Capítulo XVIII

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Esta vez fue por un café. Quería darselo como agradecimiento por lo de ayer. Abrió la celda del recluso colocó la bandeja, y cerró la puerta.

—Esta vez sí hay café —comentó el recluso agarrando la bandeja.

—Fue por lo de ayer. Gracias.

—No entiendo a qué te refieres.

—Hablo... de por haberme protegido contra Kenny el Destripador.

—Me protegí a mí mismo, mocoso estúpido. Quería seguir comiendo esto.

—Como sea... —murmuró Eren— Aún así, sigues siendo un hijo de puta por haberme hecho lo que me hiciste aquel día.

—Tienes razón. Mi madre era prostituta, y poco tiempo después murió por enfermedades que le ocasionó eso.

Eren se sorprendió.

—Oh, yo... lo siento.

—No te disculpes, Jaeger. Pierdes tu tiempo.

Hubo un silencio incómodo. Eren se sintió mal. Decidió ya no llamarlo así. Mientras tanto, Levi lo miró fijamente a los ojos.

—¿Puedo sacarte los ojos? —preguntó llevándose comida a la boca.

—¿Qué mierda? ¿Otra vez con eso? —exclamó Eren asqueado.

—Tus ojos son lo único que brilla en esta oscura celda...

Eren lo miró confundido.

—Tus ojos son lo único que brilla en mis oscuros sueños...

Eren se sonrojó. No sabía a qué se refería, pero lo tomó como un cumplido.

—¿A-A qué te refieres? —tartamudeó Eren.

—Desde que era pequeño, solía soñar con una figura que siempre tranquilizaba mis pesadillas. Esa figura tenía de ojos, un color esmeralda hermoso. Nunca logré ver su rostro, y no sabía si era una mujer o un hombre. Pero, tal vez eras tú. No es coincidencia que te tocara el puesto de vigilarme. Yo no lo creo...

Eren lo volvió a mirar confundido.

—Olvídalo —dijo Levi y bebió su café.

—¿Te gustan mi ojos?

—Sí.

—¿Y no crees que están mejor en donde están?

—Tal vez —dijo y siguió bebiendo.


Te PerdonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora