Mercedes ya llevaba varios días en la clínica. No podía creer lo que su propia familia había sido capaz de hacer. Todavía recordaba la última conversación que tuvo con su padre.
"Mercedes lo hice para ayudarla."
"No, papá esto, esto yo no sé lo voy a perdonar."
"Entiéndame hija no me dejo otra opción. Mercedes estas enferma."
"No, los enfermos son usted, mis hermanos y la Augusta."
"Esa mujer, ella tiene la culpa de todo. Ella..."
"No, está muy equivocado Bárbara es la mujer que yo amo."
Si solo sus hermanos y su padre dejaran esos prejuicios que esta sociedad machista les ofrecía en la que la mujer no era nada sin un hombre. En la que el hombre podía hacer lo que quisiera y nadie lo juzgaría. En la sociedad en la que ser un varón te garantizaba un mejor futuro y libertad. Y ser una mujer significaba estar presa, presa por una sociedad que no la dejaba ser libre, libre, libre....
