𝚁𝚎𝚌𝚒𝚙𝚛𝚘𝚌𝚊𝚕 • Soukoku • Finalizada

Twenty-two

Mori caminaba por los extensos pasillos del gran rascacielos que tenían como sede de la Port Mafia en Yokohama.

Era un intento fallido de romper un poco su rutina. Pues estar encerrado todo el día en su oficina también le agobiaba.

Y su aburrido paseo hubiese seguido tan tranquilo como siempre si no fuese porque visualizó una mata de cabellos rojizos desde el otro extremo del pasillo.

Chuuya venía echando humos y pisando tan fuerte como si su cuerpo fuese muy grande, cosa que asombró a Mori, quien frenó sus pasos y esperó a que su niño, de ya 22 años, estuviese frente a él.

— Chuuya-kun ¿Ya saliste de la universidad?

— ¿Dónde está el imbécil?

— Oh, Dazai-kun... no lo he visto desde la mañana, estaba ocupándose de unos asuntos con unos traficantes de armas. Tal vez Odasaku-kun sepa algo

Y por supuesto que Mori sabía que con "el imbécil" se refería a Dazai.

— Odasaku, claro, cómo no lo pensé antes.

— ¿Chuuya-kun?

Pero Mori fue ignorado olímpicamente por el pelirrojo que pasó a su costado cegado por su ira hacia el hombre con quien planeaba casarse cuando terminara su carrera universitaria.

Se encogió de hombros viendo cómo el menor desaparecía con rapidez por los pasillos. Más tarde se las daría de chismoso con Kouyou, porque de seguro ella sabía qué le había molestado tanto a Chuuya.

━━━━━━━━━※━━━━━━━━━

— ¡ODASAKU!

El nombrado dio un pequeño salto en su lugar por el fuerte grito que se escuchó en la biblioteca del departamento de inteligencia.

Miró a Ango que estaba más nervioso que nadie y fingía seguir mirando los antecedentes de quién sabe qué pobre diablo que se haya atrevido a meterse en el camino de la Port Mafia.

— Chuuya... — El de cabellos color burdeos observó al que era por muchos centímetros más bajo que él.

Aún así el aura asesina no se la quitaba nadie; Chuuya se veía realmente enojado.

— ¡¿Dónde está el engendro con vendajes?! — golpeó con la palma de su mano el escritorio en donde Ango aparentaba hacer sus obligaciones.

El de lentes comenzó a maldecir al castaño en su mente.

— ¿Dazai? — Odasaku, con su expresión tan pacífica de siempre, observó a su nervioso amigo — No lo sé, tal vez Ango sepa algo

Sakaguchi se quejó internamente porque Sakunosuke no era el ángel que todos creían.

Chuuya miró de forma amenazante al de lentes, quien seguía sin despegar su vista de las hojas llenas de información que estaban entre sus temblorosas manos.

Chuuya sonrió tétrico, lo tenía.

— Ango~ — su voz sonó con cierta melodía que, tal vez, había adoptado de Dazai — Estoy seguro que tú sabes dónde está el estúpido ese y por supuesto debes saber el por qué hay gente de la mafia infiltrada en la universidad pisándome los talones hasta cuando voy al baño.

— Chu-Chuuya-kun, yo no tengo nada que ver con lo que hace Dazai, sa-sabes que siempre estoy en desacuerdo con sus acciones, él no me ha dicho absolutamente nada él...

— Oh... entiendo. — suavizó sus facciones

— ¿E-Entiendes? — Ango estaba nervioso porque por supuesto que él sabía algo, es más; Las personas que seguían a Chuuya habían sido enviados específicamente por órdenes del propio Ango porque...