capítulo 1

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Hay días en las que te sientes terrible y no quieres saber de nadie y de nada; sin embargo hay otros días en los que derrochas miel, y yo me sentía así, incluso estando dormida lo sabia, había algo en mi que me hacía inmensamente feliz.
Hoy me levanté temprano me mire al espejo y ame cada imperfección que todos los días había odiado, mi cabello castaño, mis labios pequeños, mis ojos marrones... Me quedé observandome un rato y después me metí a bañar. Sentia el agua correr en mi cuerpo y el calor entrando por mis poros, cuando de pronto un aroma a café inundaba todos mis sentidos y por un segundo, mi mundo se detuvo y pense "sera por esto que estoy asi".
No, claro que no, me dije a mi misma y deje mis pensamientos correr, después de otros minutos, cerré la llave, me puse mi bata estampada de margaritas blancas, arregle mi cabello un poco sin secarlo, lave mis dientes, me volví a mirar al espejo y susurrare:- estas preciosa. Y aún con el aroma a café en el aire me acerqué a la puerta tan alegre como podía, pero antes de abrirla un escalofrío recorrió mi espalda y mi alegría se convirtió en nerviosismo. Mi seguridad se convirtió en duda y las preguntas asaltaron mi cabeza, ¿y si no me veo bien? tal vez deba arreglarme un poquito. Después de un rato me arme de valor, abrí la puerta, camine hacia la cocina y aun sabiendo lo que me esperaba, cuando llegue a ella me encontraba tan sorprendida cuando lo vi.

Mi otra mitad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora