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Se quedó callado, mirándome fijamente. Su respiración era pesada, se podía oír perfectamente.
Volví a mirar las heridas de su cuerpo, parecían arañazos, mordiscos y golpes. Volví ba sus ojos.

-Tengo que irme- Dijo de repente.

-¿Vendrás mañana?- Pregunté.

-Sí.

-¿Me lo prometes?- Pregunté. Me miró fijamente y serio.

-Yo no prometo nada, solo cumplo con lo que digo.

-David.

-¿Qué?

-Te echo de menos- Susurré levemente.

Levanté mi mano y la apoyé sobre el frío cristal del espejo. Apoyé mi mano justo frente a su pecho, pero sabía que no podía tocarlo, que no lo estaba haciendo.
Con aspecto dudoso, apoyó su mano en la mía, pero solo notaba el cristal frío.

-Hasta mañana, preciosa- Dijo.

-Hasta mañana- Contesté antes de que desapareciera.

Mi reflejo volvió. Separé la mano del espejo y la miré fijamente. Echo de menos la sensación de tocar su mano. La mía estaba fría a causa del cristal.

Alguien tocó la puerta del baño. Recordé donde estaba y con quien. Salí de allí y al otro lado me esperaba un camarero con una nota en la mano.

-¿Sucede algo?- Pregunté.

-No, nada señorita. El señor que venía con usted me ha pedido que le dijera que se ha tenido que ir- Fruncí el ceño.

-¿Qué?

-Me ha dejado este nota para usted- Dijo entregándome el papel.

Agarré el papel y el camarero volvió al trabajo. ¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré tardado mucho? Sin seguir dando vueltas abrí el papel.

Siento haberme ido así, _____. Ha llamado mi madre, mi hermana Alba está muy mal, la han llevado al hospital de urgencia. Luego te llamo para contarte. Lo siento de verdad, no quería que esto quedara así. Sabes que te quiero mucho y que me encanta estar contigo. Hablamos otro día.
~Abel

¡Oh, Dios! Espero que David no tenga nadaqie ver con esto. Porque si eso llega ser así y a la hermana de Abel le pasa algo, el señor Diablo va a conecerme. Agarré mi abrigo y salí del restaurante. Lo mejor era volverá casa. Todo había sido un desastre ¿En qué problema me he metido? Tendría que haber escuchado a Mary cuando me dijo que no subestimara a lo que no conocía. Pero si no lo hubiese dicho, nunca habría conocido a David.

Una brisa muy fría subió por mi espalda, mientras caminaba por la calle. Mi piel se erizo por completo. No era frío normal. Era un frío extraño. Nunca había sentido algo así.

-Tranquila, no te asustes- Dijo. Mi corazón casi se salió de mi pecho cuando vi a ese hombre delante de mí- No he que río asustarte.

Le miré bien. Era un chico alto, moreno y de ojos marrones. Su piel no era pálida, al contrario. Iba vestido con una túnica negra.
Comencé a temblar levemente. Era un frío horrible. Recordé las palbrasde David. Su hermano era inofensivo fuera e horas de trabajo y no es siniestro y esas cosas. También recuerdo que hacía más frío cuando él estaba cerca.

-¿Stratus?

-Veo que Fargan te ha hablado de mí- Dijo sonriente.

Le miré sin poder creerlo. Tenía a la muerte enfrente de mí. Eso no era posible. Retrocedí unos pasos. Él empezó a reír por lo bajo.

-Tranquila, _____. No voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo y además a ti te falta todavía- Dijo divertido.

-¿Qué...haces aquí?- Pregunté después de unos segundos.

-Mejor vamos a tu casa- Contestó serio.

Asentí levemente y empezamos a caminar. Era extraño, la gente no nos miraba. Stratus iba vestido con una túnica negra que le llegaba a los pies ¿Por qué nadie se inmuta?

-La gente solo te ve a ti, por cierto- Dijo de repente.

-¿Qué?- Pregunté. Me había leído el prensamiento.

-Tengo elnpoder de que solo me vea quien yo quiera- Me dedicó una pequeña sonrisa.

Relamente era cierto. Stratus no era siniestro y parecía simpático.
Llegamos a mi apartamento y entramos. Nos sentmaos en la mesa. Él enfrente de mí.

-¿Qué pasa?- Pregunté después de unos segundos de silencio. Él acomodó us garganta y miró a su alrededor.

-Si mi hermano se entera de que vine a verte, se enfadará mucho conmigo. Es capaz de no hablarme en un millón de años- Dijo. Reí por lo bajo.

-Tranquilo, no le diré nada.

-Estoy preocupado por Fargan- Dijo. Fruncí el ceño.

-¿En qué sentido?

-En todos...

-¿Por qué?

-Mi hermano es el Diablo, _____. Nunca ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. Bueno tal vez sí, cuando nací yo. Pero a lo que me refiero es...que nunca le había visto tan perturbado- Dijo muy preocupado.

-¿Quiéres decir que está mal por mí culpa?- Pregunté.

-No, no por tu culpa- Dijo- Creo que...has despertado algo en él. Algo que desconoce, por eso está confundido.

-¿Qué tengo que hacer?

-Sabes que ha hecho un pacto con Dios ¿Verdad?- Preguntó.

-Sí, es una locura.

-Yo también lo creo. Pero ____, eres la única que puede despertar eso bueno que tiene Fargan dentro.

-¿Cómo lo hago?

-Arriesgate. A la mierda con las reglas de Vegetta. Él mismo creó las reglas del amor y si él mismo las prohibió, se está contradiciendo.

-¿Qué tengo que hacer?

-Lo que sientes. Cuando le tengas enfrente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón- Dijo poniéndose de pie. Yo también lo hice- Ya es la hora de Alba Guerra- Le miré sorprendida Esa niña está sufriendo, tengo que llevármela.

-David no tiene nada que ver ¿Verdad?- Pregunté.

-Para nada. David no se interpone en las muertes, solo Vege y yo- Contestó. Asentí levemente. Sabía todo lo que Abel iba a sufrir por eso.

-¿Será rápido?- Dije. Se giró para verme.

-No sentirá nada.

-Gracias Stratus- Dije. Sonrió levemente.

-Es un secreto- Susurró de repente.

-¿El qué?

-Fargan nunca ha tenido debilidades, pero ahora si tiene una- Dijo. Le miré extrañada.

-¿Cuál?

-Tú...

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×El Diablo× [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora