Lo has intentado todo y aun así no consigues nada. Te frustras al ver que no consigues avanzar y te cierras ante un lejano y muy complicado éxito. Nuestras fuerzas en ocasiones pueden ser tan inmensas que el mundo queda completamente pequeño ante nosotros... pero de pronto una pequeña jugada de la vida puede hacer que todo lo que estaba construido se venga abajo en un abrir y cerrar de ojos. Entonces nuestras fuerzas se pierden por completo y perdemos la plataforma que nos sostenía y nos mantenía en las alturas.
Caemos lentamente y vemos como todo aquello que hicimos cae junto a nosotros. No es una caída precisamente rápida, ya que las desgracias siempre son lentas, hacen que nuestro sufrimiento y dolor se alarguen y que veamos que la vida es incluso más poderosa. Y tu cuerpo desciende lentamente y te pierdes, si... te pierdes en tristeza. Algunos conservan fuerzas como para tratar de aferrarse a algo. Pero saben, realmente son mínimas las personas que lo hacen.
Cuando por fin caes, el golpe no es tan fuerte, ya que las heridas externas siempre sanan por muy dolorosas que parezcan, pero lo que si duele es ver lo que pasa después... un escenario triste en el cual visualizas que no conseguiste lo que por mucho tiempo y esfuerzos trataste de hacer. Puedes pensar que es estudio, trabajo, relación amorosa o tu propia familia... cualquiera de las anteriores funciona como ejemplo. Al estar en el suelo, nuestra mente se inunda de posibilidades e imágenes sobre cosas que pudieron ser, que pudimos llegar a la meta y que pudimos ser felices. Ese dolor se vuelve profundo y nos tortura internamente.
¿Cómo volver a reconstruir algo que se levantó y aun con ese esfuerzo y dedicación logro derribarse? Simple...
Estando en el suelo, derrotado y con lágrimas, triste sobre mi vida, una vez pensé que nunca nadie vendría a mi socorro, y vaya... nadie vino. Pero en ese momento supe algo. El imaginarme que las cosas pudieron funcionar solo me hace más daño, el intentarlo de nuevo al instante me hará daño, el querer hacer lo mismo porque simplemente me hacía feliz me hará daño nuevamente. ¿Entonces qué hacer? Suspire como un niño, dejando caer unas pocas lágrimas, un llanto silencioso y un corazón destrozado. Mi espíritu, tambaleante y débil, me ayudo a permanecer en silencio. ¡Descanse!... solo descanse en ese lugar, en el fondo de la vida cuando solo estas. Mire a lo alto y allí me quede.
Mis fuerzas levemente se recuperaban, descansando. "Sé que lo haré otra vez, pero en esta ocasión, será mejor"
Aquel joven no se levantó, no se esforzó, no se alarmo, no se alegró... solo descanso, por un tiempo. Pero cuando pudo tomar fuerzas y su corazón dejo de llorar, se incorporó al igual que lo hace un rey decidido a proteger a su gente, como un León al estar confiado y radiante como el sol de la mañana. Seco sus lágrimas con ternura, y con un último suspiro empezó, lento, tranquilo, seguro.
Hoy... las pocas personas que se detienen a ver su avance logran ver una pequeña silueta en el cielo de alguien que aun continua su camino, aquel joven ya no es tan joven pero al pasar cada día por aquel camino veo las piedras con las cuales empezó. Dejo allí mi reverencia y un suspiro. Sé que algún día estaré allá arriba, pronto iniciare mi torre, llegare tan alto, y sé que lo lograre, hoy no le temo a caer, hoy no le temo a dañarme porque sé que es parte del crecimiento, hoy no le temo a perder porque en la derrota aprendo que la victoria es muy difícil de conseguir, pero al conseguirla no hay nada mejor.
Aquel joven dejo atrás un legado en mi ciudad, y cada persona que pasa por allí se alegra y dice:
Graciaspor enseñarnos que no debemos alarmarnos y quedarnos en el suelo, debemosdescansar y recuperar fuerzas... es algo que nos enseñaste... a Todos Nosotros.
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Todos Nosotros
De TodoLugar en el cual nos podemos sentir seguros... ¿Verdaderamente existe? Quizá sí, quizá no... Pero estoy seguro que en este pequeño rincón del mundo, a través de estas páginas, nos podremos ayudar todos nosotros.