11 de febrero

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El 11 de febrero fue un día difícil para todos.

Tony tuvo que atender varios asuntos de su empresa en el extranjero, por lo que partió en la tarde del día anterior, estaría sin comunicación y no regresaría sino hasta el 15 de febrero.

Steve y los demás integrantes del equipo, a excepción del doctor Banner que no podía entrar en el frente de batalla y Thor que se encontraba en Asgard, fueron requeridos por SHIELD para una importante misión.

Por eso fue que permanecieron ocupados gran parte del día y no regresaron hasta bien entrada la noche, hambrientos, doloridos y cansados.

Ni bien pusieron un pie en la torre, Natasha y Clint tomaron lo que había comprado de camino y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, ignorando por completo a Steve, que se quedó solo.

Con un suspiro resignado, se dirigió a la cocina, hasta que el ascensor se abrió, dejando salir a varios hombres quienes preguntaron por él y una vez recibieron la respectiva confirmación, empezaron a llenar de platos la isla de la cocina, hasta que todo estuvo perfectamente montado.

Steve, confuso, preguntó a que se debía tal gesto, pero todo se hizo completamente claro, cuando uno de los hombres le entregó una caja y el respectivo sobre del día.

Una vez se encontró nuevamente solo, se acercó a la mesa y observo los platos que se encuentran dispuestos allí. Había pescado sazonado con hierbas al vapor, arroz marinero, pollo en salsa, cremas, ensaladas de frutas y distintos tipos de arroz, pero, apartado de todo ello, había algo completamente inusual; habían donas de chocolate blanco con chispas de rojo, azul y blanco.

Abrió la caja que se encontraba en sus  manos y descubrió las distintivas 10 rosas de este día, pero estás tenían una gran particularidad; eran de un hipnótico y distintivo color negro.

Steve quedó completamente fascinado. Si las rosas de colores distintos al habitual rojo, rosa y blanco le habían sorprendido, sencillamente esta vez no había palabras para describir la fascinación y la tremenda impresión que sentía en este momento... Era... Era sublime.

Parecían tan irreales, que tuvo que pasar un dedo con suavidad por uno de sus pétalos para asimilar por completo que eran reales.

Relegando su hambre a un segundo plano, y sumamente intrigado y expectante por lo particular y extraño del detalle, tomó la nota del día y se apresuró a leerla.

"Hola Steve...

Sabes que soy una persona algo particular ¿Verdad?

Bueno, espero que hayas disfrutado de tu cena, te la tienes más merecida, se que tuviste un día demoledor. Aunque, conociéndote tan bien como lo hago, se que primero revisaste lo que te envié hoy antes de cenar.

Espero que disfrutes de lo que elegí para ti y dejé algo que me representa a mi allí, se que ya sabes exactamente qué es, puedo apostarlo.

Ahora llegamos al motivo por el que se que estas aquí; las rosas.

Te sorprendiste con las rosas ¿Verdad?

Te voy a contar una historia, antes de que puedas malinterpretar mi presente, aunque supongo que más que desagrado, las rosas te causaron gran impresión. Sé que sientes debilidad por las gamas de colores que tienen las flores, eres un artista, después de todo, así que estas cosas causan gran fascinación en ti.

Te prometo que si me das una oportunidad, llenaré tu vida de color, de la misma forma en que tú llenas la mía.

Volviendo al asunto de las rosas, las elegí porque es lo que más se acerca a una definición de algunos de mis sentimientos y de lo que significas para mí.

Las rosas negras realmente no son negras. Son rosas con un pigmento rojo tan intenso que nuestros ojos lo interpretan como el color negro. Quizás esa también sería una definición para mi amor por ti. Te amo tanto, que me es difícil controlarlo y muchas veces, mis acciones son lo opuesto a lo que en verdad quería hacer o expresar y por eso siempre tenemos malentendidos. Si, somos así de cercanos.

Estás rosas, las naturales, así como los ejemplares que tienes aquí, solo se encuentran en una parte del mundo y desde su aparición hace tantos años, se han vuelto objeto de deseo, codicia y de adoración. Existen historias que datan desde hace mucho tiempo sobre su sin igual belleza y gran atractivo.

Sabes, es gracioso el hecho de que estas flores se parezcan tanto a tí.

Solo hay un único súper soldado en el mundo; Steven Grant Rogers, o más conocido como el Capitán América. Pueden haber algunos parecidos, varias copias e intentos de recrear al original, pero nunca habrá alguno como él. Apareció en el mundo, en una época donde la esperanza había muerto y a través de sus valerosas acciones, le devolvió al mundo la fe. Pero solo había uno, por lo que antes de y cuando desapareció, se convirtió en objeto de deseo, adoración, codicia y leyenda.

Y ahora estás aquí, leyendo esto, mientras yo estoy compitiendo por tener lo que añoran todos los demás, en algún lugar de este basto planta deseando tener tu corazón, el tesoro más preciado y lo que más anhelo poseer de ti. Por mí no debes preocuparte, porque te pertenezco desde antes que me conocieras y seré tuyo de por vida.

Las rosas negras son hermosas y las tomé como ejemplo, pero dudo que ellas siquiera puedan llegar a equiparar tu sin igual belleza y hermosura en todos los aspectos.

No sabes cuánto te amo, Steve. Espero que mi mensaje pueda dar siquiera prueba de ello.

No me voy a extender más, porque se que debes estar hambriento. Disfruta tu cena y descansa.

Mi héroe favorito y el amor de toda mi vida.

Te ama... A.S"

Steve bajo la carta con una sonrisa enamorada y algunas lágrimas escapando de sus ojos. Jamás, ni en sus sueños más locos, había llegado a imaginar que alguna vez en la vida encontraría a alguien que le quisiera de esta forma tan pura y hermosa.

Era imposible de describir la gran cantidad de emociones que se mezclaban en su interior, pero sobre ellas estaban la enorme felicidad y el cariño que se transformaba en amor a medida que pasaban los días.

Limpió una lágrima que no sabía que se le había escapado y guardo sus rosas y la nota con cuidado, mientras una expresión de felicidad y amor adornaba su rostro con suavidad.

Después de eso, se dispuso a tomar la cena que tanto necesitaba, prometiendose que en cuanto tuviera de frente a su admirador secreto, por lo menos le daría un gran abrazo, y le agradecería por haber ayudado a curar con su ternura partes de él que no sabían que estaban rotas o descompuestas, aún sin ser consciente de ello.

Ese hombre cada día se iba robando un pedazo de su corazón y si seguía así, llegaría el día en que terminaría de robarlo por completo.

Admirador SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora