Epílogo

1.8K 235 47
                                    

—Entonces... ¿me esperaste?

—Algo así. Sabía que no durarías.

—Vaya, que optimista —dijo el castaño con sarcasmo.

—Sólo digo la verdad —dijo y se sentó al lado del con el que hablaba.

—¿Por qué no me lo dijiste? Pudiste hacerlo.

—Era, o que salieras ganando y morir, o que salieras perdiendo y vivir.

—Ambas maneras me harían infeliz. Cuando gané, te maté. Sino, te perdía y no volvía a saber más de ti. Ambos métodos fueron dolorosos para mí.

Ambos hicieron silencio.

—Pero... también lo habrá sido para ti... —añadió el castaño.

—No tanto, antes de morir me penetraste.

El castaño se sonrojó.

—Vaya, que indirecto eres —volvió a decir con sarcasmo.

Ambos rieron, y se quedaron sonriendo viendo a la nada.

—De todos modos, si te lo decía hubieses estado paranóico de la vida. Zeke me había mencionado sobre que te matarían si yo no salía. No sabía qué método usarían. Pero ahora que me doy cuenta, Zeke me lo dijo directamente: te envenenaron. Le pusieron algo a tu café.

Eren suspiró.

—Pero bueno, gracias por perdonarme. Si no lo hubieses hecho, seguiría vagando en el mundo. Mi único arrepentimiento era ese. Así que, gracias.

Eren le dio un delicado beso en la mejilla. Levi le sonrió. Después, volvieron a mirar a la nada.

—Petra querrá matarme —añadió riendo.

—¿Petra Ral? ¿Por qué?

—Iba ir a su casa, pero mira, he muerto en un callejón. No creo que alguien me encuentre. Y si llegan a verme, creerán que soy un borracho o un vagabundo.

—Un vagabundo bien vestido.

—Exacto —rió.

Se quedaron en silencio otra vez.

—Demonios, quería estar para cuando Mikasa se casara.

—¿Mikasa Ackerman?

—Sí, ahora que lo pienso tiene tu mismo apellido.

—No es nada mío. Es coincidencia.

—¿Y cómo la conoces? Ella nunca ha ido a la prisión.

—La conocí en una vida pasada.

—¿Vida pasada?

—He tenido sueños con mis vidas pasadas, pero ahora que estoy muerto lo puedo confirmar.

—¿Yo también podría ver mis vidas pasadas?

—Claro. Si te lo propones, sí. Aún así, yo siempre te encontraré, Eren.

—¿Cómo lo harás?

—Es un secreto.

—Mmm... ¿puedes darme una pista?

—Si agarras un espejo y lo miras fijamente, sabrás el por qué —dijo sonriendo.

Eren sintió un pequeño escalofrío.

—Sentí un deja vú... —dijo sorprendido.

Levi sonrió nuevamente y lo tomó de la mano.

—Te amo, Eren.

Eren sonrió.

—Te amo, Levi.

Ambos se pusieron de pie.

—¿Vamos? —preguntó el castaño.

Levi asintió.

—Esta vez no me hagas sufrir tanto, maldito mocoso.

Eren rió.

Y caminaron tomados de la mano.


Te PerdonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora