cap 9 : Realidad irreal

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El frío en Vantaa, es muy malo de llevar si estás acostumbrado al calorcito y a la brisa Mediterránea, pero cuando uno se arriesga más vale sacar cojones y tirar hacia adelante.

Como todos los días, me dispongo a ir al tajo con una resaca increíble, pues se está mejor ahí que en casa. Pues, aun sin saber por qué, siento una soledad que no me hace sentirlo como mi casa, es más como, un sitio de paso, o eso pensaba mi mente en aquellos momentos.

Llegó un momento en el que ir en bucle era mi modo de vida: del trabajo a la fiesta y viceversa. Solo las drogas y el alcohol me hacían evadirme de algo que me molestaba y no sabía qué era, pues por mucho que intentase pensar en qué podría ser, no lograba entender qué era. ¿Acaso no era feliz con la vida que había escogido? Ir de fiesta, divertirme a todas horas, era lo que tanto ansiaba y tanto me había costado conseguir.

Recuerdo que una noche, fui a uno de los antros que solía frecuentar. Ir allí, tomarme unas copas y ver si se podía pillar algo más. Mientras hacíamos unos billares, en ese ambiente caldeado de olor a humanidad, alcohol y marihuana se nos acercó un hombre, de apariencia ruda y agresiva, que nos iba deleitando con esa labia suya, mientras nos contaba la calidad de la buena mercancía que llevaba encima y no me lo quise pensar dos veces. Me dirigí al baño, siguiendo al hombre, nos adentramos en él y me acerqué al lavabo. Una vez ahí, el hombre, haciendo muecas y riendo, sacó del viejo y rajado bolsillo de su chaqueta, una pequeña bolsita de plástico, que nada más verla, mis ojos brillaron como si viesen el mayor de los tesoros. Rompí la caja del tabaco que llevaba e hice lo más rápido que pude y me construí una especie de

El hombre me dejó empezar y probarla yo primero y simplemente aspiré...

Me encontraron al día siguiente, no recordaba nada, simplemente sentía un malestar enorme mi cuerpo, como si me hubiese peleado con alguien, pues me sentía apaleado totalmente.

Cuando llegué a casa, que ni recuerdo cómo conseguí llegar sin desplomarme, me fui a la cocina, me preparé un café, bien cargado y caliente, pues realmente lo necesitaba como si fuese.

Medicina celestial. Me senté en el sofá, para relajarme mientras me tomaba mi medicina. Notaba como el café caliente, con ese aroma a grano molido con un toque de canela, me recorría la garganta mientras me dejaba un dulzor amargo que me reconfortaba, dejándome relajado y a gusto.

Estando absorto en mis pensamientos, por decir que estaba pensando en algo, pues no sé si tenía capacidad de pensar, en aquel instante fui sacado de mi mundo paralelo de golpe al escuchar cómo recibía un mensaje en mi móvil.

Ya estaba la pesadez de mi madre dando por culo a saber qué quería ahora.

Mamá: es hora de que Mel, se olvide que tuvo algo contigo y que pueda tener una vida normal. Y para ello ha de librarse de todo lo relacionado con ti, tanto lo bueno como lo malo, le guste a ella o no. Olvidaos de que alguna vez tuvieses un hijo, bueno, creo que tú nunca lo tenías en mente.

Me levanté sobresaltado y la llamé al instante, pero fue demasiado tarde, ya había apagado el móvil.

No sin NilWhere stories live. Discover now