A veces me pregunto cuál será el truco de magia perfecto que me ayude con precisión a descifrar qué pensamientos deambulan por tu cabeza, sobre todo cuando te quedas mirando fijo, sonriente y dices:
—Sólo te miro.
Y ya está, sólo con eso y esa sonrisa sincera de niño pequeño ya me has convencido de que sólo me miras y no hay nada más.
Aunque a veces es innegable que ocurre algo más por tu cabeza, como cuando estás concentrado, prestando absoluta atención al más mínimo detalle. Me sorprende, incluso me absuelve en una nube y no puedo evitar preguntarme qué estarás pensando, qué será aquello que te tiene tan cautivado; qué será aquello que tiene tu forma de mirar que me cautiva.
—Tienes una cara de mafioso cuando estás concentrado.
—Cuidado que muerdo —sonreíste mirándome.
Te alcancé una taza de té y la tomaste mirando fijamente mis manos.
—Te quedan lindas las uñas pintadas de ese color.
—Gracias, creí que no lo notarías. Es muy claro.
—Yo siempre me doy cuenta, sólo que no digo nada.
Fue en ese pequeño y superficial diálogo en que sentí que la marea me había cubierto por completo, de lleno, sin pausas.
Para rematar, me tomaste de la mano y la acariciaste. Y pusiste esa sonrisa que llena de color mi alma entera, que me hace sentir que todo está bien.
Es en días así (y digo días, porque estos pequeños gestos completan mi día entero) en los que siento que estamos nadando a la par en un mar libre, calmo y paradisíaco.
El azul cálido de estas olas termina de convencerme de que, al menos por un momento fugaz, los astros se han alineado y han creado la mejor de las mareas que podría existir jamás.

ESTÁS LEYENDO
Marea.
Short StoryAsí como la marea es controlada fuerza de gravedad de la Luna y el Sol, nuestras emociones suben y bajan según nuestro propio ser y quienes nos rodean. Pero, ¿cómo llegan a controlarlo?