Carta no. 4

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Simon Snow:

extraño.

Prueba de ello es esta carta. O mejor dicho, todas ellas.

Siempre me ha dado la impresión de que cuando escribes para alguien, esa persona está de alguna forma más cerca de ti, así que lo hago.

Creo que comencé a hacerlo cuando mi madre comenzó a salir de viaje durante mi infancia. Dice mi padre que constantemente escribía en mi diario como si me dirigiera a ella, así que me compró estampillas y me enseñó a llegar a la oficina postal en bicicleta.

Probablemente a ti te importe poco mi madre o mi padre o las estampillas del correo o yo. A veces incluso me parece que ni siquiera te tomas la importancia que mereces. Por Melín, ¡eres Simon Snow! El hechicero más poderoso de todos los tiempos. Los chicos de primer curso llegan usando loncheras con tu rostro, eres literalmente su ídolo. Y aunque a veces parezca que se te sube a la cabeza (también he llegado a pensar eso), no me parece que cuides de ti como deberías hacerlo.

Cuídate este verano, Simon. Aliméntate bien y vuelve a salvo a Watford. El mundo de los hechiceros necesita de ti.

Yo necesito de ti.

Atentamente:
V.

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