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     A veces es primordial ver otras mareas para entender la tuya propia.

     Hoy me ha tocado observarte como si fueras un niño pequeño el cual intenta captar la atención de su padre exagerando un poco la historia, saltando de un lado al otro para que te vean, para asegurarte de que te están prestando atención y de que están disfrutando tu historia tanto como tú al contarla. Es invaluable esa sonrisa que dejas ver, contagiosa, dulce, hace que me sienta parte de esa marea y sólo soy una tercera.

     Es fundamental, estimo, saber cómo eres con los demás para entender cómo eres conmigo. Sólo así puedo entender las crecidas y los retrocesos.

     He llegado a deducir que tu frialdad se transforma en cuanto la temática de la conversación se torna gustosa e interesante a tu parecer; pero sólo si es algo de tu agrado, sino sigues hablando de manera neutral y me atrevo a decir, desinteresado.

      Entiendo ahora que es momento de aprender una lección invaluable: hay que sentirse bien de nuestras propias buenas acciones siempre, incluso si al contarlas emocionados no recibimos del otro la respuesta que esperábamos. No podemos controlar el accionar y sentir del otro, entonces sólo nos queda sentirnos felices y orgullosos de nosotros mismos, sin esperar una respuesta del otro lado.

Marea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora