Un sueño hecho realidad

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                                  Amo las películas Disney, cada una de ellas me enseñaban algo nuevo, desde superar los miedos para descubrir nuevos mares hasta romper la ley para salvar a toda China, en cada una de esas maravillas hay un mensaje oculto, bueno, mi familia no es como la de una de esas historias, mi madre no es una princesa, ni mi padre un hércules, más bien una Cruela Devil y Hades el Dios de los muertos. Cuando ellos trabajaban yo miraba en la TV un programa donde aparecían.

                                   Crecí en mis dos mundos, uno se llamaba realidad y otro el país del nunca jamás, en el más aburrido se encontraban mis padres, mi padre dándome consejos de trabajo y mi madre regañándome por ver esas películas, querían que tuviera un mejor futuro como abogado o un título de algo profesional,  y en mi mundo de los mil nombres, el país del nunca jamás, era un niño que no quería madurar, invitaba a más amigos a su lugar con los niños perdidos, en las noches solía tener las ventanas abiertas para que mi Peter Pan se asomase, leía cuentos de noche con una linterna debajo de las sabanas y le enseñaba a mi perro hablar como La Dama y El Vagabundo.

                                    Ellos vivían peleando y cuando me encontraba cerca, se desquitaban conmigo, querían de verdad que me hiciese un adulto responsable con tan solo 16 años y no lo podía soportar, al parecer iba a cantar "pobre alma en desgracia" mi madre para convencerme de firmar el contrato de las piernas prestadas, mi padre dándome tres ordenes y yo las cumplía como el "genio de la lampara", hacia lo imposible para ignorarlos pero aumentaban los planes malévolos.

                                      Hasta que se les ocurrió la mejor manipulación para mi, en una discusión en el cuarto de ellos, abrieron -a propósito- la puerta, yo estaba escuchando.


Hades (papá): ¡¡ENTONCES CÓMO CREES QUE VAMOS A PODER SEGUIR CON NUESTRA EMPRESA DE TRABAJO SI NO NOS ENTIENDE NUESTRO HIJO!!.

Cruela Devil (mamá): NO LO SÉ, PERO SI NO CONTRATAN A NUEVOS EMPLEADOS JÓVENES LA EMPRESA CERRARÁ, NOS QUEDAREMOS SIN TRABAJO Y NUESTRA FAMILIA CAERÁ ECONÓMICAMENTE.

Hades (papá): Bueno tendremos que buscar otras opciones si eso llega a pasar. Ahora sécate las lágrimas que nuestro hijo puede escuchar.

Cruela Devil (mamá): Tienes razón pero no puedo dejar de llorar.

                                     En el almuerzo, los tres comíamos en silencio, cuando de repente vi a mi madre preparada para hablarme de la trágica situación, yo...

Cruela Devil (mamá): Escucha, nosotros tenemos algo que decir...

Símba (yo): Creo que lo pensé bien y es lo correcto, estoy creciendo y debo dejar mi gusto en algo más responsable... quiero trabajar en la misma oficina con ustedes.

Hades (papá): Wow, nunca pensé que tomarías esa decisión después de tanto rogarte.

Símba (yo): Perdón por mis niñerías, les prometo ser un buen empleado.

Cruela Devil: Y lo serás, nosotros haremos lo mejor, siempre unidos.

                                   No debí haberles dicho eso, desde ese momento estudié constantemente para ser el mejor en casi todo, salí de mi secundaria con un buen promedio e -inmediatamente- entré a trabajar con mis padres, puede que esto suene como algo que mejoró en mi, pero no fue, al tener notas por debajo de 9 mis padres me castigaban obligándome a estudiar más para "levantarla", mis insomnios aumentaban, a veces era hipócrita con algunas personas solo por que les costaba alguna materia, me levantaban extremadamente temprano para hacer duros ejercicios, terminaba molido como un hombre de 40 años al llegar a mi casa. Al salir de la secundaria, todo empeoró mucho, mi rutina era: levantarme, desayunar, trabajar, almorzar en la oficina, trabajar casi toda la tarde y llegar recién a las 12 a.m.

La Chica LunáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora