sorpresa III

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marzo/abril, 2021

—¡Joe, me cago en to! —siseó Mimi mientras intentaba meter su bolso en el portaequipajes que estaba justo encima de sus asientos.

—Mimi, venga, que estamos taponando el pasillo. —susurró la gallega en su oído mientras la mayor seguía empujando su bolso contra las cosas que ya había en aquel hueco.

—¡Es que no cabe esta mierda! —protestó la granadina, suspirando con pesadez.

—Perdone, señorita, ¿podría dejarnos pasar a...? —la voz de un hombre llegó hasta los oídos de Mimi, que no tardó en girarse bruscamente.

—¡Señor, espérese un momento, coño! —contestó, dándole un último empujón al bolso y consiguiendo encajarlo dentro del portaequipajes sin que se cayera. —Uf, por fin. —resopló aliviada, cerrándolo y dejando pasar a Miriam hasta su asiento. —Lo siento, ¿eh? Es que no he dormío mucho y cuando me sale la mala follá... —dijo con una leve risa, dirigiéndose al señor de antes.

—No hacía falta que le contases tu vida. —chistó la gallega divertida en cuanto Mimi se sentó a su lado.

—¡Illa, que te ha tocao ventanilla! —exclamó la rubia mayor, ignorándola. —Qué suerte. —dijo sonriente.

—¿Quieres ponerte tú aquí? —ofreció Miriam, haciendo el amago de levantarse para cambiarle el asiento a su novia.

—No, si desde aquí también veo. —la granadina declinó su oferta, observando el avión que había cerca del suyo por la pequeña ventanilla. —Pero gracias, reina. —añadió, dejando un fugaz beso en su mejilla que provocó una sonrisa instantánea en el rostro de la rubia menor.

—Venga, que sí, ponte aquí, si a mí me da igual. —insistió, tirando un poco de su brazo.

—¿De verdad? —preguntó la granadina con una carita de ilusión que a Miriam le dieron ganas de comérsela entera.

Asintió y rió al ver cómo la mayor no perdía el tiempo y se sentaba al lado de la ventanilla, mirando a través de ella con los ojos como platos. Observó su cara desde cerca, sonriendo también, hasta que una exclamación de sorpresa le hizo girar la cabeza hacia la parte delantera del avión, donde la gente seguía embarcando.

—¡Hostia puta! —gritó una chica. —¿Esas no son...? —le dijo a su amiga mientras señalaba a las dos rubias con ningún disimulo.

La otra chica abrió los ojos y asintió fervientemente mirando a su amiga, despertando la curiosidad de los demás pasajeros quienes también se giraron a mirarlas a ambas.

—Joder, ya podrían cortarse un poco. —masculló Mimi entre dientes, viendo cómo todos las miraban sin reparo.

—Ay, Dios... —murmuró la rubia menor, poniéndose una mano en la frente avergonzada, intentando taparse un poco la cara. —Espero que no estén todo el vuelo así...

—No te preocupes, la gente suele ser muy respetuosa. —le quitó importancia la granadina, sabiendo que en según qué situaciones, los fans podían llegar a ser muy comprensivos y no invadir su espacio personal.

Poco a poco, cada uno volvió a lo suyo y ambas rubias comenzaron a respirar más tranquilas, esperando a que todo el mundo terminase de embarcar y pudieran despegar por fin.

—Disculpe, ¿quiere que le ayude a subir su equipaje de mano al portaequipajes? —la voz aguda y chillona de una azafata morena, de pelo marrón y ojos azules las sobresaltó un poco.

—Eh... No, gracias, ya- —comenzó a decir Mimi un poco descolocada, viendo que se estaba dirigiendo específicamente a ella.

—Si quiere ya se lo subo yo, no es molestia. —volvió a decir la morena, interrumpiéndola mientras la miraba con los ojos entrecerrados y mordiéndose levemente el labio.

¿qué hacemos?  //  miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora