Capítulo 1: Tocadiscos y comadrejas.

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"No me gusta la lluvia, nunca me gustó. A diferencia de muchas personas, prefiero estar todo el día en mi casa acompañado por una tarde soleada, a estar soportando el incesante sonido de kamikazes transparentes que bombardean mi techo, mi patio, y toda la ciudad.
Pero, a pesar de mi odio por este fenómeno, es el único que consigue extraerme recuerdos. Será que la memoria visual es demasiado fuerte, y también, es lo único que volví a ver de aquella aventura. Aun así, tengo un mar de preguntas dentro mío, pero no me atrevo a contestarlas, o no me atrevía, sinceramente desde que ella no está, pocas cosas me importan.
¿Por qué las historias brotan como una tormenta dentro de mí cuando miro por mi ventana y veo un vidrio empañado, cubierto por gotitas que aparentan correr una carrera entre ellas hasta el marco inferior? ¿Que cosas no? Tantas lluvias he presenciado y tan poca atención les había prestado, tomándolo como algo natural, sin detenerme a ver lo bello de las cosas ordinarias, e ignorando lo fantástico de algunas. Las tormentas son una de ellas, los rayos, los truenos. Hermosos paisajes que nos regala la ciencia, mientras nosotros estamos más ocupados haciendo pochoclos para ver una película (Si existe el valiente capaz de conectar aparatos electrónicos con semejante electricidad allá fuera). Sin ir más lejos, cuando era chico mi mayor deseo era que las criaturas mitológicas existieran, que haya un mundo por explorar, que todo lo que gobernaba los numerosos libros que devoraba en mi soledad fuesen ciertas, y que yo no sea mas que un soñador intrépido con 10 años y mucha vocación escritora.
Así fue también mi decepción al saber que el mundo ya había sido explorado, que eso que gobernaba mis libros había sido producto de la imaginación, y bueno, lo de las criaturas mitológicas lo taché por mi cuenta para evitarme la risa de "los más grandes". Solamente como para mantener apenas vivo ese espíritu pensé que quizás, los animales actuales fueron las criaturas mitológicas de antaño, pero lo pensé solo para calmarme."

Me fui a hacer un té. En el microondas. Todavía no entiendo como hay gente que sigue calentando agua en hornallas cuando este formidable invento deja todo listo en un minuto, minuto y medio. Pero claro, en algún momento no fue más que una idea estúpida a la que nadie tenia fé, y cuando nadie la tuvo, una personita, una magnifica personita creyó en si mismo y con esfuerzo consiguió su cometido.

Tomé mi fabulosa taza de Spiderman, un paquete de galletas horribles que solo le gustan a mi mamá y me volví a sentar.

Maldije un largo rato. Se parecía en exceso al Principito aquello que estaba escribiendo.

Cerré la notebook, respiré hondo y bebí un par de sorbos. Mi habitación estaba hecha un desastre, sobre todo el escritorio: Un montón de papeles con mocos, al lado, otro montón de papeles que iba a usar para la misma tarea, migas sobrantes de alguna merienda antigua, la madera un poco astillada producto de una buena martillada para colocar un soporte de Wi-Fi. Algunas paredes rayadas con crayones obra de los dotes artísticos de mis hermanitos, y todo el suelo minado de juguetes chicos y grandes, que amenazaban con lastimar la planta del pie si no se caminaba con precaución. Seguiría contando la deplorable situación en la que se hallaba mi pieza, pero siempre deteste las descripciones extensas, así que para el caso da igual.

Hablando de ellos, ¿Dónde estaban? Ya eran las tres de la tarde y Micaela, la  niñera, los debería haber traído hacía más o menos 10 minutos.

Contrataron a Mica porque a veces yo no estoy, y también porque soy medio colgado, no voy a mentir. Muchas veces se me ha quemado la comida, culpa de esos malditos videojuegos, como dice mi abuela.
Ah, hoy es lunes, vuelven muy tarde porque se van al trabajo con mi madre para jugar con los hijos de su jefa, y después esta los trae a todos en su camioneta.

Tres de la tarde... diez, once de la noche.

Eso me da un margen de bastante tiempo. Si, llego a pegarle una leída bastante generosa... Por hoy dejo la historia en stand by.

Dueños Del ArcoírisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora