Capítulo X - "Identidad"

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-¿Por qué no nos mencionaste nada de esto?- preguntó Tadeo muy confundido- ¿Qué tal si tus dolores empezaban en una horda o en un ataque? ¿Al menos Lara sabe de esto?
Cristopher no pudo evitar sonreír, la curiosidad de Tadeo le parecía graciosa.
-No- contestó Cristopher- no le he contado nada de esto a Lara.
-¿¡Pero por qué?!- gritó Tadeo molesto- Lara es una chica increíble y ahora va a ver a su novio muriendo, ¡Eso es muy egoísta!
-Sé que fue egoísta- dijo Cristopher con tristeza en su rostro- pero no quería que ella se preocupará tanto por mí, me dijeron que podría sobrevivir hasta los 25 años, pensé que ya lo había superado, pero los dolores volvieron hace unas semanas.
-Lara no se merece esto- dijo Tadeo todavía molesto, mientras miraba el suelo recargado en una pared de la habitación.
-Sé que no se lo merece- dijo Cristopher firme.
-Pero- agregó Cristopher- quiero pedirte algo, Tadeo.
Cristopher le dijo con un ademán que se acercara a él.
-Cuida mucho a Lara- le dijo Cristopher- veo el mismo brillo en tus ojos cuando la miras.
- ¿Cuál brillo? - preguntó Tadeo.
-El mismo brillo que Lara vio en mí cuando nos conocimos.
Tadeo se sonrojó mucho, era cierto que el sentía atracción hacia Lara, pero Cristopher era una buena persona y él no se sentía capaz de hacerle algo así a un amigo.
-Tú- dijo Tadeo haciendo una pausa- ¿Tú quieres que esté con ella, ¿No es así? -
-Tú eres un chico muy bueno- le dijo Cristopher poniendo una mano en el hombro de Tadeo- y Lara siempre habla de ti.
Tadeo estaba muy impresionado con lo que oía, ¿Lara hablaba de él?
- ¿Eso es cierto?- dijo Tadeo tratando de cubrir su sonrojo, aparentemente no era bueno en eso.
-Es totalmente cierto- dijo Cristopher acomodándose mejor en la cama- recuerdo que cuando le disparaste a Jaime desde el techo de tú casa ella se quedó impresionada.
-Fue solo un Tiro de suerte- dijo Tadeo rascándose la nuca- ni siquiera fui bueno en esos videojuegos.
-Lara si lo era- dijo Cristopher con nostalgia en su voz- una vez me dio un resfriado y no fui a la universidad, y Lara fue a mi casa para ver cómo estaba y jugamos un poco, mató a 8 jugadores con un rifle ella sola.
Tadeo se quedó maravillado ante ese dato, ninguna de las novias que había tenido- que podía contar con los dedos de una sola mano- había demostrado ser tan buena en ese tipo de videojuegos- de hecho, ninguna de ellas jugaba-
- ¿Desde cuándo te enamoraste de ella? - le preguntó Cristopher sonriendo.
-Yo- dijo Tadeo meditando su respuesta- en realidad no lo sé, solo sé que me enamoré en un momento.
-Entiendo- dijo Cristopher mostrando una sonrisa- te diré algunos datos de ella, así cuando yo me vaya, podrás hacerla feliz.
Sebastián y Alan se encontraban hablando en frente de la casa de Sebastián, hacía un clima templado y había algunas cuántas nubes en el cielo.
Era un día bastante calmo, ni siquiera se oían no-muertos cerca ni tampoco disparos.
- ¿Cómo vas con Edith? - dijo Sebastián para incomodar a su amigo.
-Supongo que bien- dijo Alan mirando al cielo- creo que ella se siente bastante mal por su hermano.
-Amigo- Sebastián tomó el hombro de su amigo- todos estamos mal por Cristopher, yo digo que lo mejor que puedes hacer es dejarla estar un tiempo sola.
-No lo sé- dijo Alan mirando al piso- ¿Qué tal si simplemente voy y le pregunto si necesita de mi compañía? -
-Creo que eso suena bien- dijo Sebastián sonriendo- dile que su cuñado le manda un saludo.
-Cállate- dijo Alan dando un golpe en el hombro a Sebastián.
Edith se encontraba fuera de la casa que les habían dado a los recién llegados, estaba sentada en una banca pequeña con colores rojos en las patas, azules en el reposadero y verdes en las pequeñas vigas de soporte.
En sus manos tenía un libro.
Cuando Alan llegó había pasado la página.
- ¿Estás bien?- preguntó Alan mirándola.
-Yo estoy bien- dijo Edith cerrando el libro- recuerda que Cristopher es mi hermano, yo ya sabía de esto.
-Supongo que eso es cierto- dijo Alan mirándola todavía- te noto muy tranquila.
-Es solo que al enterarse de la condición de Chris- explicó Edith- Nuestros padres nos llevaron a sesiones de tanatología.
-Eso explica muchas cosas- dijo Alan- Bueno, en realidad yo vine para preguntarte si necesitabas mi ayuda, pero veo que lo estás tomando bien así qué, creo que mejor me voy.
Alan estaba dispuesto a irse, no quería molestarla, él sabía que a veces podía ser un dolor de cabeza.
-Yo nunca dije que no necesitaba tú ayuda- dijo Edith.
Esto sorprendió a Alan, y en cierta parte hizo que su cara se tornara un poco roja.
Se dio la vuelta para mirar a Edith y ella ya lo estaba mirando con una sonrisa en su rostro, sus pecas se veían sublimes en ella.
-Vamos- agregó moviéndose para dejarle espacio en la banca- de todas formas, ya me estaba aburriendo de leer.
Alan se sentó a lado de Edith, su corazón latía a velocidades sónicas.
- ¿Qué piensas que estarías haciendo si el mundo fuera normal? - le preguntó Edith.
Alan lo meditó por un momento y respondió:
-Tal vez estaría estudiando para mí examen final, se supone que sería por estas fechas, pero- dijo Alan esperando a que Edith lo cuestionara.
- ¿Pero? - Y pasó como el esperaba.
-La verdad me alegra que el mundo no sea normal- agregó- hace tiempo yo era un tipo normal, en un mundo normal, y que seguiría una rutina normal, pero gracias a que el mundo cambió pude darme cuenta de que puedo hacer algo diferente a lo establecido, me hubiera gustado ser un médico, pero mírame ahora, soy líder de un grupo, creí a mi amigo muerto y ahora sé que está vivo, conocí a gente fuerte y hago cosas que no me creía capaz de hacer.
-Supongo que eso es cierto- dijo Edith mirando al piso, Alan vio su mano cerca de la suya y le vino una idea a la cabeza.
Tomó su mano y dijo:
-Además, de qué te conocí a ti.
Edith lo miró con una sonrisa en su rostro, se podía notar un tono rojizo en sus mejillas.
-Supongo que eso también es cierto- dijo Edith mirando a Alan- la verdad yo no tenía planeado conocer a alguien, pensé que estaría sola siempre, pero, aquí estás Alan.

Y entrelazaron sus manos.
Tadeo ya había dejado a Cristopher solo, se había quedado dormido después de darle algunos detalles de Lara, que Tadeo anotó en una libreta:
• Le gusta el color morado, el rojo, el negro y el azul
• Su signo zodiacal es Leo
• Le gusta comer carne
• Odia el chile y cualquier cosa que pique
• Odia los insectos
• Le gusta cantar
• Le gustan las muestras de afecto
• Su cumpleaños es el 30 de Julio
• Odia las mentiras

Como no había llovido en bastante tiempo Tadeo decidió regar los cultivos.
Tomó una regadera para plantas de color amarillo con diseño de girasoles que encontró en su casa y la llenó de agua.
Caminó hacia los cultivos y les dijo:
-Muy bien plantas, hoy ustedes serán regadas, trataré de darles la misma cantidad a cada una, y no olviden que ustedes son lo más importante que tenemos, y por eso ustedes deben dar sus frutos, no me enojaré si dan poca cosecha, pero den su mayor esfuerzo, ¿Ok?
De repente escuchó detrás de él una risita, reconoció esa voz al instante, acababa de hacer el ridículo frente a Lara.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? - preguntó Tadeo con la cara totalmente roja.
-Desde que dijiste “Ustedes serán regadas”- dijo Lara evitando la risa, sin mucho éxito que digamos.
Lara estaba vestida con una playera morada y unos pantalones de mezclilla de color azul marino, también llevaba atado el cabello con un lazo azul, la información de Cristopher aparentemente estaba bien.
Tadeo estaba totalmente avergonzado, le parecía linda la risa de Lara, pero no podía olvidar que se estaba riendo de él.
-No te rías- dijo Tadeo apenado.
-No me río porque me parezca gracioso- dijo Lara sonriendo.
- ¿Entonces por qué? - preguntó Tadeo mirando al piso.
-Porque me parece lindo que le hables a las plantas- dijo Lara con los brazos atrás de la espalda- me recuerdas al jardinero de mi escuela.
- ¿Al jardinero de tu escuela? - repitió Tadeo.
