Unas largas semanas pasaron de aquel beso en la puerta del castillo. Las chicas no volvieron a hablar del tema pero siempre que podían pasar tiempo juntas, lo hacían sin dudarlo.
Penélope se sentía completamente mortificada por la actitud que tuvo aquella noche en la taberna, sus amigos nunca le habían revelado la travesura que habían hecho pero Hope se sintió orgullosa después que la morocha fue corriendo a su habitación para contarle que había besado los labios de la Gryffindor.
Josette no podía controlarse a sí misma cuando estaba sola y pensaba en aquel beso, en los labios perfectos de la ojiverde. Pero a diferencia de Penélope, ella no tenía a quién contarle lo que había pasado: Su mejor amiga parecía odiar a Slytherin y su hermana... bueno, Lizzie vive en su propia burbuja y si le contara, sería como contárselo a su diario intimo.
A ambas chicas les gustaba compartir miradas cómplices, o seductoras o simplemente sonrisas sinceras cuando estaban en el Gran Comedor, compartiendo con sus compañeros de casa.
Pero tenían un pacto que aunque no había sido hablado, lo cumplían estrictamente. No hablaban fuera de clase, se encontraban sólo en la biblioteca o fuera del castillo. Parecía una aventura, algo prohibido, una travesura. ¿Qué dirían los demás si se enteraban que la coqueta y seductora Penélope Park estaba relacionándose con la rata de librería e introvertida Josie Saltzman?
Una noche Penélope iba caminando hacia las mazmorras sola luego de estar en la sala de Defensa contra las Artas Oscuras, practicando ciertos hechizos. En el camino, se encontró con un molesto grupo de Gryffindors hablando con algunos Hufflepuff muy animadamente sobre, asumió ella, algo bastante aburrido. No se molestó en siquiera mirarlos, pasó ignorando completamente su existencia hasta que sintió una risa que hizo que sus latidos aceleraran.
La buscó con la mirada, hasta encontrar aquellos ojos chocolates que tanto le gustaban. Al verse, la ojiverde le regaló una tímida sonrisa pero se le borró en el momento que vio que tenía al lado al insufrible Hufflepuff que estaba hablando con ella en la fiesta en la que se habían conocido.
Rápidamente las miradas se desconectaron y cuando la Slytherin pasó cerca de Josie, ésta le rozó la mano con la suya, colocando un pequeño papel entre sus dedos. Sin darse vuelta, Penélope lo leyó.
"¿Te veo más tarde en el Gran Auditorio?"
Cuando llegó a su habitación, se deshizo del molesto sweater gris del colegio tirándolo en una de las sillas. Automáticamente éste se dobló solo, quedando listo para la mañana siguiente. Lo mismo hizo con su moño verde y gris metálico.
Penélope miró la hora: diez y media de la noche. ¿Qué significaba 'más tarde'?
Se golpeó internamente, por criticar los 'teléfonos celulares' muggles. En este momento le sería de mucha ayuda poder comunicarse enseguida con Josie.
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó dos toques en la vieja puerta de su habitación. Frunció el ceño, no esperaba a nadie.
Cuando abrió, se sorprendió al ver a Suki, una estudiante de último año mirándola maliciosamente.
"Hola Park. ¿Ocupada?" La chica rubia entró a la habitación de la ojiverde, haciéndola retroceder sólo con el toque de su dedo índice sobre su pecho.
"Oh... Hm, hola Suki. ¿Necesitas algo?" Penélope se veía claramente nerviosa, sabía que aquella chica sólo era sinónimo de problemas.
"Bueno, ya que nunca llamaste y pareces ignorarme. Decidí venir a ver cómo estabas... Y por lo que veo, estás muy bien." Los ojos marrones chequearon sin ningún tipo de problema el cuerpo de la menor de ellas.
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Adictiva. [Posie]
FanfictionSlytherin y Gryffindor son dos casas de Hogwarts, muy conocidas por su eterna rivalidad. ¿Puede algo salir bien en una relación tan disfuncional como la de Josie y Penélope?