Madeleine

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Presione los botones con números de la caja fuerte de mi trabajo, la cierro con llave para luego colgarla en mi cuello y salgo de mi oficia dejando todo organizado para la maña del día siguiente, bajo las escaleras de caracol canturreando una canción para mi espectáculo de mañana. Ya lista para marcharme a casa cierro las puertas de mi club nocturno y apago las luces de neón del gran cartel que tiene el nombre del lugar, espanto a alguno que otro vagabundo y borrachos que se esconden a la vista del estacionamiento y persiguen desesperadamente a mis trabajadoras para tener atención especial —perfecto- me quejo de mi mala suerte ya que llueve a cántaros y las agujas de mis tacones deciden desprenderse con facilidad decido quitármelos para caminar unas cuadras para llegar a casa y emprendo el viaje a pesar de ser altas horas de la noche y de la escasez de luz por parte de los faroles de las calles entro a un callejón estrecho que conozco para tomar un atajo a mi casa que me hará llegar más rápido hago caso omiso a los ruidos que suenan a mi alrededor—bella ¿a donde con tanta prisa?—me lanza piropos un vagabundo mugroso que veo a mi costado balancearse en zigzag para alcanzarme —ven, déjame abrigarte—me llama y se altera al ver que no hago caso me acorrala cerca de unas cajas de madera y bolsas de plástico negras chillo asustada al ver que me pone las manos encima y arranca mis prendas de vestir para luego violarme mientras soy consciente de sus movimientos abruptos dentro de mi, me enferma al sentirlo adentro de mi y no ser capaz de defenderme, me frustra el hecho de no hacer nada ante lo que me pasa y estar ahogándome en mis lagrimas.

Despierto con el dolor adueñándose de todo mi cuerpo hasta la cabeza me duele después de tanto llorar me es imposible no revivir lo que me paso con ese mugriento vagabundo en callejón a plena noche donde no había mucha iluminación por parte de la calle o la luna,me remuevo en la cama para seguir durmiendo o por lo menos para dejar de pensar en mi atacante y los sucesos pasados al no poder lograr exitosamente ninguna de esas tareas decido levantarme y tratar de seguir con mi vida mis piernas deciden fallarme y caigo de bruces al suelo espero el golpe pero no llega algo me detuvo de caer o alguien porque siento una figura humana, unos brazos tomándome de la cintura, tocándome —cuidado aún estas débil— esa persona que me salvo de caer al suelo y darme un golpe me lleva a la cama —te traje un analgésico y agua para que te recuperes—me tiende una pastilla blanca y un vaso de agua se fue volviéndome a dejar sola de nuevo, dudo en tomarme lo que el desconocido me trajo ya que no si es en verdad lo que el me trajo o es otra cosa y continuará el trabajo que hizo ese vagabundo decido no revivir esos momentos horribles y tomo sin más la pastilla y seguido tomo el vaso de agua me permito darme una ducha en un baño que no es el mío deduzco que estoy en donde vive el desconocido amable que me dejo usar su cama tengo que decir que me es imposible no revivir una y otra vez las horribles escenas que viví en aquel callejón para llegar a mi casa fue la peor decisión que puede haber tomado en mi vida entera.
(Reproduzcan el video, les juro que encaja perfectamente con lo qué pasa)
Estoy hecha un desastre, toda yo soy un desastre andante, no aguanto vivir en propia carne me doy asco a mi misma ¿es posible llegar a eso? mi gran idea de tomar una ducha y que eso me relajaría se fue directo a la mierda al igual que mi autoestima y autocontrol ya que llore como un bebé por dos largas horas y ahora heme aquí acostada en la cama del desconocido en posición fetal llorando a mares teniendo mi cuerpo al descubierto y sin importar en mi lamentable y deplorable estado en el que me encuentre el desconocido—te serví te para ayudarte con los nervios—aparece el, un hombre alto que me saca fácilmente dos cabezas de tamaño tiene unos ojos preciosos color avellana y una nariz respingaba dejo de admirarlo y describirlo mentalmente cuando noto su mirada en mi y como mis mejillas se enrojecen - darle sorbos mientras está caliente—me lo tiende y agradezco a la mierda la lógica y los pensamientos de no aceptar nada de extraños, yo aceptare el té que un hermoso hombre me ofrece mientras le doy pequeños sorbos me descubro dejando mi posición fetal y lamentablemente por una posición que demuestre que estoy confiada y que estoy bien lo cual no es cierto, a lo largo de nuestra charla trivial o más bien mi interrogatorio no logro obtener información de el y eso me decepciona un poco—¿estas mejor ya?—pregunta dándome caricias en la mejilla izquierda lo cual si fuera una situación normal me sería incómodo y también si el fuera un hombre cualquiera le reprocharía tal muestra de cariño pero no lo hago— ya estoy mejor gracias por el té y por todo, no es lo mío llorar frente a extraños—miro sus labios finos que me invitan a ser besados acorta el espacio que había entre nosotros— a veces solo necesitamos desahogarnos de lo contrario nos ahogamos en nuestros problemas—no tengo ni idea de que dijo pero se sintió profundo y algo sexy viniendo de el —es una lástima haber encontrado a una hermosa mujer en tan malos momentos—me siento diminuta ante su pronta cercanía y me asusta un poco tanto que caigo de espaldas a la cama—¿crees que soy hermosa?—susurro con miedo a creerme esas palabras, miedo a creer que soy hermosa cuando yo no lo veo así—eres hermosa, eres de esas mujeres a las que quieres bajarles las estrellas y la luna—este hombre es todo un poeta y sabe las palabras exactas que decir para volver locas a las mujeres nuestras miradas se conectan entre sí y olvidamos todo lo qué pasa a nuestro alrededor sellando el momento con un gran beso, de esos besos mágicos que solo crees vivir una vez, son ese tipo de besos con los que toda mujer soñamos tener algún día.

The rabbitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora