La Segunda Raza Del Inframundo

Una Noche En Compañía

-Puedes quedarte con nosotros si quieres - ofreció el Vince aunque claramente la idea había sido de Remiel ya que el hombre de ojos verdes solía mostrar indiferencia a las demás personas aparte de su compañero

-Si no es molestia... - Respondió Akire, ella sabía que no debía de confiar en extraños, era una ley básica de la supervivencia de sus tierras pero ¿Que es lo peor que le podría pasar?

El anochecer no tardó en llegar, la castaña no pudo evitar sorprenderse al notar como el cielo tomaba esos bellos tonos violetas, naranjos y celestes, de donde ella venía ni siquiera había cielo además que allí hacía un calor infernal. Todo iba más o menos normal hasta que el pelinegro notó un raspón en la rodilla de la chica - ¿Que te ocurrió ahí? - preguntó el hombre con cierta preocupación, la chica rápidamente reaccionó - Bueno, me raspe la rodilla cuando caí de un árbol... Es una larga historia - replicó con cierta vergüenza, de seguro esa historia era de esos relatos que era mejor llevárselos a la tumba

El ojiazul la miró con cierta preocupación para después suspirar -Y ¿De donde vienes? - Preguntó con una sonrisa -De... Muy lejos- contestó con cierta inseguridad, la verdad ella era pésima mintiendo - ¿Y tu? ¿De donde eres? - le devolvió la pregunta la mujer

- De Galia - respondió el hombre, la mujer se quedó un tanto desconcertada pero se limitó a asentir, claramente no era de allí - Bueno... ¿Que te trae por aquí? - preguntó el ojiazul intentando mantener la conversación - Esto... Vine a buscar ciertos datos, cosas del infra- antes de terminar la oración rápidamente dejó de hablar, como si hubiera dicho algo que no tenía que decir

–¿Infra que...? – preguntó Remiel sin entender porque la contraria se había callado a mitad de la oración –Verás... – La castaña hacia un esfuerzo por no decir alguna estupidez o por lo menos decir algo coherente mientras se maldecia internamente