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✦໋᳝Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪ✦໋᳝

Etapa I: ❝Primer mundo❞

Existe una vieja leyenda que relata que antes el mundo tal & como lo conocemos era totalmente diferente, pero cierto factor los conecta, ambos desbordaban de vida sin importar dónde miraras.

Sin embargo, dicha leyenda se fue perdiendo con el paso de los años, aunque existen ciertos indicios de que fuese verdad que millones de años atrás otros seres habitaron por primera vez estas tierras.

Esta es la historia de esa civilización, el inicio de una Era & como la misma llegó a su trágico final para dar comienzo a una nueva. Dentro del Krosmoz se haya un planeta en el que todo empezó, un sitio que pasó de ser completamente desierto a irradiar vida allá por donde fueras.
De las estrellas surgieron dos almas destinadas a estar juntas, Kroma, diosa de la vida & Mikah, dios de la muerte. Estos dos cuerpos celestes moldearon el planeta a su antojo, sellando su amor con sus primeros & genuinos hijos de sangre, Norah, la futura diosa de la creación & Rushu, el futuro dios de la destrucción.

Ambos gobernaron por largos años esas tierras, por lo que reinaba la ley de la vida & la muerte, la cual consistía en que ante el nacimiento de un nuevo ser era causado por el fallecimiento de otro, quien cedía su alma a la nueva generación, creando un círculo sin fin.

El día que decidieron engendrar un hijo de su propia sangre se fundó el llamado templo de los guardianes, un lugar en el que los jovenes aprendían a actuar como los protectores de la futura diosa. Esto surgió a raíz de una visión de Micah el mismo día que los gemelos nacieron, sin embargo, se decía que la que salvaría el legado de su pueblo sería Norah, por lo que su atención se basaba solo en ella, abriendo una gran grieta entre los gemelos del Krosmoz.

El pueblo estaba condenado, lo sabían desde un principio, el desastre era inevitable, pero sabían que un nuevo mundo resurgiría, tal cual el fenix surge de las propias cenizas, por lo que aceptaron ceder sus vidas a la nueva Era que estaba por llegar.

- ¡Norah! -

Mikah grita el nombre de la menor en su búsqueda, puesto que la pequeña solía ir a los jardines, escondiéndose entre arbustos & plantas con el fin de no enfrentar sus responsabilidades.

Quizá la gran mayoría dio por hecho que tarde o temprano les llegaría su fin, pero el hecho de ser ella casi la única que saldría ilesa de la destrucción de su pueblo era una carga que llevaba sobre su espalda desde tan temprana edad.
Por otro lado, su padre no tardó en encontrarla, puesto que escuchó el suave llanto de su pequeña niña proveniente de un grupo de matorrales.

Se acercó al mismo a paso firme, haciendo que la menor saliera de su escondite con tan solo mover algunas ramas & hojas. Los ojos de Norah estaban hinchados por el repentino llanto, al igual que varias lágrimas chorreaban desde los lados de sus colorados cachetes.

- ...Norah... -

La miró entristecido, puesto que le dolía con todo su ser ver a su pequeña diosa en ese estado, sabía muy bien el qué la preocupaba, pero no podía hacer mucho al respecto.

- Faltaste a tu clase de nuevo -

Señaló arraigado, a la vez que secaba con sus ásperos pulgares las lágrimas de la niña, quien sorbió su nariz.

- No quiero ser una diosa, papá -

Sorbió su nariz nuevamente, estaba condenada a cargar con la muerte de su pueblo sobre su espalda & pasar el resto de su vida dentro de un lugar conocido como Inglorium.

- ...Norah... - dio un gran suspiro antes de seguir hablando. - Sabes que no podemos hacer nada para cambiarlo, tarde o temprano ya no quedará nada en nuestro planeta, la única forma de que el legado de nuestro pueblo sobreviva es enviándote a ese lugar -

Sostuvo con fuerza las manos de su pequeña, pero no lo suficiente como para lastimarla.

- Pero no lo entiendo - reiteró una vez más. - ¿Por qué no podemos ir todos? Salvariamos a nuestro pueblo - agregó.

Mikah suspiró nuevamente, si bien es considerado un dios junto a su amada Kroma, ambos tuvieron que decir adiós a las susodichas divinidades, con el afán de formar una familia.

Si bien ha tratado múltiples veces de salvar a su gente suplicando por la ayuda de los demás dioses, estos le dieron la oportunidad de enviar al Inglorium a solo uno de sus hijos de sangre divina, siendo éste acompañado por un guardián. Esto siguiendo la ley de la vida & de la muerte, solo que en vez de ceder una vida por otra, se salvarían dos de ellas a cambio de miles más.

- Ojalá fuera así de sencillo -

Sostuvo su sien bastante frustrado, puesto que, a pesar de no demostrar demasiada preocupación, estaba aterrado.

- Déjame mostrarte algo -

El mayor agarró con sumo cuidado las manos de la niña, guiándolas entre la rocosa tierra en la que estaban parados.

- Cuando nosotros dejemos este mundo, tu serás la encargada de crear vida nuevamente - murmuró. - Cierra los ojos & piensa en algo más allá de lo que conoces, imagínate algo nuevo & dime, ¿Qué ves? -

Norah cerró sus ojos tal cual lo solicitado, comenzando a imaginarse unos nuevos seres, los cuales estaba moldeando con los elementos que tenía a su disposición, mezclando tierra, agua, aire & fuego.
Su mente fue más allá de las estrellas, para ser específico un nuevo planeta en un lugar del tan inmenso Krosmoz.

- ¿Un dragón? - alzó una ceja curioso al ver las figuras de roca sólida que su hija había formado. - ¿Cómo el de los libros? - preguntó.

- Mejor que eso - sonrió ladina. - Una criatura poderosa, un ser inmortal capaz de dominar tanto el cielo como la tierra -

De cierta forma, ella esperaba brindarle aquella inmortalidad como forma en que la divina criatura la acompañara en su soledad.

- ¿Quién lo acompaña? - señaló la otra figura.

- Una diosa, como yo, capaz de manejar la energía que fluye en todos nosotros -

- ¿Ah, si? Dime, ¿Qué clase de diosa es ella? -

- Diosa de los Eliatrop - anunció una vez que decidió el nombre que le daría.

Una vez completado el hechizo, las sólidas figuras se desintegraron, dando a entender que había funcionado, pero al haberse imaginado a estos dos seres en un planeta que se encontraba a kilómetros del suyo, la probabilidad de algún día conocerlos era casi nula.