Because he loves him

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Fue cuando Chuuya iba llegando a la entrada de la gran facultad de Literatura que lo vio.

No una, si no dos veces, para asegurarse.

Frenó sus pasos de golpe y se le quedó mirando como quien ve un fantasma a las 3:33 de la madrugada.

Claro, ¿cómo no lo pensó antes?

— O... ¡¡¿¿Odasaku??!! ¿Q-Qué haces... aquí?

No podía ser cierto...

— Sabes perfectamente qué hago aquí, Chuuya — habló tan calmo como siempre — Soy tu nuevo guardaespaldas.

¡Diablos! ¡Por supuesto que Dazai pondría a Oda a vigilarle! ¡Ese maldito tenía todo planeado!

Si bien Sakunosuke era lo más alejado a un siniestro matón, siempre portaba un arma; una pistola, con la cual no mataba (porque era ese tipo de personas), pero tenía una puntería excepcional que no dudaría en ocupar para disparar a cualquier extremidad de alguien que osara provocarlo.

El mayor era ágil, eficiente, sigiloso, el mejor amigo de Dazai, y su futuro soplón que por supuesto no dudaría en decirle al castaño cualquier cosa que ocurriera con Chuuya.

Además de todo eso, Odasaku tenía la extraña personalidad de un hermano mayor.

Por lo que Chuuya, al ser mucho menor que él, conocerlo desde pequeño, y ser la pareja de su mejor amigo, tendría que lidiar con la mega-ultra-sobreprotección de Odasaku.

Chuuya suspiró. Se preguntaba si tener la atenta mirada de Oda era peor que tener la de quince hombres que más de una vez se distraen.



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— ¿Chuuya-san, vamos por un café? ¡Yo invito!

— ¿Eh? Ah... está bien — sonrió amablemente — Solo que... ¿Podríamos ir por la salida trasera? — sugirió algo nervioso

Tachihara mostró extrañeza en su rostro.

— Ah... sí, no hay problema. Pero el camino hacia el café sería mucho más largo.

— No importa — Rió, intentando restar importancia al asunto — Estar todo el día sentado me dan ganas de caminar. Además, me gusta el frío.

La verdad es que quería evitar a Odasaku y su intensa mirada interrogativa que sabía, lo estaría esperando en el mismo lugar en el cual se encontraron.

Sin más preguntas, Tachihara y Chuuya comenzaron a caminar hacia dicha salida.

Grande fue la sorpresa para Chuuya ver al más alto esperándolo con ese rostro tan neutro que siempre se cargaba.

El pelirrojo sintió la sangre hervir, y lo hizo notar en su rostro.

— ¿Qué? — soltó Oda con voz suave — era bastante obvio ¿No crees?

— ¿Lo conoces, Chuuya-san? — preguntó el de cabellos cortos y un pequeño apósito en la nariz.

— ¿Eh? Ah, si... él solo... está aquí para decirme algo e irse. ¿Cierto, Odasaku? — hizo la pregunta entre dientes.

Obviamente, el más alto no se inmutó ante la pregunta con tono amenazador de Chuuya.

— ¿Dónde vas?, comenzará a oscurecer en unos minutos más.

𝚁𝚎𝚌𝚒𝚙𝚛𝚘𝚌𝚊𝚕 • Soukoku • FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora