×18×

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-_____- Me llamó. Hice un gesto con la cabeza- Quiero que me des algo...comparte un beso conmigo.

Desde que lo vi, quise besarlo. Y ahora no puedo ni respirar. Sonreí levemente. Todo mi cuerpo estaba temblando. No podía detenerme. Ya tiene mi corazón.

Sin seguir dando vueltas me acerqué a él. Mi corazón, casi se me sale del pecho cuando mis labios chocaron con los suyos. Como si nunca hubiese besado a nadie en mi vida, me sentí totalmente perdida ante esto. No sabía que hacer. Su boca se empezó a mover para darle señal a la mía. Todo daba vueltas a mi alrededor. Se alejó dulcemente y posó su frente encima de la mía.
Aunque habría sido un gran beso, el mejor de mi vida, no me sentía del todo satisfecha. Nos quedamos en un silencio, pero no era incómodo.

Levantó su mano y acarició mi mejilla. Nos miramos a los ojos y me perdí en ellos.
En ese momento, dije que era el momento. Era hora de encontrar algo bueno en él.

Me separé un momento de David y puse mis dos manos en sus mejillas. Volví a besarle. ¡Dios, era una locura! Él no podía hacer esto, pero ya no había vuelta atrás. Llevé mis manos a sus hombros y él me atrajo más a él poniendo sus manos en mi espalda.

Bajé mis besos a su cuello. Sus respiración iba en aumento, al igual que mi cuerpo. Se alejó de mí levemente e hizo una sonrisa traviesa.
Le quité la camiseta mientras mi cabeza tenía ganas de empezar ya. Él me desabrochó los botones de mi camisa u luegomla tiró por ahí.
Volvió a besarme y me llevó poco a poco a la cama.
Su pecho se elevaba por la respiración pesada.

-Como te deseo- Susurré agitada.

Bajé mis dedos por su pecho. Provocando que su piel se erizara bajo mi mano. Eso me hacía sentir poderosa. Sabía que tenía cierto poder sobre él. Pero siempre sabría al final del día, que él tenía todo el poder sobre mí.
Besé su cuello con ferocidad y él acarició mi pelo con los dedos temblorosos. Gimió roncamente. Cuando le volví a mirar, sonrió levemente.

Colocó su mano derecha sobre uno de mis pechos. Lo acarició sobre el sujetador, poniéndome tensa al instante, haciendo que le deseara aún más. Sus labios llegaron a mi cuello. Mordí levemente los míos. Su mano caliente llegó a mi cintura. Algo pareció despertarse dentro de mí, era mucho más poderoso que el deseo.
Me leveanté un poco y se alejó de mí levemente.

-¿Tienes miedo de mí?- Preguntó. Su mano subía por mi espalda, hasta el enganche del sujetador.

-No...nunca tendría miedo de ti- Dije.

Como respuesta, besó mis labios. Desabrochó mi sujetador y lo lanzó por ahí. Tampoco me importaba donde habría caído.
Volvió a tumbarme y sentí su mano en mi trasero.

Mi corazón latía rápido, iba a salirse de mí. Al fin pasaría, al fin sería mío. Solo mío. Cuando esto acabe, de verdad estaré en el infierno.

-Sabes que no podemos hacer esto- Dije agitada.

-Ya no hay vuelta atrás, preciosa. Ya no puedo parar- Dijo mientras sus manos desabrochaban mis pantalones- Ya he probado tus labios. Ahora quiero probar tu cuerpo. Quiera estar unido a ti.

Mordí mi labio levemente. No había nada de malo en esto.

-Después de esto, tu habrás ganado el pacto- Dije sin dejar de acariciar su rostro.

Bajó sus manos por mis caderas para llevarse, con ellas, mis pantalones. Relamí mis labios y lo miré con locura.

-¿Por qué?- Preguntó.

-Haremos el amor y el amor es algo bueno- Contesté.

Besó dulcemente mis labios. Acaricié su pecho y él suspiró. Mi lengua empezó a acariciar la suya. Gimió levemente, encendiendo el fuego en mí. Él aún tenía puesto los pantalones. El contacto del pantalón con mi piel, me estaba matando. Necesitaba sentirlo, ya. Sus manos se movían por mis piernas.
Volví a levantarme un poco y empecé a bajar mis besos por su cuello, hasta su pecho. Bajé más hasta su abdomen. Él respiraba pesadamente. Su mano acariciaba mi pelo.
Toda su piel se erizó. Le robé más de un gemido.

Lentamente bajé el cierre de su pantalón, para luego desabrochar el botón. De un solo tirón me deshice de ellos.
Sonreí pevertidamente al ver sus calzoncillos.

-Que extraño señor Diablo ¿Usted con calzoncillos?- Dije. Rió por lo bajo.

-Tú me los compraste. Por mí, yo andaría desnudo- Dije.

Tenía que quitárselos, tenía que arrancárselos.
Volvió a tumbarme y empezó a besar y lamer cada parte de mis pechos. Gemí exaltada. Mis manos se perdían en mi pelo.
Subió su lengua por mi cuello.

Sin darme cuenta, se deshizo de la última prenda que me quedaba. Gemí levemente al sentirlo más íntimo.

-Así es como Dios me trajo al mundo- Dije.

-El mejor trabajo que ha hecho Vegetta- Contestó besando mis labios.

Su caliente mano pasó por mi espalda desnuda. Por donde pasa él, pasa el fuego. Subí mi mano por su entrepierna y pasé mi palma por su elevada erección, sobre el calzoncillo. Gruñó por lo bajo. Subí mis dedos hasta el borde de ellos y comencé a bajarlos.

-Me siento tan poderosa contigo- Dije.

-¿Por qué?

-Porque tengo a un virginal Diablo, en mis manos.

Volvió a besarme con ferocidad. Los truenos y relámpagos empezaron a iluminar la ciudad. No llovía solo por el mal tiempo. Dios estaba enfadado, lo sé ¿Seré un a pecadora de por vida? ¿Las puertas del paraíso se cerrarán para mí? ¡Qué demonios! ¡Esto es el paraíso! Su lengua se mezcló suavemente con la mía. Se alejó despacio de mi boca, llevándose sobre sus labios, un leve gemido de mi parte. Subí y bajé mis manos por su espalda.

-Nunca _____. Nunca en mi eterna vida había deseado tanto algo, como te deseo tanto a ti- Susurró en mi oído.

-¿Yo soy tu pecado?

-Mi más grande pecado, eres tú.

Le miré fijamente a los ojos. Aún no comprendo, porque el Diablo es tan perfecto. Subió sus manos y las colocó en mi cintura. Gemí y apreté, con una de mis manos, las sábanas ante la sensación de tenerle dentro. Comenzó a moverse, haciéndome estremecer.
Gruñó profundamente, encendiéndome de deseo. Capturó mis labios en un tórrido beso.
Con cuidado y ternura, empezó a besar mi cuello sin dejar de moverse. Dejé que mis gemidos cayeran cerca de su oreja.

Me aferré más a él, ante la gran oleada de placer que comenzó a recorrer mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé que el éxtasis consumiera mi cuerpo. Le nombré agitada haciendo que el gruñera lleno de placer. Era tan grande y dominante, el señor Diablo.

-David- Le nombré levemente. Clavó sus ojos en los míos.

-Gracias por esto, preciosa. Gracias por compartir tu cuerpo con el mío- Dijo. Sonreí levemente.

-Sería capaz de compartir mi vida conmigo.

Volví a levantar mi mano y acaricié su rostro. Un rayo pareció partir la ciudad. Dios estaba enfadado.

-Yo no soy un hombre, preciosa- Dijo agitado- Tu vida la debes compartir con un hombre, una persona del reino de Dios.

-No me importa que no seas un hombre- Mis ojos se humedecieron.

Tomé sus labios con desesperación. Sabía que él se iba a ir. Me iba a dejar sin alma y sin corazón también.
Comenzó a moverse más seguido mientras la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba. Bajé mi mano derecha por su espalda, hasta el fin de la misma.

Sentí otra vez esa gran oleada de placer recorrer mi cuerpo. Volví a llegar al clímax. Ambos gritamos compartiendo el éxtasis del momento. Se dejó caer a mi lado. Le abracé con fuerza, uniendo mi cuerpo con el suyo. Volvió a besar mis labios.

¿Qué será de mí mañana? Cuando seguramente, ya no le tenga.

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(͡° ͜ʖ ͡°)(͡° ͜ʖ ͡°)(͡° ͜ʖ ͡°)

×El Diablo× [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora