Después de la charla con Lauren en mi habitación revelando uno que otro sentimiento, aún había otra conversación que me quedaba pendiente.
Los lunes por la mañana Dinah trabajaba en la redacción del periódico escolar y allí era justo donde esperaba encontrarla.
-Capuccino con dos de azucar.- Puse el vaso con cuidado en el escritorio, ella no había notado mi presencia hasta el momento.
-¿Y eso por que Karla Camila?- Alzó una ceja, no sería facil.
No pude evitar rodar los ojos antes de contestar.
-Es una disculpa.
-¿Por que te estás disculpando?- Cerró la computadora que tenía en frente poniéndome toda su atención.
-Por no haberte escuchado cuando debí.- Baje la cabeza.- Por haberte gritado y también por haber sido tan jodidamente dramática.
-Vaya vaya, parece que hablar con Lauren te aclaro un poco las ideas.- Dijo haciendo que levantara la vista de repente, ella le dio un sorbo al café.
-¿Ella te lo dijo?- Me interese. Dinah se encogió de hombros.
-¿Qué parte exactamente? ¿Cuándo le dijiste que estabas enamorada de ella o cuando le comiste la boca en tu ca...
-¡Dinah! Tampoco quiero que todo el mundo se entere.- La interrumpí mirando al rededor, por suerte el resto de las personas en la habitación estaban muy metidas en su trabajo.
-¡Oh, estoy tan orgullosa de ti!- Se paró rodeando todo el escritorio para abrazarme.
-¿Gracias?- Logre decir al borde de la asfixion.
-¡Al fin! ¿Quién diría que Lauren se lo tomaría tan bien y de hecho corresponda tus sentimientos? Oh, espera, fui yo.- Corto el abrazo.
Claro que iba a echarmelo en cara.
-Adelante, puedes decirme "te lo dije".- Me rendí.
-Te lo dije. Comienza a escucharme más seguido, Mila.- Me señaló con un dedo.
-Lo haré.
-De todas formas yo también debería pedirte unas disculpas.- Se puso tímida de repente.- No tenía derecho a presionarte para que hablaras con Lauren, lo siento.- Me miró sería, en verdad lo sentía.
-Disculpas aceptadas.- Sonreí.- Pero ahora me debes un café.
Fue el turno de Dinah para poner los ojos en blanco.
-Cuando quieras pero ahora vete, estaba trabajando en algo importante antes de que llegarás.- Volvió a su escritorio.
-Oh si, imagino la importancia de comunicar que el gimnasio de la escuela ya tiene nuevos balones.- Me burle.
-¡Fuera!- Grito haciéndome reír.
Suspiro una vez fuera de la oficina de redacción. En verdad la extrañaba.
No voy a mentir y decir que no pensé en Lauren durante todo el dia porque si lo hice, más de lo normal, pero no pude verla hasta la hora del almuerzo.
-¿Sándwich de pavo y mayonesa?
La escuché decir para después tomar asiento a mi lado, una media sonrisa que intente disimular se dibujo en mi rostro.
-Mi favorito.- Murmure.
Ese día me di cuenta de dos cosas. La primera fue que no había tomado dimensión de cuanto extrañaba almorzar con las cinco juntas, de cuanto extrañaba a mis amigas. La segunda, un poco más sorpresiva y vergonzosa, fue darme cuenta de que Ally y Normani lo sabían todo.
Descarte la posibilidad de que fuera por obra de Dinah porque las miradas que me dirigió me dejaron muy en claro que ella no había sido, no se como adivino que en mi mente ya la estaba culpando.
También ayudó el fuerte rubor que cubrío las mejillas de Lauren en cuando Ally o Normani soltaba algún que otro comentario sugerente acerca de amabas. Lauren no se sonrojaba a menos que sea estrictamente necesario, no fue muy difícil suponer que la naturaleza del color en sus mejillas se debía a que ella misma les había dado la información necesaria para hacer aquellas bromas.
Lejos de enojarme o algo que se le parezca, me dio ternura en cierto punto. ¿Había Lauren estado volviendo locas a ambas como yo lo había hecho con Dinah? De sólo pensarlo una sonrisa se instalaba en mi rostro.
Algunas semanas después ya era oficial, podía presumir a quien me diera la gana que tenía novia y para mi suerte era Lauren Jauregui.
Salir con Lauren era tan magnífico como me lo había imaginado, era más cariñosa de lo que en realidad quería demostrar y más tierna de lo que uno podría imaginarse.
Las únicas peleas que habíamos tenido hasta el momento consistían en ella molestandome por mi primer nombre y yo evitando dirigirle la palabra como por cinco minutos.
-¿Estás enojada?
Lauren me miró desde el otro lado del sofá intentando adivinar si en verdad era peligroso acercarse o sólo estaba jugando. Como de costumbre, no respondí y seguí con la vista perdida en la pantalla de mi teléfono.
El típico plan de peliculas se había visto interrumpido por ella cuando decidió que sería divertido sacar a flote mi primer nombre y comenzar a llamarme así aunque le había dicho que no me hacía ninguna gracia.
La verdad era que lejos de disgustarme, amaba oír mi nombre en su boca pero no podía evitar recordar la ridícula mentira que había generado entorno a eso y sentir vergüenza.
-¿Lo siento?
-¿Qué es exactamente lo que sientes?
-Ser molesta.- Agachó la cabeza haciendo que quiera llenarla de besos, pero me resistí, por el momento.- En realidad me gusta llamarte Karla pero si no quieres no volveré hacerlo.
Quien habría pensado que Lauren Jauregui sería tan fácil de gobernar, quise reír o hacer un comentario al respecto pero me reserve ambas opciones para otra ocasión.
-A mi me gusta que me llames así pero me recuerda...
-¿A nuestro dramático inicio de relación?- Sugirió Lauren con una sonrisa asomándose en la comisura derecha de sus labios.
Asentí ahora tomando mi turno de agachar la cabeza.
-Me siento estúpida por haberte mentido.
-No deberías.- Al fin se animó a acortar la distancia que nos separaba y tomar asiento a mi lado.- No es como si yo hubiera sido totalmente sincera.
-Pero tu no inventaste todo ese circo como una niña dramática.- La mire apenada.
-¿No es eso lo que eres?- Lauren levanto una ceja con toda la seriedad que podía simular.
-Idiota.
Antes de que mi mano mano golpeara su hombro logrando empujado a ella ya había estallado en una carcajada que hizo mis mejillas arder, no precisamente de enfado.
-Ven aquí.
Lauren me envolvió en sus brazos descansando su barbilla en mi cabeza como si intentará consolarme de sus propias burlas, iba a apartarme pero decidí que no quería hacerlo.
Pasaron unos segundos para nada incómodos antes de que Lauren abriera la boca de nuevo.
-Karla Camila Cabello.
Probablemente me hubiera molestado de nuevo si no hubiera percibido tanto amor en cada palabra que salía de sus labios.
-¿Si?- Murmure aún sintiendo el perfume en su cuello.
-Te amo muchísimo.
Pronuncio tan segura que hizo que el corazón comience a latirme mas rapido de lo que pensé que podía latir un corazón.
No pude hacer más que tomar su rostro entre mi manos y besarla al menos intentando demostrar que yo también la amaba muchisimo, y ya no me preocupaba que lo supiera.
Fin