▪Soberbia

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—Buenos días mamá—. El rubio apareció por el umbral de la cocina, la mujer lo miró y alegremente le dijo:

—Que buen humor que tienes Lu, ojalá fuera así todos los días.

—He dormido un poco más de 8 horas, esa es la razón.

—El detective Oh ¿tiene algo que ver?

Sorprendido por la pregunta de su madre; sonrió negando con la cabeza. 

—Claramente él no tiene ningún derecho sobre mi. 

—Es guapo, inteligente y todo un hombre—. La madre del detective parecía ser más cautivada por Oh Sehun que su propio hijo; pero al final del todo la pobre mujer quería lo mejor para Luhan y veía en su compañero muchas buenas razones para integrarlo a la familia. 

—Adiós mamá tengo que ir a trabajar —dijo recogiendo sus cosas.

—¡Te amo Lu! —la mujer gritó y con un largo suspiro vio como su hijo se marchaba. 

Luhan había recibido un mensaje de Sehun para tratar el tema en su casa, ya que había encontrado algo que podía servir para encontrar al asesino. Si bien las cosas entre ellos no había progresado, intentó dejar los temas personales a un lado y enfocarse en lo laboral. Seguramente ese era el pensamiento del rubio cuando tocó el timbre del departamento del más alto, pero cuando entró topándose con un Sehun a medio levantar recién bañado y con mucha fatiga sobre él, claramente se olvidó el motivo de su visita. 

—Me hubieses dicho que venga más tarde—. Con mueca de desagrado, el rubio se sentó en el sillón de la sala.  

—Yo no veo cual es el problema—. Levantando los hombros como signo de despreocupación, el detective ni se inmutó al estar semidesnudo frente a su colega, es más, éste ya lo había visto todo aquella noche cuando compartieron una velada juntos. No hay nada de que preocuparse.

Sehun miró a Luhan y éste le correspondió, lamentablemente esa unión de miradas solo duró unos segundos porque el que la rompió fue el Detective Xiao quien la desvió para agarrar un cuadernillo donde había algo escrito: 

—Son algunas cosas que tenemos sobre él psicópata.

—Sé leer Sehun, ya veo lo que es—, de mala gana respondió quien yacía sentado en el sillón. 

Cansado del reproche y la constante resistencia que ponía el rubio, Sehun se lanzó sobre el mueble quitándole a su compañero el manojo de hojas bien apiladas gracias a un gancho que impedía su desorden. 

—¿Qué haces? para... no... agh...— Luhan se volvía a quejar mientras sentía sobre su cuello unos besos calientes y húmedos que el otro hombre iba dejando. 

Reclinándose completamente sobre el sillón y dejándose llevar por el ambiente; el Detective Xiao abrió sus piernas para que Sehun pueda acomodarse entre ellas y así también dándole la completa libertad para que toque su cuerpo haciéndolo sentir vivo, querido y deseado. 

La toalla que cubría la parte íntima del pelinegro fue arrancada por Luhan quien aprovechó el momento para también tocar aquel miembro viril que pedía a gritos una muestra de cariño.

—Mmm —gimió el alto cuando sintió un toque delicado en la parte inicial de su longitud el cual iba subiendo lentamente hasta llegar a su glande. Y así repitiendo el proceso; masturbó a su colega.

Conociendo el campo de juego muy bien; Luhan sabía que con solo eso no iba a llegar a complacer a su compañero al máximo, por eso arrojándose al suelo para estar a una posición más justa reemplazó su mano por su boca y emulando estocadas hizo llegar al otro al orgasmo.

7 Pecados capitales - HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora