Narrado por Lucas
Acabo de despertar al lado de Elton, fue lo primero que vi al abrir mis ojos, estaba ahí, dormido como un bebé, se veía tan hermoso. Estaba boca abajo, así que aproveché para pasar mi mano por toda su espalda, y terminé abrazándolo. Se sentía tan bien estar a su lado, poder tocarlo. No podía creer que finalmente podía hacer esto. Podía dormir con él sin dar explicaciones a mis padres, podía verlo seguidamente, podía disfrutar de él, de su olor, de su piel, de su amor, de su cariño. Quería hacerlo por siempre, deseaba que ese momento con él en la cama nunca se acabara, que se convirtiera en un momento infinito.
Salí del cuarto para ir al baño, luego, bajé a la cocina para tomar un poco de agua y encontré una nota en la cocina: "Elton, salí con tu padre a hacer algunas diligencias, llegaremos tarde, te dejé dinero para que compren algo de comer, te quiero". -decía la nota, escrita en un pedazo rasgado de hoja. "¿Qué es eso, ah?" -levanté la mirada y era Elton, estaba en bóxers, no pude evitar no admirar su cuerpo, sin importar que no fuese el cuerpo perfecto, para mí, de alguna manera, era el mejor el mundo. "Una nota que ha dejado tu mamá" -le dije, distraído por su ropa interior que lo hacían verse tan provocativo. "¿Sí? ¿Qué dice?" -preguntó mientras abría el refrigerador para tomar algo de beber. "Dice que se fue a arreglar unos asuntos con tu papá. Estamos solos" -dije con una mirada pícara. Los dos sonreímos y él se acercó, me abrazó y me dio un beso, yo me puse juguetón y le toqué una nalga, él miró hacia arriba, con una sonrisa de vergüenza en su cara, bajó la mirada y dijo: "Deberíamos desayunar primero, aunque sea". Yo me reí y dije: "Recarguemos energía".
Él sacó leche de la nevera y buscó una caja de serial en la alacena. Yo me senté en el bar de la cocina y lo miré preparar los cereales. Cada vez que lo miraba, sólo podía callar y pensar en lo afortunado que era, quizás él es el amor de mi vida, quiero que dure para siempre. Viéndolo, me di cuenta de que lo había llegado a querer mucho. Era tan perfecto para mí. Era mi todo ahora. "¡Eh! Deja de mirarme, pervertido" -exclamó desde el otro lado de la cocina. "¡Yo no estoy viéndote!" -le repiqué jugando. Elton me sirvió mi cereal y desayunamos juntos.
"Oye... tengo una idea" -le dije con entusiasmo.
"¿Qué hay?" -se preguntó Elton.
"¿Qué tal si... conoces a mis amigas?" -le propuse.
"¡Es una buena idea!" -dijo Elton, feliz.
"Entonces hay que llamarlas, a ellas les encantará conocerte" -dije, un poco preocupado por como mis amigas me fuesen a dejar en frente de Elton.
"Debería cocinar algo para ellas" -dijo Elton, buscando en la alacena, con la esperanza de encontrar algo qué hacer.
"Voy a arriba, les mandaré un mensaje" -dije, dirigiéndome hacia las escaleras.
Una vez que subí, mandé un mensaje a las chicas, haciéndoles saber que hoy conocerían a Héctor. Estaba nervioso, mis amigas son muy psicópatas y no sé que le podrían decir a Héctor, que locura saldría de sus bocas o qué comentarios absurdos harían, ellas eran impredecibles. Claro, sin olvidar lo buenas amigas que eran, además.
Era la una de la tarde y ya Elton lo tenía todo preparado. Había hecho hamburguesas, algo típico, pero eran mis favoritas, espero que él no haga que dejen de serlo. Mis amigas estaban esperadas a llegar a las tres de la tarde, estaba ansioso de que conocieran a Elton. Mi maravilloso chico, se veía tan hermoso cocinando, concentrado solamente en las hamburguesas, era un delirio para mis ojos poder observarlos, me hacía agradecer a la vida el poder ver, el poder mirarlo, poder saber cómo era, ver sus movimientos, su forma de caminar, su forma de mover las manos. Era un espectáculo.
Decidí subir a alistarme. Entré a la habitación y me desvestí, agarré una toalla y entré al baño para darme una ducha, dejando la puerta entreabierta. Abrí la regadera, eché un vistazo al baño de Elton, había un papel en la repisa del espejo, me dio curiosidad, lo admito, pero, a la vez, no era mi prioridad leerlo, así que lo dejé allí. Entré a la regadera, el agua estaba deliciosa. "¿Puedo?" -escuché, era Elton, estaba en el baño, cubierto sólo con una toalla, insinuando querer bañarse conmigo. Yo sonreí y le dije que podía. Elton dejó caer el paño y se aproximó a la ducha, entró y me miró de arriba abajo, mientras mojaba su mano en la ducha. "El agua está excelente" -me dijo. "Pues... sí" -dije asintiendo con la cabeza. Él se acercó a mí y me comenzó a besar lentamente, mientras nos poníamos bajo la regadera. Sentía el agua cayendo por todo nuestro cuerpo. Yo pasé mi mano por todo su costado, sintiendo cada parte de su piel mojada. Podía sentir como Elton comenzaba a erizarse, sus poros se abrían, así como sus brazos se abrían alrededor de mí para abrazarme mientras compartíamos aquel beso tan lento. Lentamente, puso su mano en mi pecho y la bajó por todo mi abdomen, se sentía genial. Puse a Elton contra la pared y comencé a besarlo más rápido, él, entre besos y caricias, me acariciaba todo. Y poco a poco, beso tras beso, caricia tras caricia, volvimos a estar en la misma manera en la que habíamos estado la noche interior. Uno dentro del otro. Éramos uno solo. Sólo él y yo. Unidos, de nuevo.
Luego de ese episodio de entrega de amor y pasión, nos terminamos de duchar. Salimos del baño, nos fuimos a vestir y, mientras, le pregunté a Elton de la nada: "Cariño, ¿Ya llegaron los resultados de los exámenes médicos?". Elton se puso nervioso, me respondió tratando de evadir el tema: "Ehm... no, no aún, hay que esperar unos días más". No quise insistir, pues pude notar su incomodidad.
Se habían hecho las tres de las tardes y mis amigas estaban por llegar. Elton estaba muy emocionado de poder conocerlas finalmente. Sonó el timbre, yo fui a ver quién era y ahí estaban: Anabelle, Fabiola, Marlene y Greta.
"Hola, chicas" -las saludé a todas con un beso en la mejilla.
"Hola mi corazón" -me saludó Marlene.
"Buenas tardes, bombones" -entró Anabelle diciendo, echándole un vistazo a Elton.
"¿Este es el famoso Elton?" -preguntó Greta dándole la mano a mi novio.
"Pues obvio, ¿no ves que es el único otro chico aquí?" -sarcásticamente dijo Fabiola.
"¡Vaya nenas, bienvenidas!" -exclamó con felicidad Elton, intentando verlas a todas a la misma vez de la emoción.
"Ellas son mis peores pesadillas, amor" -le hice saber con un tono juguetón.
"A ver, a ver, todos sabemos que sin mí no vives" -aclaró Marlene.
"Es todo lo contrario, dulce pie de limón" -dije hacia Marlene.
"Vamos, yo sé que todos se quieren mucho. Lucas me ha hablado muy bien de ustedes. ¡Vaya que quería conocerlas!" -interrumpió Elton.
"Y nosotras a ti, eres una dulzura" -soltó Fabiola.
Pasamos a la cocina y empezamos a comer las hamburguesas que había preparado Elton. Estaban deliciosas, no podía negar que mi chico sabía cocinar, eran las mejores hamburguesas del mundo, sólo porque venían de él. Hablamos de todo, Fabiola y Anabelle no dejaban de contarle cosas vergonzosas sobre mí a Elton. Marlene no dejaba de decirme lo lindo que él era conmigo, y, Greta le gastó bromas toda la tarde a las otras chicas. Pasamos un muy agradable almuerzo, fue mejor de lo que pensé que sería. Al final, el tema de que mis amigas conocieran a mi novio no fue tan malo como pensé, estaba feliz de que lo hubiesen conocido y de los buenos comentarios que decían de él.
Narrado por Elton
Había pasado una tarde maravillosa con Lucas. Más que las horas que compartí con sus amigas, seguía feliz porque había tenido mi primera vez, y había sido con él, con el chico que me gusta. Compartir algo así con la persona de la cual estás enamorado es especial, es la perfección, es sentir que tocas el cielo. Aún puedo sentir sus labios tocando los míos, dándonos un suave beso que marcaba la pasión del momento. Aún creo sentir nuestras manos entrelazándose, cada vez que juntábamos nuestros torsos, desnudos y mojados, sentía su corazón lleno de vida, latiendo, latiendo fuerte y por mí, por el momento. Mi corazón también latía, lo sentía latir más fuerte que el sonido de los tambores en un desfile. Y es que, estar con él, con Lucas, compartir algo de mí con él, eso, eso era vida, Vida que no quería perder.
Lucas se veía tan feliz, era tan tierno. Cada vez que veía sus ojos era como ver los ojos de un niño en la mañana de pascua cuando le daban su primer huevo de chocolate. Estábamos los dos viviendo una historia, una fantasía real, una fantasía que los dos podíamos ver, podíamos tocar y sentir, sentir que todo era verdad, darnos cuenta que si en el pasado no tuvimos a nadie, ahora sólo éramos los dos y nada más.
Eran ya casi las ocho de la noche y le planteé a Lucas que podía quedarse a dormir de nuevo. Él llamó a su madre, pidió permiso y aquí estábamos los dos otra vez. Por primera vez quería irme a dormir con tantas ansias, las ansias eran porque ahora, tenía a alguien con quien pasar la noche. No puedo explicar cómo se siente, el poder abrazar a la persona que amas, sentir como esa persona te protege y cuida de ti, esto es la felicidad, no cabía duda, no hay margen de error. Una vez aquí, nada podía estar mal, nada podía salir mal.
"No podía creerlo, parecía casi mentira, para mí, esto estaba dentro del plano dimensional de los imposible. ¿Cómo podría ocultar algo así?"
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Una historia de... ¿amor?.
RomanceUna historia que cuenta las pocas vivencias de un chico de 16 años, el cual debe lidiar con sus padres por su orientación sexual y, además, en su intento de buscar a una persona que pueda comprender su actual situación y todas sus complicaciones. ...