-Sip- contestó- mi escuela no era muy grande, pero tenía algunas plantas muy bonitas, y el jardinero les hablaba igual que tú lo haces, decía que así crecían con más color y más fuertes.
-Pues- dijo Tadeo dejando la regadera en el piso- de hecho, es así, las plantas crecen más rápido si les hablas o les pones música.
- ¿En serio? - preguntó Lara muy curiosa.
-Si- le contestó Tadeo- Un experimento científico demostró que las plantas crecen más rápido con música relajante.
- ¿Y tú cómo sabes eso? - preguntó Lara.
-Bueno- le respondió- antes de que todo esto comenzará yo solía investigar muchas cosas en Internet, cuando estaba aburrido buscaba datos curiosos o buscaba respuestas a preguntas que me hacía, o también investigaba rumores de lo que me decían los demás.
- ¿Osea que eres un científico? - preguntó Lara.
-No- le respondió Tadeo- no soy un científico, solamente quiero responder mis dudas, como los científicos.
- ¿Cómo está Chris?- dijo Lara cambiando de tema.
-Él- dijo Tadeo pensando un poco- él está bien, se ha acostado a dormir.
- ¿Tú perdiste a alguien importante cuando empezó este desastre? - le preguntó Lara mirándolo a los ojos.
-Bueno- contestó Tadeo- ninguno de nosotros está exento de perder a alguien en una catástrofe tan grande como esta, puedo decirte que perdí a mi madre y a mi padre, y a mis amigos que trabajaban conmigo en Steren y los de Radioshack, pero con el tiempo aprendes a lidiar con el dolor.
-Yo no quiero perder a Chris- dijo Lara mirando el piso.
-Sé que no quieres eso Lara- dijo Tadeo haciendo que Lara lo viera- sé que lo amas, pero quiero decirte que, si tú estás mal, aquí estoy yo.
Lara sonrió ante ese comentario.
- ¿Cuántas novias has tenido? - preguntó Lara.
-Me parece que 3 o 4- dijo Tadeo rascándose la nuca- habría tenido más de no ser porque todas me mandaban a la zona del amigo.
-Eres un chico que no se merece eso- dijo Lara sonriendo- veo que tú eres una muy buena persona, las que te hicieron eso no te merecían.
Ese comentario hizo sonrojar totalmente a Tadeo, la mujer que amaba acababa de decirle que era un gran tipo, ¿¡Qué podría ser mejor que eso?!
-Yo- dijo Tadeo- yo solo vine a regar los cultivos y obtuve un momento contigo.
- ¿Eso es bueno? - preguntó Lara ladeando un poco la cabeza.
-Porque supuesto que sí- dijo Tadeo mirando a los cultivos.
-Bueno- dijo Lara después de un momento- tengo que ir a ver a Chris, ¿Está en la casa del fondo verdad? -
-Él- dijo Tadeo- sí, así es.
-Bueno, te dejo- dijo Lara- fue increíble estar contigo Tadeo, ¡Nos vemos!
Lara empezó a caminar en dirección a la casa.
- ¡Lara! - le gritó Tadeo, ella volteó al oírlo.
-Te- dijo tartamudeando- te ves linda con esa ropa.
Lara solo sonrió y siguió su camino.
Después de eso Tadeo no hizo más que sonreír durante todo el día.
La noche llegó, y los supervivientes se sentaron alrededor de una fogata hecha de ramas y troncos que Tadeo encontró alrededor del condominio.
Raúl comenzó a guisar unas papas crudas en agua que había hervido previamente, la cual estaba sucia; solo puso cuatro papas, tendrían que compartir cada quien una mitad. Incluyó la mitad de un bolillo y agua purificada, una cena realmente simple.
Lara y Tadeo compartieron una papa, aunque Lara casi no tocó su comida y no se movió casi en toda la noche, Edith y Alan compartieron otra, Sebastián comió la mitad de una y guardó la otra mitad para Cristopher, y Raúl y Dante compartieron la última, era gracioso verlos discutir por una papa.
Dante quería un poco más; toda la cena estuvo mendigando una parte de la mitad de la papa de Raúl, y él se enojaba y daba arrebatos.
Edith estaba en silencio, meditando la posibilidad de que su hermano podría morir ese mismo día; estaba muy callada, y solo observaba las brasas de la fogata, escuchaba como la madera tronaba y sentía el frío viento de la noche.
Alan le preguntó:
-Oye, ¿Estás bien? – pues estaba como una estatua griega, totalmente quieta, pero completamente hermosa a la vista.
-Si- contestó la estatua griega- solo estaba pensando-.
Aparte de estar pensando en eso, creía que no debía interesarse demasiado en Alan, ya que en estos tiempos todo podría pasar- hasta que Alan muriera- ella no quería sufrir por alguien más aparte de Chris, quizás solo era un gusto  momentáneo, tan sólo se conocieron hace unos días; no planeaba enamorarse tan rápido, pero tal vez ella se sentía sola e inhumana, pues todos habían hecho cosas imperdonables hasta ahora, y ni siquiera se había perdonado a sí misma; tal vez solo necesitaba a alguien.
Edith se dio cuenta de que se había ensimismado demasiado, y eso no le gustaba a ella para nada, prefería pensar en las cosas en segundo plano, así que decidió irse con su hermano.
Alan se quedó solo mientras veía cómo Edith se marchaba de la fogata, inclusive había dejado su papa y bolillo en el suelo; Alan se quedó pensativo mientras él comenzaba a mirar la fogata también.
Edith llegó a la casa de Sebastián, subió hasta el cuarto donde estaba Cristopher, parecía estar dormido.
Se sentó al lado de su hermano, el cual tenía una respiración lenta y flemosa.
Edith comenzó a llorar a cántaros, solo decía y repetía.
- ¿Por qué tú?, ¿Por qué yo? - se recostó en la cama con su hermano, mientras lloraba le decía:
-Recuerdo cuando éramos niños, y teníamos un yoyo, le decíamos “El Super Yoyo Rojo”, era tuyo, ¿Lo recuerdas? - continuó llorando y contando la enternecedora historia-  Siempre quisiste aprender trucos con él, yo te molestaba porque quería jugar con él también, quiero volver a nuestro cuarto en casa Chris- lo abrazó mientras lloraba todavía más fuerte, casi parecía que iban a rompérsele las cuerdas vocales- quiero volver a ver a mamá y a papá, abrazarlos y decirles que los necesito, que realmente lo siento, volver y dejarte hacer tus trucos con el súper yoyo rojo- Edith se enjugó las lágrimas y continuó- te prometo que si no te vas, te devolveré tú yoyo.
En ese momento sintió que Cristopher ya había dejado de respirar; se levantó asustada y comenzó a gritarle:
- ¿Chris? ¡¿Christopher?!- él no despertaba.
Edith supo en ese momento que era cuestión para que se transformara.
Corrió hacia la fogata- en donde todos aún estaban reunidos- mientras escuchaban la historia de Sebastián todos estaban llorando, incluso Dante lloraba.
Edith llegó a la fogata y Alan se levantó preguntando:
- ¿Qué pasa? –
A lo que Edith respondió:
- ¡Es Chris! - Alan tomó su pistola, ya se imaginaba lo que se avecinaba.
La siguió a la misma velocidad hasta la casa de Sebastián.
Los dos entraron y Alan subió primero.
Estaba subiendo las escaleras cuando escuchó pasos detrás de él, sus vellos se erizaron y volteó lo más rápido que pudo y disparó a una esquina de la habitación y el cadáver de Christopher se abalanzó sobre él, cayendo al piso.
Edith subió a la habitación donde estaban forcejeando Alan y el cadáver de su hermano, los demás aguardaron abajo, estaban asustados.
Lara estaba llorando en el hombro de Tadeo; Sebastián y Dante estaban subiendo las escaleras con sus armas- una daga y una pistola respectivamente- y Edith vio como peleaban a muerte Alan y el cadáver de Cristopher.
Alan gritó:
- ¡La pistola Edith! ¡Pásame la pistola! - Edith vio la pistola y la tomó, sus manos temblaban y estaba sudando.
Alan gritó de nuevo:
- ¡Dispárale! –
Edith volvió a llorar y dijo sollozando:
- ¡No puedo! –
Alan estaba débil ya de mantener a raya al cadáver frente a él, así que lo movió de una patada.
Cuando el cadáver estuvo en el piso Alan rompió las rodillas de éste dándoles un pisotón fuerte y tomó la pistola abrazando a Edith.
Vio a Dante y a Sebastián y les gritó:
- ¡¿Ustedes por qué no hicieron nada?!- ellos solo continuaban viendo el cadáver que aún se movía.
Alan volteó, pero antes de disparar volteó a mirar a Edith:
-Edith- le dijo éste y ella lo miró.
-Hazlo- dijo ella.
Alan apuntó y dijo:
-Lo siento- jaló el gatillo lentamente y… disparó a la cabeza del cadáver.
El disparo se oyó en toda la casa; todos cerraron los ojos cuando Alan disparó.
Edith y Lara lloraron aún más, y los demás estaban en shock, todo fue tan rápido y después tan lento.
Cristopher había muerto.

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2019 ⏰

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