Anna

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Nueva York, 2014

El día que papá desapareció, mamá estaba embarazada de mí. Tenía sólo tres meses. Hubiera tenido oportunidad de deshacerse del bebé, pero no lo hizo. Nunca perdió la esperanza de que papá regresará: no aceptó el certificado de defunción, ni el seguro de vida, ni la pensión.

---Muéstrame una prueba, un rastro de su ADN y entonces hablamos ---esa era su respuesta.
Quizás porque él siempre había sido un desconocido para ella ---era un hombre escurridizo, solitario, de pocas palabras---, pensaba de que un momento a otro podría regresar.
Papá se fue sin sospechar que yo iba a nacer.
---Si hubiera sabido que tenía una hija en camino, estaría aquí con nosotras ---me ha recordado a mamá cada septiembre durante los últimos seis años.
El día que no regresó, iba a preparar una cena íntima para darle la noticia en nuestro comedor junto a la ventana, desde donde se ven los árboles del parque de Morningside iluminados por las farolas de bronce. Puso la mesa, porque se negaba a aceptar la posibilidad de su desaparición. Nunca abrió la botella de vino tinto. Los platos quedaron dispuestos sobre el mantel por varios días. La comida terminó en la basura. Esa noche se fue a la cama sin cenar, sin llorar, sin cerrar los ojos.

Cuando me lo cuenta, baja la cabeza,. Si fuera por ella, aún estarían los platos y la botella en la mesa, y quién sabe si también la comida podrida o seca.
---Él va a regresar ---solía decir.
En varias ocasiones hablaron de tener hijos. Lo veían como una lejana posibilidad, una ilusión a la que nunca habían renunciado.
Lo que sí tenían bien claro era que, al llegar los hijos. El varón debería llamarse Max y la hembra, Anna. Fue su única exigencia.
---Es una deuda con mi familia ---le explicaba.
Llevaban cinco años juntos y ella nunca pudo lograr que hablara de su época en Cuba, de su familia.
---Todos están muertos ---insistía.
Hasta hoy se ha quedado con esa espina:
---Tu padre es un enigma,. Pero es el enigma que más he amado en mi vida.
Buscanlo fue la vida.
Buscarlo fue la vía para aliviar su pena. Descifrarlo ha sido su condena.

Algunas noches, al acostarme, me imagino que no desapareció, que está perdido, que se fue en un largo viaje en barco, que le está dando la vuelta al mundo, que pronto va a regresar.
Conservo su pequeña cámara digital. Al principio, me pasaba horas revisando las imágenes que quedaron en la memoria. No había un solo retrato de mamá.
Para qué, si la tenía ahí, a su lado. Siempre desde el estrecho balcón de la sala, había muchas fotos de la salida del sol. Días lluviosos, claros, oscuros o con neblina; días naranjas, días azules, días violetas. Días blanqueados por la nieve. Siempre el sol. El amanecer en una línea del horizonte definida por edificios de diferentes tamaños de un Harlem silencioso, chimeneas con humo pálido y el East River entre dos islas. Y otra vez el sol, dorado, esplendoroso, unas veces tibio, otras frío, desde nuestra puerta de cristal doble.
Mamá me ha dicho que la vida es un rompecabezas. Ellas se levanta, intenta colocar la ficha correcta, busca todas las posibles combinaciones para crear paisajes remotos. Yo vivo descomponiéndolos para descifrar de dónde vengo.

En sueños, la he visto quedarse profundamente dormida con las píldoras que toma antes de acostarse para apaciguar su dolor y no despertarse más. A veces, suplico en silencio, sin que yo misma pueda oírme o recordarlo, que se quede dormida para que el dolor desaparezca de una vez. No resisto verla sufrir.
Todos los días le llevo al café negro, sin azúcar, antes de irme a la escuela. En las noches, se sienta a cenar conmigo como un fantasma al que le cuento historias inventadas de mis clases. Ella me escucha, se lleva una cucharada a la boca, sonríe y me mira, para hacerme ver que me agradece que aún esté ahí con ella, que le prepare una sopa que traga por compromiso.

Sé que en cualquier momento ella puede desaparecer. Y yo, ¿a dónde iría?
Todas las tardes, cuando el autobús de la escuela se detiene de regreso en la entrada del edificio, lo primero que hago es recoger el correo. Después preparo la cena para las dos, termino mis deberes de la escuela, reviso si hay cuentas que pagar y se las entrego a mamá.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2019 ⏰

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