once.

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Dos cuerpos desnudos descansaban bajo sábanas negras, a juzgar por el desorden en la habitación, el cabello revuelto de ambas muchachas... Podrías deducir qué había sucedido la noche anterior.

Pero cuando Josie por fin despertó, vio la hora en el pequeño reloj que Penélope tenía en su mesita de noche, saltó rápidamente de la cama.

"Mierda, mierda, mierda. Me he quedado dormida para adivinación." Comenzó a vestirse lo más rápido que pudo.

"Déjame dormir Saltzman." Penelope seguía en la cama, con los ojos cerrados y el ceño fruncido.

"Lo siento, Penny. Debo irme si no quiero que la profesora me lea el futuro frente a todo el mundo y me deje en evidencia." Josie se acercó a Penélope, dejándole un beso en la frente. Tomó la túnica que colgaba de la silla cerca del escritorio y se fue.

En el almuerzo, Josie estaba a punto de tomar asiento cuando sintió que alguien la tomó rápido del brazo.

"Josette... ¿Acaso perdiste la cabeza?" Lizzie parecía indignada.

"¿Qué sucede Lizzie?" Preguntó extrañada la morocha.

"¿Por qué ahora utilizas una túnica que no representa tu propia casa?¿Acaso quieres favorecer a los Slytherin?" Pero Josie seguía sin entender de qué diablos su hermana estaba hablando.

Hasta que miró el escudo de aquella túnica... El escudo de Slytherin.

Su rostro pasó a tener un color rojo como un tomate, al estar tan apurada esta mañana tomó sin querer la túnica de Penélope.

"Hum... Fue un error." Dijo y muy rápido se la quitó. Miró del otro lado del Gran Comedor a la chica de ojos verdes, quien reía silenciosamente por aquella situación. Ella negó con la cabeza.

La profesora McGonagall llamó la atención de todos los alumnos, tenía un gran anuncio por hacer.

"Queridos alumnos, me ha llegado la increíble invitación del colegio de Magia y Hechicería de Bélgica. Hemos debatido junto a todos los profesores y llegamos a un acuerdo que será una oportunidad para todos ustedes de aprender y llenarse de nuevas experiencias." Toda la sala comenzó a llenarse de aplausos. "Esta mañana hemos enviado lechuzas a sus familias para informarles de la invitación y con ellas, una petición de aprobación para poder viajar."

Y sin más, la mujer de sombrero largo se sentó en su lugar con una enorme sonrisa en su rostro.

Era una gran oportunidad para todos de por una vez de todos conocer otra cultura, otro tipo de enseñanza de la magia y por sobre todo, despejarse un poco de lo estructurado que era Hogwarts.

Esa misma tarde, la Slytherin caminaba por el patio interno del castillo, se paró frente a unos estudiantes de tercer año y con solo un movimiento de cabeza le hizo entender a los muchachos que jugaban ajedrez mágico que debían irse de ahí. Rápido. 

Le tomó la túnica al chico de pelo negro para que la mire.

"Llama a Saltzman, dile que estoy aquí y que quiero hablar con ella." Sus palabras fueron claras y el muchacho asintió con la cabeza.

Unos largos minutos más tarde, la mirada de la ojiverde se encontraba centrada en el tablero mágico, estaba jugando sola. Moviendo las piezas de ambos 'equipos' ella sola. 

"¿Así que te has dado cuenta cual es la melliza Saltzman que vale la pena?" Lizzie se sentó frente a ella.

Penélope frunció el ceño.

"Lizzie, diablos... Yo no quería hablar contigo." Se levantó del banco y Lizzie la siguió.

"Pues el niño de tu casa dijo que querías hablar conmigo." 

"Sinceramente no tengo nada que hablar contigo y menos escuchar que eres la que... ¿Vale la pena?" Se rio amargamente.

Josie, por otro lado, estaba haciendo tarea en su habitación mientras escuchaba música desde su IPhone, ese teléfono celular que Penélope tanto se burlaba. Sintió como el cuaderno que la Slytherin había encantado se volvía algo... Caluroso. 

Cuando lo abrió, unas palabras con una linda letra manuscrita comenzaron a escribirse solas en la hoja.

'Puede ser que esté extrañando tu presencia.' Penélope escribió, haciendo sonreír a Josie.

Tomó su pluma y contestó.

'También te extraño... ¿Quieres quedar conmigo frente a la puerta del Gran Comedor? Me apetece un chocolate caliente.' 

'No puedo esperar a ver tu labio manchado con chocolate caliente.' Y unos segundos después que se borrara ese mensaje, otro apareció. 'Eres muy linda, Jojo. Te veo ahí.' 

¿Cómo puede ser que la tenga tan metida en sus redes? Era adorable y sin tratarlo.

Josie terminó la tarea que estaba haciendo y comenzó a caminar hacia la entrada del Gran Comedor. Su camisa blanca típica con las mangas arremangadas, ya sin su corbata roja y oro, su falda gris y sus mejillas coloradas.

Rodó sus ojos al ver a la ojiverde con la varita en su mano derecha, quitándole discretamente dulces del bolsillo de la túnica de un muchacho del último año.

"Deberías dejar de ser tan ruda... ¿No lo crees?" Murmuró graciosa cerca del oído de Penélope.

"Hola tú, son para ti." Le dejó los dulces en las manos de Josie.

"Eres tan romántica, Penélope Park." 

Comenzaron a caminar hacia una de las largas mesas del Gran Comedor, los estudiantes que estaban en el lugar miraron a ambas chicas algo extrañados, pues era extraño ver que una Slytherin y una Gryffindor puedan llevarse bien.

Cuando se sentaron, la taza de Josie se llenó rápidamente sola de Chocolate Caliente. Penélope por su parte tenía jugo de calabazas.

"Debo decirte algo... extraño." Su ceño estaba fruncido y eso preocupó un poco a Josie. "Hoy le dije a un inútil que te llame porque quería verte... Y Lizzie apareció, diciendo algo así como 'Te has dado cuenta de cual Saltzman es la correcta'" Imitó la voz de Lizzie.

Josie se quedó en silencio, algo molesta por la actitud de su hermana melliza.

"Pero quiero que sepas, que mi interés no está en ella, ni en ninguna persona, sino en la mismísima Josette Saltzman. Quiero decir... Mirame, viéndote tomar chocolate caliente, sólo a ti." Penélope hablaba rápido tratando de hacerle entender a Josie que había sido sólo un mal entendido.

"Lo se, tranquila, Pen. Lizzie siempre hace eso. Siempre que sabe que alguien me gusta, ella va por ellos y los consigue." 

"Te gusto." La ojiverde tenía una gran sonrisa en su rostro después de haber escuchado esas palabras.

"Claro que sí. Me encantas." Sus palabras fueron bajas, pero suficiente altas para dejar las mejillas de Penélope de color rosa.

"Tú también me encantas, ñoña."  Le tomó la mano para entrelazar sus dedos. "Por otra parte, quería invitarte a la cena, o evento, que harán mis padres para la candidatura de mi padre. No firmaran el papel del viaje a Bélgica si no asisto. Y no quiero ir sola." 

"Oh. Osea, ¿Ir a tu casa?" Josie se sorprendió por la propuesta.

"Claro, pero si no quieres, no hay problema... Es este fin de semana, puedes darme la respuesta cuando quieras. Pero sin compromiso, Jo." 

Penélope soñaba con tener a Josie en su casa, en su habitación y en su cama. Que conozca a Carlie, su elfo domestico. Mostrarle su parte favorita del patio trasero de su casa y también robarle del elegante Whiskey que su padre guardaba en su despacho. 

"Me encantaría, pero debemos preguntarle a mi padre." Sonrió, acariciando la mano de la morocha. "¿Estás segura que a tus padres no les importa que yo este ahí?"

Penélope se acercó a los labios de la Gryffindor, para dejarle un suave beso en los labios.

"A mis padres no les interesa casi nada que tenga que ver conmigo, apuesto a que nisiquiera se darán cuenta de que estás. Ellos sólo quieren aparentar la familia perfecta, que yo esté ahí. Si yo cumplo con eso, ellos firmaran el papel." Sonrió tristemente. 


Adictiva. [Posie]Where stories live. Discover now