p r ó l o g o

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yoongi comenzó a sentirse desesperado mientras veía el minutero del reloj moverse un poco más cerca de las ocho de la noche.

de pie frente a la vitrina que contenía todos los pasteles que había preparado miró el reflejo de su cabello algo desordenado; peinándolo con sus dedos y suspirando mientras hacía una mueca más tarde.

ahora, estaba mirando su cuerpo.

él era ancho y su estómago era voluminoso, orgulloso de una persona con problemas de peso. sus mejillas también eran abultadas. demasiado, notó. llevó sus manos a ellas sin dejar de mirar su reflejo, frunciendo las cejas; sus mejillas eran demasiado grandes, mientras que sus ojos eran demasiado pequeños, y parecían serlo aún más ocultándose tras sus pómulos cuando sonreía.

hizo un puchero, y posteriormente giró con lentitud hasta quedar de lado, observando su -también gran- estómago que sobresalía hacia adelante y que intentaba ocultar usando prendas holgadas.

las ballenas no tendrían nada que envidiarle pues estaba tan gordo como una.

él se había sometido a una dieta y había intentado hacer ejercicio; el primer mes él se alegró muchísimo al ver que había bajado casi un kilo, el segundo mes también lo había hecho, ahora al tercero él no había visto mayor diferencia y comenzaba a desilusionarse.

¿cómo se enamoraría hoseok de él si era así de gordo y feo?

volvió a mirar el minutero; solo faltaba un minuto.

sus mejillas se sonrojaron un poco mientras fijaba su entrada en la mirada de la tienda -observando de paso a la tienda del otro lado de la calle, donde él trabajaba, y que ya tenía las cortinas de metal bajas-, esperando que el hombre llegara, como cada día, a las ocho de la noche; entonces pediría un trozo de pastel junto a un café y se sentaría en una de las mesas a disfrutar de él mientras revisaba las redes sociales en su celular.

y yoongi le observaría desde su lugar de trabajo, ya que no tenía el valor para acercarse. el hombre estaba bastante lejos de su alcance.

yoongi dudaba lograr agradarle.

después de todo, nadie quería a los gordos y feos.

- ¿qué tal estás? -seokjin palmeó amistosamente su espalda una vez llegó a su lado.

-bien...

-yo estoy bien también, no es necesario que preguntes. tranquilo hermano. -seokjin rió con su risa tan peculiar, yoongi solo le miró-. yah, no quiero interrumpir tu espera por el príncipe azul pero hace unos minutos te dije que la mesa cinco necesitaba dos rebanadas de pastel de fresa y té verde. ¿dónde están?

yoongi cubrió sus labios con su mano-. lo olvidé, lo siento. ya voy.

-tú corta el pastel, yo prepararé el té mientras tanto.

-oh, claro. -seokjin se alejó y yoongi comenzó a hacer lo que el hombre le había pedido. sonrió al momento de sacar el pastel de la vitrina; alcanzaba perfectamente para dos trozos y estaba feliz porque su pastel de fresa había sido un total éxito aquel día. se sentía bien cuando sus pasteles eran vendidos en totalidad ya que ese era su único talento.

- ¡yoongi! ¡yoongi! -seulgi, su compañera de trabajo, llegó dando pequeños saltitos junto a él, sonriendo levemente-. ¿aún no llega hoseok?

-no... aún no...

- ¿tardará demasiado? -seulgi hizo un pequeño puchero, yoongi miró el reloj en la pared; justo las ocho.

-oh, no lo creo.

❝ Suga(r). ❞ ❤ Hopega ❤️ [mini fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora