados colmillos. El dolor era tan intenso pero mi cabeza solo pensaba en una cosa "no quiero morir". Deje de sentir el dolor y mi mente se puso en blanco, una parte de mi había abandonado mi cuerpo fisico y navegaba en mi mente, o eso es lo que yo interprete. Sin embargo estaba limpia totalmente vacía lo unico que podia distigir era una pared de piedra a la lejanía. Me acerqué por curiosidad y al llegar me encontre que tenía grabada una frase en latín.

No es que yo lo hablara, pero por algún motivo lo podia leer. Y eso hice, lo grite con todas mis fuerzas si saber porque lo hacia pero sabia que lo tenia que hacer. "ARDET IN INFERNO PRODITOR". Al concluir la frase regrese a mi cuerpo, las sepientes ya no estaban y podia respirar libremente. Al darme vuelta la lunática ardía en llamas azules mientas exclamaba que yo era un moustruo. La verdad es que no atine ayudarla, al fin y al cabo ella intento matarme no es que no se lo mereciera ... ¿verdad?. Me levanté de la cama y cuando me dirigía hacia la puerta para poder pedir ayuda un viento glaciar abrió, con demencia, la puerta congelando todo a su paso y apagando el fuego que habia causado. Tal frío me dificúltaba la respiración era como si el monte Everest hubiese decidido mudarse a mi habitación. De la pueta entro una dama de ropa blanca y cabello del mismo color sus ojos celeste, tan gélidos como la habitación misma, analizó el dormitorio como si fuese un escáner. Se acerco y se arrodilló frente a la agresora y dijo.
- Ay mi querida Lady Dannia ¿en que estabas pensando mi niña boba?- se levanto suspirando y susurro "ut et vita unum diem" y la carne cocida por el fuego empezo a sanar mágicamente. -Niñas necesito sanadoras que se encargen de ella y luego llévenla a detención, averigüen por que decidió atacar a Lyon- concluyó dirigiendo su mirada aterradora hacia mi. Suspiro y me dijo.
- No llevas ni un dia aquí y ya causaste el primer disturbio en 107 años....-continuo con un silencio negando con la cabeza.
- Lo siento no me presente mi nombre es Madame Lefebvre, mala forma de presentarnos- termino dandome la mano. Me levante con su ayuda, ella era la superiora, la que manejaba la mansión y todas las chicas admiraban. Me sacudí mi ropa y estornude producto por el terrible frio de la habitación. A la superiora se le escapo una pequeña risa y con un pequeño movimiento de dedo elimino el clima hostil. Se quito su capa para cubrirme los hombros. Me guío por los pasillos hasta un gran estudio en donde me pidio sentarme en un sillón.
La superiora empezó.
-Bueno vamos al grano tu sabes que esto es un refugió para brujas y que tu eres un brujo, cosa muy pero muy rara, pero no te he traído al aquelarre solo para ofrecerte refugio- prosiguió no antes de darle un sorbo a la taza que estaba en el escritorio.
-Necesitó tus poderes de necromancia para resolver un problema que azota a nuestro aquelarre, si despues de eso deseas irte seras libre de hacerlo, pero no puedo permitir perder una pieza tan importante como lo son tus poderes- concluyo ofreciéndome una taza de cafe.

Mi otro lado de la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora