Capítulo Cinco.

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Esa misma noche, poco después de haber finalizado el baile y luego de haberse ido de la fiesta de los Mikaelson, Crystal había comenzado a ingeniárselas para volver a la residencia de los Salvatore. O mejor dicho, lo había intentado. Llevando las telas de su largo vestido en una mano y con zapatos en el otro, le fue una tarea difícil de llevar pero se las supo arreglar. A decir verdad, tan solo vagaba sin rumbo alguno; sabiendo que cuanto más se alejara de la mansión de los Mikaelson, más cerca estaría de llegar a la residencia de los Salvatore. Una lógica algo extraña que parecía correcta ante su punto de vista. Cuanto más avanzaba, más pérdida se encontraba. No es que la orientación era uno de sus mejores dones; ella decía que su sentido de la orientación había sido reemplazado por sus instintos de cazadora y siempre reía al hablar de ello. Para su mala suerte, no tenía ninguna forma de contactarse con nadie ni tampoco de guiarse por el google maps de su móvil, horas antes había dejado sus pocas pertenencias en el automóvil de Stefan y ya consideraba algo inútil el regresar a la fiesta, siendo que llevaba más de una hora caminando y desconocía la forma de volver. No lo iba a admitir pero se encontraba perdida. 

Sin noción del tiempo, sin saber hacia dónde se dirigía, continuó avanzando a lo largo del camino ubicado a un lado de la carretera. No se percibía ruido alguno de tráfico y ella era la única que se encontraba caminando a esas horas de la noche. Por un momento, le resultó muy relajante estar tan lejos de todos, y esa sensación le molestó. Cuando se trataba de "socializar", siempre había permanecido distante a todos, pero esperaba que todo fuera diferente. Ya bastante tiempo había estado sola. No es que fuera arisca ni mucho menos, pero prefería mantenerse reservada así nadie saldría lastimado. Por primera vez en su vida, era hora de sentar cabeza. 

Literalmente, sus ojos estuvieron a punto de lanzar chispas. No sabía cómo, pero comenzaba a encontrarse cerca de la zona comercial de Mystic Falls, y si esto era correcto, pronto divisaría el Grill; lugar en el que había estado antes de ir a casa de los hermanos, luego de su llegada. Por primera vez en la noche, comenzaba a tener esperanza y se inquietaba. De no haber llevado vestido, habría corrido hasta encontrar aquel sitio.

Fue una presencia a sus espaldas lo que bastó para que sus vellos se erizaran y se echara a correr, sin que le importarse convertir el vestido en un harapo. Como no... Además de estar perdida, la perseguían. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido, ella no tenía tiempo para planificar o pensar. Todo lo que podía hacer era tratar de no tener pánico y actuar de forma rápida, una vez se le diera la oportunidad. Corrió cuanto pudo, sin detenerse en ningún momento, hasta que unos brazos la tomaron por los hombros y se encontró acorralada entre la pared y quien fuera su persecutor. 

— ¿Por qué tan sola, cariño? —habló una voz masculina, con ronroneo, intentando resultar amenazante. Le resultaba familiar, aunque no inmediatamente identificable. 

 Crystal no respondió y evitó el contacto visual que quería aquella persona. No sabía quién era pero sí que era. Miró a un lado y observó que no hubiera nadie a su alrededor, debía mantener un perfil bajo frente al resto de las personas. El desconocido la tomó por el rostro y le obligó a que le mirase.

—Escucha, no te quiero matar ¿sí? Solo una mordida y puedes seguir con tu camino ¿bien? —inquirió, dejando de parecer tan intimidante.

Crystal supo que era un vampiro "primerizo". No muchos tenían tantos modales como para decir "te chuparé la sangre pero solo será una mordida, no te preocupes", en otras palabras. Una risa escapó de sus labios y a este no pareció importarle. 

—No recordarás nada de lo que pasó aquí, seguirás con tu camino una vez termine —dijo, observándola a sus ojos, intentando ejercer la compulsión con ella. No había funcionado. Se echó a atacar su cuello y, una vez degustó la sangre de la cazadora, supo el gran error que había cometido. Esta vez él fue quien intentó alejarse, dándole a Crystal la oportunidad de acercarlo a ella, para tomarlo por la fuerza y llevar su mano hacia donde se hallaba el corazón del vampiro.

Cuando la cazadora se enamoró [Kol Mikaelson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora