Capítulo I - "Decadencia"

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Hoy es 10 de marzo del 2017, es un día común y corriente, Sebastián se levantó a las 8:00 am como ayer y antier, se hizo un café, con una cucharada de azúcar, y un poco de huevo revuelto, es Sábado, así que el tenía planeado descansar, ya que no había escuela.
El iba en su penúltimo grado de medicina, y aunque no tenía las mejores notas se esforzaba, tiene 18 años, era muy unido a su familia y a sus amigos, aunque tiende a ser muy callado.
Tenía planeado ver un partido muy importante, pues se trataba de la final de fútbol entre Real Madrid vs Bayern Múnich, claro que él apoyaba al Real Madrid, era su equipo favorito, el partido comenzaba a las 12:00 pm, no se lo podía perder, se preparó para ver el partido, compró en la tienda mas cercana unas botanas, tenía que tener cuidado en la calle, ya que últimamente la gente se había vuelto más violenta y la inseguridad subió bastante en los dos últimos meses, así que regresó rápidamente a su casa caminando velozmente.
Cuando llegó a la última cuadra escuchó una sirena a lo lejos, unas ambulancias iban mas rápido de lo normal, tal vez las habían robado, pues la situación era complicada, había enfermos por todos lados, de gripa, fiebre, vómito, hasta muertos, decían que era una mutación del ébola, y otros decían que era la segunda peste bubónica, así que era un riesgo estar mucho tiempo en las calles.
Una vez que Sebastián regresó a su casa, vio que su teléfono tenía 9 llamadas perdidas, eran de su mamá, él le regresó la llamada y dijo…
- ¿Bueno?, Mamá.
- Hola hijo, ¿Cómo estás?
- Bien ma, ¿Y tú?
- Me siento un poco enferma, tengo gripa y calentura, pero el doctor dijo que no es serio.
- ¿Estás segura? Ya sabes como está la situación en este momento.
- Si mi amor, no te preocupes, oye, ¿Cómo vas con la escuela?
- Bien, todo esta tranquilo
- Que bueno, oye, ¿Cuándo vas a venir a vernos?, Tu papá está arrepentido por la última vez, se que están peleados, pero no sean así.
- Mamá, cuando pueda iré a verte a ti, ya te dejo, tengo que hacer cosas muy importantes, adiós.
- Adiós, te amo.
- Yo igual, adiós.
Se preparó para ver el partido, abrió sus botanas, y en el momento en el que se acabaron los comerciales, sonó su teléfono, vio quien era, era Alan, su amigo de la universidad, decidió no contestarle, ya que seguramente quería algo de la escuela, le volvió a marcar y esta vez un poco confuso le colgó, y después de un tiempo otra vez, hasta que tuvo que contestar.
- ¿Bueno?
- Hola, oye acá está muy cabrón todo.
- ¿Qué?
- Los militares están matando gente, los están poniendo en filas y les están disparando, todo esta muy feo acá, hay camiones llenos de gente llevándosela y otros camiones llenos de gente muerta, todo esta horrible, no nos quieren decir por que los están matando, solo lo hacen, ¡Ven ya!
- ¿De qué me estás hablando?
- Creo que están matando a los que están infectados con el virus, ¡Dana, ven amor!
- ¿Dónde estás?
- Por donde viven tus papás.
- Adiós.
Colgó el teléfono y rápidamente se fue a encontrar a su papá, llegó a la ciudad, y le hicieron pruebas para ver si no estaba enfermo, fue cuando vio a sus padres, los estaban formando, al lado de una pared de un viejo edificio enfrente de la avenida, los militares les apuntaron, y salió del taxi en el cual iba, y se dirigió corriendo a ellos para salvarlos, pero un soldado se abalanzó sobre él, impidiendo su rescate, cargaron los rifles, y …, les dispararon a todos los que estaban ahí, incluyendo sus padres, y aunque su padre también recibió un disparo se levantó una vez más para decirle a su hijo entre sollozos:
– Te perdono, se fuerte.
Entonces una vez más un soldado le disparo dos balas al pecho y una a la cabeza, Sebastián lloró profundamente, pasaron a los demás “enfermos” a filas, la gente gritaba y también lloraba, pero todo estaba en silencio.
Se podían oír a lo lejos autos estrellándose y disparos de más armas, personas caminaban de manera extraña, como si tuvieran lesiones en las piernas, lento y algo terrorífico, había un olor nauseabundo a muerte por las personas que habían asesinado recientemente, Sebastián estaba muy confundido. Entonces fue cuando vio que en la pila de cadáveres donde estaban los cuerpos de sus padres, se empezaron a mover cuerpos, se comenzó a asustar mucho, vio que su madre se levantó y él estaba feliz porque al parecer sobrevivió, pero entonces vio el agujero en su pecho, su madre estaba muerta, Sebastián se asusto tanto que mojó sus pantalones, estaba no-muerta al parecer, trato de acercarse a ella, pero su propia madre intentó morder a Sebastián, él lloró y se vio forzado a tomar una de las escopetas que había en los camiones militares, cerró los ojos y le dijo a su madre:
– Perdóname mamá – y le disparó en la cabeza, gritando y llorando.
Varios cadáveres comenzaron a abalanzarse sobre los militares, después Sebastián tuvo que huir, tomó un vehículo que estaba ahí y condujo hasta su casa.
Sebastián sabía que no podía quedarse ahí, pues era cuestión de tiempo para que esas cosas llegarán a la puerta de su casa, preparó sus maletas y se fue del centro de la ciudad.

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