nombre

7K 227 55
                                    

octubre, 2023

—¿Se puede? —Mimi alzó la vista de su hija para mirar hacia la puerta, donde vio a Ana y a Ricky mirarla con una sonrisa.

—Sí, pero no hagáis ruido, que están las dos durmiendo. —avisó, levantándose del sillón en el que estaba sentada.

—Ay, por favor. —dijo Ana con la cara ilusionada. —Es monísima, Mimi. —acercó una mano para acariciarle la cabecita con suavidad.

—¿Cómo se llama? —preguntó Ricky, acercándose también.

La granadina se mordió el labio con una sonrisa nerviosa.

—No lo sé. —respondió. Ana y Ricky la miraron con el ceño fruncido.

—¿Cómo que no sabes?

—Que no tenemos nombre. —volvió a decir la rubia mayor.

—Joder, tu hija tenía que ser. —comentó Ricky con una risa.

—Cállate, maricón. —lo reprendió Mimi. —Ya se nos ocurrirá algo.

—¿Y qué tal está Miri? —preguntó la canaria, sonriendo al ver a la gallega dormida en la cama del hospital.

—Uff... —suspiró Mimi. —Lo pasó mal. —dijo con una mueca. —Y encima yo llegué justo a tiempo.

—Eres una irresponsable. —dijo el mallorquín.

—¡Pero si fue ella la que me dijo que fuera a bailar con estas! —susurró indignada.

—Qué pesadas...

Los tres se giraron al escucharla, frotándose los ojitos con una mano.

—Ya me la habéis despertado. —se quejó Mimi mientras caminaba hacia ella. —¿Cómo estás, leoncita? —preguntó, sentándose a su lado y acariciándole el pelo.

—Bien, esperaba que me doliese todo más. —comentó, todavía un poco adormilada.

—Hola, amor. —la saludó Ana mientras le daba un abrazo. Ricky hizo lo mismo. —¿Qué tal fue?

—La peor experiencia de mi vida y una de las más bonitas. —contestó.

—Después nos llama dramáticas a las demás. —chistó el mallorquín.

Neno, que pensaba que me rajaba en dos. —Miriam se llevó una mano a la cabeza. —Qué mal, dolía como un demonio. —explicó, intentando incorporarse un poco.

—Espera. —Mimi cogió un cojín y se lo puso en la espalda para que pudiera apoyarse.

—Ay. —se quejó la gallega en cuanto hizo un movimiento un poco brusco. —Carallo. —masculló entre dientes, notando una molestia en la que no había reparado hasta el momento.

—¿Qué pasa? —la granadina la miró con atención.

—Nada, que sí que me duele. —dijo ella, señalando su entrepierna.

—Joder, normal. —Ricky rió. —¡Hostia, Ana! —exclamó de repente con una risa, acordándose de algo.

—¿Qué? —la morena se sobresaltó un poco.

—¡Ahora sí que tiene el coño cosido de verdad! —dijo carcajeándose, y Ana no pudo evitar reírse. —Lo tienes que tener bonito. —rió el chico.

Miriam se giró hacia Mimi sorprendida.

—¿Me han dado puntos? —preguntó confusa.

—Sí, pero sólo han sido cinco, no te preocupes.

¿qué hacemos?  //  miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora